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Martínez, aquí hay negocio y usted no lo había visto


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Abandonados a su suerte. Cuando a finales de los noventa, y sobre todo los primeros años de esta primera década del siglo XXI, algunos gurús y expertos vaticinaron el fin de la simulación aérea, importantes empresas del sector del videojuego y del hardware abandonaron a su suerte este hobby, afición, deporte, o como se le quiera llamar. Pasados los años, cuando en Ubi Soft y Electronic Arts nadie se acuerda de que desarrollaban simuladores excepto los más viejos, y cuando su negocio es vender el mismo producto una y otra vez con una vida de quince o veinte horas, cuando la propia Microsoft abandona el barco de la simulación para centrarse en su consola, resulta que... Hay negocio, después de todo.  Es importante recalcar que no estamos en contra de las consolas, entre otras cosas porque algunos tenemos una consola en casa y la disfrutamos siempre que podemos. Sin embargo también vemos con horror cómo un juego que ha costado unos sesenta euros se acaba en unas pocas horas, y decidimos que la próxima vez lo compraremos de segunda mano. Claro que ahora la estrategia es la venta a través de descarga (véase la nueva PSP Go y las estrategias de SONY y Microsoft de cara al futuro, que pasan por la venta online, o el propio sistema Steam de PC, etc). Por supuesto, ya se avisa de que los precios serán prácticamente los mismos.

También entendemos que cada empresa reorienta su negocio hacia donde quiere. Pero dejar atrás a clientes que habian sido fieles de forma abrupta es algo que obviamente no gusta. En el caso reciente de Microsoft, el abandonar Flight Simulator supone, además de los miles y miles de aficionados, dejar a toda una industria de añadidos y hardware sin solución de continuidad, tal como comentamos en su momento. X-Plane parecería el heredero más inmediato, pero sin duda, aunque Flight Simulator sigue muy vivo y lo estará durante años, si nadie se hace cargo de este producto se producirá una deriva clara que tendrá efectos diversos. ¿Simuladores? Ni mucho menos: ¡consolas! No es para sorprenderse. Los ejecutivos que venden juegos para la Wii y para la Nintendo DS cuentan su estrategia en base a productos sencillos, de fácil desarrollo, y que buscan un mercado de personas poco habituales de los videojuegos. Microsoft se ha volcado con su XBOX 360, y acaba de presentar Project Natal, que por supuesto quiere arañar un buen pedazo de pastel a la Wii y su Wiimote, y SONY, a la que últimamente casi todo le sale mal en este mundo del videojuego, presenta un mando similar al de la Wii, algo más sofisticado y preciso. Es decir, más de lo mismo. Es un mercado potencial en el que Nintendo ha olvidado a su público tradicional, y esto puede que le pase factura. Parece que SONY y Microsoft no cometerán el mismo error pero sí buscarán sacarle algo a Nintendo de su imperio Wii. Es curioso que estas tres compañías consideren sus nuevos productos hardware para el control 3D como las grandes estrellas del momento (en el caso de SONY y Microsoft acaban de presentar sus ideas en la feria E3), cuando en el mundo de la simulación estamos cansados de usar un instrumento 3D de alta precisión desde hace muchos años: el TrackIR. Pero obviamente hay que decir que las ideas son nuevas, y lo son, pero en el mundo del videojuego, no de la simulación, que es otro mundo desde cualquier punto de vista. El nuevo paradigma de la simulación. Esa es la clave: la simulación ha cambiado, y ya no trata de videojuegos en su acepción clásica. Sí trata de software de entretenimiento, por supuesto. También trata de entrenamiento básico para pilotos virtuales e incluso reales. Trata de simulaciones con mundos virtuales muy complejos en los que interactúan pilotos volando online desde sus casas. Recientemente la revista Fuerza Aérea hablaba de pilotos militares profesionales volando desde España y Alemania como una gran novedad tecnológica, cuando llevamos años volando así los aficionados. De nuevo el desconocimiento es la causa de este tipo de observaciones. En los mundos