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ATCs en España: Aterriza Como Puedas


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Pero centrémonos en la aviación comercial y general con profesionales, pilotos privados, ATCs, ATMs, y en general con cualquiera que haya tenido que lidiar con organismos caducos como AENA. Leamos revistas del sector, repasemos los foros especializados, y saquemos una conclusión: parafraseando a un político de hace unos años que comentó el desastre de la justicia, podríamos decir que “la aviación en España es un cachondeo”.El caciquismo de la política española.Es indiferente. Es igual quién gobierne, si es el PP, el PSOE, o quien sea. Esto no es un tema de política. Es un tema de carácter. El problema es que, en este país, se siguen dando “decretazos” autoritarios que pretenden imponer una falsa moral de superioridad “porque yo lo valgo”. El ministro Pepe Blanco no ha hecho otra cosa que seguir ese rito ancestro español que especifica que la fuerza y el poder son la base del gobierno. ¿Cómo se lleva a cabo? Se sigue siempre el mismo criterio: primero, se acusa. Luego, se tergiversan los datos. Se ensalzan los datos que interesa ensalzar, y se ocultan la gran cantidad de aspectos que podrían ser útiles a la parte contraria. En este caso, la desidia de los distintos gobiernos por actuar de forma consensuada, organizada, y, sobre todo, contemplando otros modelos más avanzados que funcionan perfectamente desde hace décadas en el resto de Europa. El paso siguiente es usar los medios de comunicación para promover una campaña de desprestigio, presentando, como se ha hecho ahora, a los ATC como una especie de potentados capitalistas sin escrúpulos, causantes y culpables de todos los males de la aeronáutica civil española. A continuación, se tapan las causas que han llevado a esta situación. Un buen decretazo, y todo solucionado.Finalmente, se procede a redactar un decreto ley que impone a los ATC unas reglas totalmente fuera de juego, bajo amenazas tan presuntamente olvidadas desde el franquismo como la amenaza de despido inmediata, e incluso con colocar controladores militares si es necesario durante la semana santa. Todo ello, por supuesto, sin tener la más mínima idea de la problemática técnica que supone gestionar el espacio aéreo moderno. A ciertos políticos no les importan esos “pequeños detalles”. Ellos están por encima. Como el hecho de colocar sistemas automatizados de control de vuelos, y, si por ellos fuera, poner a becarios controlando el espacio aéreo por mil euros brutos al mes.Pero, lo que más miedo da en todo este asunto es la prepotencia. Usar a las masas para la causa, y decretar a golpe de norma estricta y sin ningún tipo de consenso, nos retrotrae a tiempos que se creían olvidados de dictadura pura y dura. Y el problema, el triste problema, es que se considera con sinceridad que esta es la forma de gobernar y de gestionar un asunto tan tremendamente complejo y lleno de matices como es la actividad profesional de los ATC.“Es que ganan mucho dinero”.¿Que ganan mucho dinero? Por supuesto, se puede discutir todo lo que se quiera sobre este tema. ¿Quién es, sin embargo, el responsable último de esta situación? Si yo a mi jefe le pido un sueldo de un millón de euros al mes y me lo concede ¿quién es el responsable? Si yo tengo un contrato de 100 horas y he de trabajar 50 más para cubrir los servicios necesarios, y esas horas se pagan a dos o tres veces más que la hora estándar, ¿quién es el responsable? Si se han adquirido unos derechos, ¿quién tiene ahora la potestad y la desvergüenza de eliminarlos por un decreto puro y duro que sólo busca una solución para unas de las partes? Si en televisión aparece un ATC durante un minuto dando su punto de vista, ¿por qué el gobierno aparece durante media hora? ¿Qué proporcionalidad es esa? ¿Dónde está la libertad y el derecho de explicar y escuchar cada punto de vista?Obviamente, a la nueva cacicada del gobierno de traer ATCs militares o extranjeros al control aéreo español, la respuesta no se ha hecho esperar. Los ATC militares tienen un trabajo tremendamente distinto a los requerimientos técnicos y formativos de que disponen sus compañeros civiles. Y en Europa ya han dejado muy claro que no se va a apoyar esta norma impuesta del gobierno frente a los ATCs españoles. Dicen que quien siembra vientos, recoge tempestades. El gobierno, con estas actitudes, sólo siembra el mal para el futuro. Se prevén problemas graves en en control del espacio aéreo español, y se prevén nuevas campañas difamatorias contra los ATC, usando todos los poderosos medios que el gobierno tiene a su alcance.Durante años, la aeronáutica civil y general ha sido un cachondeo. Lo sigue siendo hoy en día. Matricular una aeronave, solicitar revisiones por horas de vuelo, algo tan sencillo como obtener un certificado, como conseguir un permiso de exhibición, y cualquier otra por pequeña que sea, son gestiones que se alargan en el tiempo de forma exponencial. Todo es burocracia y todo es caciquismo de unos pocos que controlan todo un engranaje enorme, viejo, caduco, y necesitado de pasar de la válvula de vacío al chip integrado. Porque los ordenadores sí incorporan chips, pero quienes gestionan los servicios aeroportuarios españoles acaban de inventar la válvula de vacío y la rueda dentada.

Lamentablemente, las consecuencias de estas actitudes dictatoriales las vamos a pagar todos. Y las vamos a pagar durante muchos años más. País, que dice Forges. País, sin duda. Y qué país señoras y señores.


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