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Wings of War: Battle of Britain, Blackshark, y el sueño de un aficionado


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Blackshark es un ejemplo de potencia gráfica y calidad fuera de toda duda

“Todo a tope”, el sueño (imposible) de muchos aficionados.La historia es la de siempre: estamos contentos con nuestro PC. Después de un tiempo de esfuerzo, hemos conseguido una configuración donde nuestros simuladores se ejecutan prácticamente con todo “a tope”, es decir, en configuración gráfica máxima. Los gráficos lucen bellos, las nubes son maravillosas, y los escenarios se muestran increíbles, por no hablar de nuestros aviones, helos, submarinos, coches, con todo lujo de detalles. Y cuando hemos empezado a creernos que, por fin, tras una buena inversión, vamos a tener equipo para tiempo, llega alguien, como por ejemplo Oleg Maddox, y dice, además con toda la tranquilidad del mundo: “La configuración de un PC que ejecuta IL2 Sturmovik: 1946 con todo a tope, será la mínima para ejecutar Wings of War: Battle of Britain” (ver entrevista). Entonces empezamos a plantearnos seriamente muchas cosas, como revisar nuestra vacía cuenta corriente, que parece un agujero negro en el centro de la galaxia. Vamos a hablar de ello y de cómo afrontarlo, y vamos a ver algunas políticas relacionadas con este tema por parte de las distribuidoras.Simulación, ventas, y distribuidoras, un combinado explosivo.Bueno, este subtítulo es un poco amarillista, pero hay que reconocer que hay bastante de verdad en ello. En general, cuando aparece un nuevo simulador en el mercado, sufrimos lo indecible con sus especificaciones técnicas y con su distribución. Hablando de especificaciones exageradas, unos cuantos casos clásicos son Falcon 4, Lock On, o las últimas versiones de Flight Simulator (aunque es aplicable casi al 100% de los simuladores). Por activa o por pasiva, los desarrolladores recomiendan siempre un equipo de ultimísima generación para poder ejecutar su software. Es el caso de Lock On, y sobre todo y más recientemente de Flight Simulator X, el mismo desarrollador confiesa que es un software diseñado para una o incluso dos generaciones de PCs en el futuro. Puede que algunos lo hayan olvidado, pero Lock On (LOMAC) nació para tarjetas que todavía no existían, y que tardarían en aparecer un par de años. Es ahora, con las series 7XXX de NVIDIA y 16XX-18XX y 19XX de ATI cuando realmente LOMAC rinde a pleno rendimiento. En cuanto a Flight Simulator X, el reciente parche SP1 ha mejorado algo las prestaciones, pero sigue necesitando equipos del futuro.Leyendo foros españoles y extranjeros, uno no deja de sorprenderse por la cantidad de comentarios críticos hacia las especificaciones de un nuevo simulador. Y, cuando el creador, en este caso Oleg Maddox, indica que, efectivamente, vamos a necesitar una máquina de proporciones bíblicas para ejecutar su producto, muchos sudan y se llevan las manos a la cabeza. Que si necesitaremos DirectX 10, que si Windows Vista, que si tres gigas de RAM, que si una Geforce o ATI de 600 euros...Hay aquí que aclarar dos cosas, que son importantes en nuestra opinión: primero: un equipo moderno podrá ejecutar Wings of War: Battle of Britain (BoB), la nueva criatura de Oleg Maddox. Segundo: qué nivel gráfico podremos obtener con un equipo moderno es un completo misterio en este momento. La cuestión es ¿hasta dónde está llevando Oleg Maddox y su equipo la tecnología? ¿Se están apuntando al carro del “en dos años podrás ejecutarlo” como ha hecho Microsoft con Flight Simulator X, o, por el contrario, un equipo de última generación podrá ejecutarlo con “todo a tope”?Bueno, Oleg de momento no se compromete a dar especificaciones, y eso es normal. También es normal que advierta de importantes requerimientos para su simulador. ¿Cuándo no ha ocurrido? También es muy normal que Oleg indique claramente que su simulador va a necesitar un equipo potente. Si una pieza de software que quiere destacar de altísima calidad puede ejecutarse sin problemas en un 486, es que algo falla: o nos han engañado durante veinte años, o no va a ser tan espectacular.Nuestra opinión.En realidad, creemos, en nuestra modesta opinión, que Oleg va a seguir la trayectoria de siempre. No tiene motivos para cambiar lo que ya ha funcionado durante bastantes años. Si eso es así, no hay demasiado de que preocuparse. Oleg siempre ha desarrollado sus simuladores de tal forma que puedan ser ejecutados en equipos de gama media. La saga IL2 apareció en 2001 y podía funcionar sin problemas en equipos bastante estándar en ese año. Desde entonces, este producto ha ido evolucionando a la par que el hardware, y hoy en día su última versión, IL2 Sturmovik: 1946, que es un pack de las últimas versiones de sus simuladores, funciona incluso en equipos bastante modestos.Ahora bien, Oleg además ha ido mejorando el rendimiento del software, lo cual le ha permitido ofrecer más prestaciones sin necesidad de requerir productos que tuvieran la potencia acorde con esas mayores prestaciones. Eso se llama OPTIMIZACIÓN, una palabra que hoy en día está bastante olvidada en el vocabulario del informático de software de entretenimiento. Vamos a poner un ejemplo rápido con LOMAC, del que ya hablamos antes. Cuando apareció LOMAC a finales de 2003, este simulador tenía una optimización pésima, además de una cantidad enorme de bugs. La razón es muy clara: la distribuidora, Ubi Soft, presionó a Eagle Dynamics, la desarrolladora de LOMAC, para que sacara el simulador antes de la campaña de navidad. Esa presión dio como resultado que LOMAC, en su versión 1.0, fuera un verdadero desastre. No sólo aparecían bugs de forma alarmante (remitirse a las noticias de la época aquí mismo en el E-69), sino que además la optimización era pésima. Llegaba a tal punto que ni siquiera los mejores PCs de la época podían ejecutar LOMAC con una calidad decente y deseable. Entonces se habló de un simulador diseñado para el futuro, sí, pero ese futuro no era algo cosustancial al desarrollo de un producto ya de por sí muy ambicioso gráficamente y a nivel de físicas, sino que también tenía un acabado terrible.LOMAC 1.0 fue un ejemplo de cómo la presión puede dar lugar a un producto inacabado e incompleto. Otro ejemplo actual es Silent Hunter 4, que también distribuye Ubi Soft, y al cual el equipo de desarrollo fue sometido a una enorme presión para sacar un producto que tiene una cantidad de bugs enorme.LOMAC, y ahora Silent Hunter 4, son dos ejemplos de buenos productos que nacen de forma prematura y crean innumerables problemas a los usuarios. En ambos casos, la responsabilidad hay que achacarla a la distribuidora, que sólo entiende de fechas y de mercados, sin atender a la calidad final del producto. Es algo a lo que esta empresa ya nos está acostumbrando. Esto no es patrimonio de Ubi Soft por supuesto, la mayoría de productos de entretenimiento salen a la venta con la necesidad de dos o más parches para hacer estable el producto. La ventaja de poder descargar parches desde Internet se ha convertido en la comodidad de sacar un producto a medio acabar, con la seguridad de que luego podrá parchearse. Es un arma de doble filo de la que se está abusando cada vez más.Pero las desarrolladoras reaccionan, afortunadamente. Oleg Maddox lleva ya tiempo gestionando las salidas del producto de forma independiente al distribuidor Ubi Soft, lo cual permite una calidad que es la requerida para un simulador. En el caso de LOMAC, Eagle Dynamics rompió el acuerdo de distribución con Ubi Soft, hartos de las constantes presiones a las que estaban sometidos, y la versión 1.1 de LOMAC, Flaming Cliffs, apareció cuándo y cómo lo estimaron oportuno. De hecho, Flaming Cliffs sufrió varios retrasos que hicieron perder la paciencia a algunos, pero finalmente en julio de 2005 se puso a la venta con una calidad muy notable. No sólo mejoraba el simulador original, sino que además la sacrosanta palabra, optimización, era tenida en cuenta y llevada a cabo de forma eficaz. Tanto es así que Flaming Cliffs permitía volar a baja cota sin que el simulador pareciese un conjunto de bonitas diapositivas. No hubo presión de la distribuidora Ubi Soft, y los resultados fueron los esperados: calidad y un producto definido.En el caso de Silent Hunter 4, el problema estriba en que el equipo de desarrollo pertenece a Ubi Soft directamente, por lo que no tienen mucho margen de actuación. La salida de este simulador provocó lamentos variados entre los aficionados, y las posteriores versiones 1.1 y 1.2 mejoraron algo, pero no mucho, el simulador. Entonces, con un producto claramente inacabado, Ubi Soft decidió que ya había sacado el rendimiento que quería de Silent Hunter 4 a nivel económico, y anunció que no habría más parches. Esto indignó naturalmente a los aficionados, que querían tener el simulador en unas condiciones mínimas de uso. Finalmente, tras muchas protestas, Ubi Soft decidió crear un nuevo parche, eso sí, de nuevo con prisas. El resultado es la versión 1.3, que mejora muchos aspectos pero deja todavía aspectos importantes en el tintero. El resultado: un sentimiento claro de dejadez, de falta de interés. Un sentimiento de que se ha anunciado un producto que no cumple las expectativas prometidas. La presión de la distribuidora es nuevamente la responsable de un producto inacabado. Y si alguien duda de ello, sólo es necesario leer los foros de webs de mucho prestigio como la 24 Flotilla y Subsim.