virtuales de vuelo para PC, las leyes del mercado son distintas que en los videojuegos, porque también lo son el “target”, como gusta decir a los expertos en marketing. Es decir, el público objetivo. Microsoft lo tiene claro: adiós a todo lo relacionado con la simulación. Abandonó un excelente producto como los joysticks Sidewinder, y ahora abandona Flight Simulator. La apuesta de Microsoft es clara: guerra a SONY con su XBOX 360, y millones de dólares gastados en vencer al gigante japonés mediante la compra de licencias famosas y una publicidad agresiva, amén de desarrollos de videojuegos de gran presupuesto. Otros dos gigantes como Ubi Soft y Electronic Arts ya lo hicieron en el pasado, y actualmente sólo Ubi Soft sigue manteniendo la distribución del esperado Storm of War: Battle of Britain, aunque suponemos que también se deshará de este producto. Electronic Arts nos trajo, en su acuerdo con Janes, grandiosos simuladores en los noventa que quedan para el recuerdo. ¿Hay negocio? Sí, pero no el del videojuego. Sin embargo, sí hay negocio. Vaya si lo hay. Obviamente, no puede compararse con los cien millones (100 millones) de copias vendidas de “Los Sims” y sus expansiones. Eso está claro. Pero las empresas rusas o, en general, empresas del este de Europa, han visto el vacío dejado por las empresas occidentales, y se han lanzado a cubrir el mercado. Algunas ya estaban con nosotros en los noventa y sufrieron fuertes cambios, y otras han nacido al calor de las nuevas oportunidades que en occidente no interesan. Las empresas rusas se han adaptado, han comprendido que el perfil de negocio de la simulación es distinto, y han comenzado a tomar posiciones muy claras y a sacar provecho de ello. Con equipos pequeños y muy especializados, asistimos a una nueva generación de simuladores que dejan todo lo anterior en un paseo por el campo. Occidente es hardware y X-Plane. Naturalmente, las empresas occidentales buscan sus oportunidades. Y estamos asistiendo a un curioso fenómeno según el cual, el software viene del este, y el hardware, no sólo no cesa de venir de occidente, sino que se incrementa en cantidad y calidad. Empresas occidentales que tradicionalmente habían cubierto, de manera más o menos general este sector del mercado, comienzan a ver que las ventas crecen y que existen oportunidades. Saitek es un ejemplo claro, y Thrustmaster, fabricante del HOTAS Cougar, también lo ven. El Saitek X-36 dio lugar al clásico X-45, éste al X-52, y finalmente al X-52 PRO, cada uno de ellos mejorando las prestaciones del anterior. Sus pedales también han sido un éxito. Otra empresa muy veterana es, por supuesto, CH, que sin embargo se ha quedado atrás en modelos que, aunque siguen siendo de gran calidad, deberían ser actualizados, y posiblemente lo sean en un plazo corto o medio de tiempo. El HOTAS Cougar de Thrustmaster es otro clásico que ha resistido el paso de los años, si bien con cierta merma de calidad y acabados. Logitech ha tenido siempre joysticks de vuelo, pero han sido de una calidad media-baja. Parece un poco extraño, ya que conocemos a esta empresa por la alta calidad de sus productos, ratones, trackballs, teclados, sonido, etc. Los joysticks no eran malos pero distaban mucho de poder competir con otros. Ahora parece que ha visto que su competidora Saitek estaba empezando a ganar dinero con su hardware, y ha diseñado un sistema HOTAS, de nombre Flight System G940. Un producto que tiene un aspecto y especificaciones interesantes y que sin duda quiere competir a nivel tecnológico con el HOTAS Cougar y con el X-52 PRO. Varias personas en el foro han dado sus opiniones, pero sin duda será cuando lo tengamos a mano el momento de sacar algunas conclusiones.  