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Conferencia de Luís Lavín: debriefing


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Luís Lavín nació en 9 de Marzo de 1925. Durante la guerra, su padre trabajó en la Embajada rusa en Madrid. Viendo el carácter de como se desarrollaban los acontecimientos, decidió, al igual que miles de padres españoles, enviar a sus hijos fuera de España. Gracias a los contactos en la Embajada, consiguió embarcarlos en el famoso barco Habana, con destino a Rusia, en principio para unos pocos meses. Según explicó Lavín, el por entonces tenía 12 años, un año mayor para poder embarcar, por lo que su padre pudo falsificar la fecha de nacimiento y en su documentación aparecía como si tuviera 11 años. Lo mismo hizo con su hermana, que por aquel entonces tenía 11. Explicó también cómo muchos de los niños que iban en el barco desembarcaron en Francia y cómo ellos continuaron el viaje hasta Leningrado, donde varios buques rusos de combate les brindaron con una gran bienvenida. Una vez allí, y pasadas algúnas semanas, los enviaron a todos en tren a Crimea. Allí les dieron educación, alojamiento y varias facilidades. Cierto día, al cabo de algún tiempo, un pequeño tanque ruso les ofreció una visita, a modo de jornada de puertas abiertas. La WWII ya había estallado en Europa y vivían momentos de tensión.

Lavín comentó que aquello era como una lata de sardinas y que se iba golpeando con todo lo que había allí dentro. Ese fue el momento en el que él y unos cuantos más de sus compañeros, decidieron que querían ir a la aviación. Pasaron la comisión médica, pero se encontraron con el obstáculo que sólo podían ir a la aviación los soviéticos, y ellos eran españoles. Además Lavín contaba en ese momento con 15 años y el mínimo eran 17. Consiguió la nacionalidad soviética con unos métodos un tanto fuera de lo común, que al explicarlos provocó una sonora carcajada entre los asistentes. Al parecer conocían ciertos pasajes oscuros de Dolores Ibarruri, que se encontraba allí con ellos, y la "convencieron", mediante hacer público estos pasajes, para que les consiguiera la nacionalidad. Lavín también consiguió falsificar sus documentos para que apareciera su fecha de nacimiento en 1923 y así poder ingresar en la aviación. Explicó también los estudios a los que se vieron sometidos y la dureza del mundo militar durante la guerra.

Fue asignado al grupo de defensa de aeródromos y voló Yak-1, LaGG-3, La-5 y La-7 durante el conflicto. Uno de sus compañeros desertó a Turquía, llevándose uno de los aparatos, lo que posteriormente le ocasionó a él y a sus compañeros una serie problemas. Explicó también varias anécdotas de la vida en los aeródromos, centrándose su relato más en la vivencia personal que en los aspectos técnico o de vuelo. En una ocasión, uno de los mecánicos de su base saboteó un par de aviones, cambiando los cables del timón de profundidad, invirtiéndolos. Así cuando se empujaba la palanca par descender, el aparato subía y viceversa. Uno de sus compañeros murió al despegar por esta causa. Su avión trepó en la vertical, entrando en pérdida a baja altura y cayendo al suelo. Su jefe de Grupo tuvo más suerte y consiguió "aterrizar" en unos árboles. Fue allí donde detectaron el problema. Ni que decir tiene que el mecánico fue fusilado. Así funcionaban las cosas en aquel entonces.

Otra anécdota que comentó ocurrió cuando se les ordenó interceptar a un gran grupo de aviones que habían detectado los radares. Una vez en vuelo comprobaron que se trataba de una formación de B-17 americanos, por lo que rompieron el contacto. Pero uno de los pilotos soviéticos iba rezagado y no recibió la órden, abriendo fuego y tocando a dos Flying Fortress. Uno fue derribado y el otro logró aterrizar en el aeródromo de Lavín. Los aviadores americanos fueron bien acogidos y al explicar que eran tan borrachos como los propios rusos, arrancó otra sonora carcajada.

