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El Presidente de la RFAE denigra a los pilotos acrobáticos y a la Aeronáutica Española


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Este señor, que, no lo olvidemos, representa a un importante colectivo del mundo de la aeronáutica española, no solo se atreve a descalificar a sus pilotos. Además, se atreve a razonar que el tercer puesto obtenido es inmerecido. Y, para ello, justifica sus palabras argumentando lo que otros equipos habrían realizado en el supuesto de que los pilotos españoles hubieran participado representando a España. Según sus propias palabras, si el Equipo Acrobático Español (aquí sí están justificadas las mayúsculas) hubiese participado bajo el paraguas de la RFAE, habría obtenido un sexto puesto en el mejor de los casos. Y ello debido a que en ese caso, otros equipos habrían actuado de distinta forma, impidiendo la tercera posición del equipo español. Lejos de conformarse con jugar al “what if”, es decir, a imaginar un escenario ficticio donde reinventa la historia, cual pitoniso con bola de cristal, también se anima a afirmar que, incluso con el tercer puesto obtenido, tampoco hubiese sido un buen puesto para la selección española. Dicho de otro modo: el presidente (en minúsculas) de la RFAE reinventa las reglas del deporte, y sólo valora el primer puesto como bueno, quizás el segundo, pero, al parecer, no el tercero. Simplemente increíble. Reflexionemos un poco, y sigamos con este argumentario y con esta lógica.  Porque, si jugamos a adivinos, estaremos todos de acuerdo que, una vez se abre la veda, a este juego podemos jugar todos. Señor presidente (en minúsculas): usted afirma que, de haber participado el equipo español representando a España, el equipo habría quedado sexto. Es decir, y tal como argumenta, otros equipos habrían realizado actuaciones con mejores puntuaciones que la de los españoles. Muy bien. Permítame que use este mismo argumento para razonar lo siguiente: si usted hubiese dejado el cargo cuando, a raíz de su incompetencia como responsable de tan importante entidad como la RFAE, hubiese aceptado de forma sincera y humilde que no se valora su labor, no podría asumir la responsabilidad que supone dicho cargo, y ello hubiese llevado a nombrar a un nuevo Presidente.

 De este modo, con un Presidente en condiciones, dispuesto a trabajar de verdad por sus pilotos, tendríamos ahora a un equipo acrobático que: 1.- No tendría que estar pagando de su bolsillo lo que debería pagar la Federación.2.- Representaría a España de forma oficial en todos los eventos nacionales e internacionales.3.- No debería someter su esfuerzo constante a soportar las injurias de aquel que les representa.4.- Y, lo más importante: el equipo acrobático, en el pasado campeonato internacional, además de haber representado a España, y gracias al apoyo de un Presidente en condiciones de ocupar ese puesto, habría hecho que el equipo fuese Campeón y Medalla de Oro. Es decir: sin usted, España sería Campeona. Sin usted, no sólo habríamos quedado terceros, sino primeros, y además con el total reconocimiento de aficionados y público en general. En resumen: sin usted, las cosas funcionarían. Ya no mejor; simplemente, funcionarían. ¿Lo ve, señor presidente? Puede usted ver, y comprobar, que sus propios argumentos no acaban en sus propias palabras. Al contrario, pueden extenderse y llevarse a terrenos que, probablemente, no le sean tan propicios. Es el problema de intentar justificar lo injustificable con un argumento tan falaz como la adivinación y el acertijo de una historia alternativa, que sólo existe en su mente y en su creencia de la ingenuidad de los demás. Porque, si usted se permite el razonar lo que habría ocurrido con un equipo acrobático representando a España, del mismo modo, y con los mismos instrumentos, otros podemos razonar lo que habría hecho ese equipo si hubiese tenido a un Presidente que hubiese apoyado sin paliativos a su equipo acrobático bajo cualquier condición, como es su deber y su responsabilidad. ¿Qué le queda, señor presidente, tras esta ofensa a los pilotos acrobáticos, y, por extensión, a todo el mundo de la aeronáutica, al que yo, como aficionado, me siento muy integrado? Le queda dimitir, y reconocer que sus palabras en el diario ABC son una vergüenza para la familia aeronáutica española.  Si tiene algo de decencia, dimita usted ya, y permita que otro tome el mando de este estupendo y maravilloso grupo de pilotos españoles, que se lo dejan todo, piel, dinero, y esfuerzo, en llevar a la aerónautica acrobática española a lo más alto. Ellos se lo merecen. Nosotros, los aficionados, también.

Dimita usted ahora, y deje que los pilotos hagan su labor. Ellos han demostrado con el bronce que son unos excelentes representantes de la Aeronáutica Acrobática Española. Intente usted estar a su altura, dejándoles volar, física y figuradamente, para seguir ganando medallas para nuestro país. Ellos se lo merecen. 

Y, de este modo, podrá usted salvar algo del honor que ha perdido con sus palabras.

 

Aprovecho la presente para mandarle otro cordial saludo de un aficionado a la aeronáutica.


 


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