De entrada, es una buena noticia, para los aficionados, que Logitech se aproxime a un mundo más serio de la simulación con este nuevo sistema HOTAS, y por apostar por este mercado. Y lo es, en nuestra opinión, por dos razones: por su interés en la simulación como mercado potencial, y porque es una empresa muy conocida, lo cual hará que nuevos interesados se pregunten por este hardware y sus posibilidades. Algunos novatos incluso podrán comenzar a distinguir un arcade de aviones como Hawx de un simulador serio. Un mercado por explotar. El mundo de la simulación sigue siendo una especie de “coto privado” minoritario, pero sin duda en España esta situación es tremendamente más acusada que en otros países de nuestro entorno. El sector aeronáutico aún está distante de la simulación en PC, aunque comienzan a verse signos de que esto está cambiando poco a poco. El Ejército del Aire también comienza a ver las muchas posibilidades de estos sistemas, y a apostar por ellos. Pero estamos muy lejos de alcanzar a Francia, Alemania o Inglaterra en el desarrollo de actividades, como por ejemplo la Low Land Tiger Meet, que cada año sorprende. Bélgica a incorporado Flight Simulator con una expansión concreta para formar a sus pilotos militares de aeronaves de transporte, y en Estados Unidos llevan años usando X-Plane con propósitos similares. No se trata de demostrar que un simulador de PC puede formar a un piloto. Eso ya es una realidad palpable y tangible. Se trata de engranar el simulador de PC en el mundo profesional, con ejemplo como el Boeing 737NGV de L´Aeroteca, que sorprende incluso a pilotos profesionales.  Es evidente además que el simulador de PC tiene muchas limitaciones. Naturalmente, pero un PC de 2009 no es un PC de 1999. La potencia de un PC actual iguala y supera a simuladores profesionales de hace 10-15 años, y hace 10-15 años muchos pilotos eran perfectamente formados en esos simuladores. Las limitaciones de ángulo de visión y de movimiento son obvias, pero eso es tan evidente que no vamos a entrar a valorarlo.  En medio del panorama desolador que supone en España ver cómo el mundo de la aeronáutica ignora sistemáticamente la simulación aérea, una revista aún joven y emprendedora como Aerowings publica cada mes un artículo y alguna nota sobre simulación. Aunque de momento se centran en Flight Simulator, también tocan hardware diverso. En cualquier caso, es grato ver que alguien, en el mundo de la aviación real, se acuerda de los que llevamos años volando virtualmente. No es lo mismo, pero cualquier piloto real ha volado su buena dosis de vuelo simulado. El futuro no es de color rosa, pero no es de color negro. Terminamos esta diatriba en la que nos hemos cargado, una vez más y como es habitual en nosotros, toda forma de vida simulada en una crítica ácida que tanto nos gusta, y de la que suelen acusarnos de ser “siempre negativo y nunca positivo”. Es una forma en realidad de buscar el equilibrio. No estamos por la labor de buscar una forma de suicidio (virtual) por la situación en la que nos encontramos respecto a la simulación en este país, pero sí de realizar alguna crítica, ya que poca crítica se hace, sobre este tema. Eso implica por supuesto opiniones negativas hacia nosotros de algunos sectores, pero ya estamos acostumbrados y perfectamente adaptados. Será necesario ir abriendo puertas y ventilar el aire que desde hace años nos ha tenido prisioneros en una burbuja de grandes logros sucedidos allá por la Edad Media, y mirar adelante con entusiasmo, además de con ganas de hacer grandes cosas. Precisamente es lo que buscamos en el E-69, y el ejemplo más claro son los jóvenes pilotos de las diferentes Alas y sus continuas actividades de simulación. Gente joven que se incorpora con ganas de hacer cosas interesantes, y gente experta, también joven, que les ayudan y que mantienen viva la llama. Todo lo demás es accesorio y secundario, incluidas las viejas glorias del pasado, como el que suscribe estas líneas, que están ya más con un pie allá que acá.  Gente joven y con ganas, sin prejuicios, y que no han oído las mismas historias del pasado repetidas mil veces, son los valedores de una nueva simulación en este país. Entre todos ellos saldrá la gente que prenda la llama de una nueva forma de hacer y de ver la simulación. Y si además la industria y la aeronáutica les apoyan, las posibilidades son ilimitadas. Es un mensaje de futuro que nos gustaría compartir con el amable lector, para que quede claro que, nosotros también, a pesar de que pueda parecer una utopía, podemos ser positivos.


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