Durante el conflicto, el grupo de defensa tenía prohibido acercarse al frente, pero en otra ocasión lavín y su jefe decidieron hacer una escapada por el mismo. Volando a menos de 50 metros y gran velocidad, atravesaron la línea del frente y lograron acercarse a un aeródromo alemán. En ese momento estaban despegando dos Bf-109. La torre avisó de la aproximación de los La-7 y el líder alemán rompió hacia un lado, llevándose con el a su acompañante y cayendo ambos al suelo sin que los rusos disparasen un solo tiro. Inmediatamente Lavín y su jefe pusieron rumbo a su base y aterrizaron sin más, callando lo ocurrido, puesto que habían desobedecido las órdenes.

En una ocasión, estando en tierra, divisó una formación de aviones enemigos, por lo que se dirigió a comunicarlo al Cuerpo de Guardia. hacía poco que lo habían destinado a otra base y no conocía la situación del mismo, por lo que se acercó a un puesto de centinela para ser informado. Allí encontró al soldado durmiendo sobre el estabilizador de cola y lo despertó para preguntarle. Luís Lavín no hablaba bien el ruso, lo que en un principio extrañó al centinela ( sorprendido durmiendo) y lo confundió con un espía. Así, bayoneta en mano, lo condujo al cuerpo de Guardia, donde al preguntar en la entrada el santo y seña, inmediatamente Lavín lo pronunció, sorprendiendo aún más a su captor. Además, en la entrada montaban guardia dos españoles que reconocieron de inmediato a Lavín, y puso en evidencia al centinela que lo había capturado. Lavín no mencionó que lo había sorprendido durmiendo, puesto que le habría supuesto un gran mal al soldado.

Luís Lavín estuvo en varias ocasiones al borde de la muerte, como cuando nos explicó cómo disparaban en tierra a una bomba para ver quién acertaba en la espoleta. Por suerte todos fallaron. O como cuando su avión fue alcanzado una vez que volaba a baja cota por un proyectil de pequeño calibre disparado al azar que agujereó un conducto hidráulico, lo que provocó graves daños en el avión, dejándolo sin controles hidráulicos y la cabina llena de aceite del motor. Logró volver a la base y aterrizar el avión sin flaps en la corta pista del aeródromo sin mayores consecuencias. Y así una anécdota tras otra hasta el 9 de Mayo de 1945, día que finalizó la guerra para los rusos, donde nos explicó, a la pregunta del moderador, que lo celebraron con la Gran Borrachera.

Después de finalizada la contienda, intentó cambiar su carnet militar por el pasaporte con la nacionalidad soviética, pero debido a la deserción que ya he comentado más arriba, el pasaporte venía "sin nacionalidad". Él, al reclamar que era ciudadano soviético, le rompieron delante suyo la documentación que así lo acreditaba, dejándolo entonces sin la preciada nacionalidad soviética. Se dirigió entonces a la Cruz Roja, donde guardaban duplicados de su documentación que lo acreditaba como Niño de la Guerra proveniente de España. Al final, después de batallar durante un año, le otorgaron un pasaporte con la nacionalidad soviética.

Hasta el año 1993, cuando un programa del ejecutivo español les brindó la oportunidad a todos estos niños de volver a su país natal con una serie de ventajas como una pensión de jubilación y un hogar. Pero una serie de acontecimientos lo dejaron a él y a su mujer, así como a varios de sus compañeros, en una verdadera situación de desamparo económico y social en su país natal, España.

Actualmente Lavín sobrevive con una pensión escueta y sin la vivienda prometida para él y su esposa, y continúa batallando para resolver está injusticia que ha cometido el Gobierno español con esos Niños de la Guerra que volvieron a España y se encontraron con que el ejecutivo de su propio país les da la espalda. Luís Lavín, español y soviético de 82 años, continúa luchando en estos tiempos por conseguir un trato digno y un reconocimento más que merecido que, de haberse quedado en Rusia, ahora tendría, pero que su propio país le niega. Hay una gran deuda con este señor alto y delgado, con un gran sentido del humor, con un par de decenas de condecoraciones en su pecho y con 12 posibles derribos en su haber, y con los otros Niños de la Guerra. Esperemos que en breve pueda ser saldada.

Redacción: Mazur


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