Ni se entiende a los aficionados, ni les interesa, ni les importa su opinión, ni pretenden conocer sus intereses. Esa es la patente realidad actual, mal que nos pese. Aunque hemos de reconocer que las distribuidoras han realizado muchas acciones positivas en el mundo de la simulación, en estos tres últimos años es evidente que han cambiado de política, y ahora su objetivo son las consolas y los juegos que se consumen con rapidez. Es la misma situación que vivimos a finales de los noventa con Electronic Arts y su acuerdo con Janes, que tantos y buenos simuladores nos trajo, pero que decidieron abandonar en busca de unos productos mucho más rentables, por cuanto tardan menos en desarrollarse y tienen unas ventas masivas comparadas con las de los simuladores. Existen excepciones, por supuesto, pero son como gotas de agua en un mar de productos que en el extranjero tienen una importante distribución, y aquí son simplemente testimoniales.

Antidepresivos y ansiolíticos.Efectivamente, a veces en este hobby se pueden llegar a sufrir depresiones y ansiedad de forma indiscriminada. En realidad, no es para tomárselo así, estamos exagerando. Pero es cierto: la simulación levanta pasiones, somos muchos los aficionados que queremos más y mejores simuladores, y son pocas, y cada vez menos, las oportunidades de llevarnos un simulador de nivel al disco duro. Si además nos dicen que vamos a necesitar, como se dice vulgarmente, “un PC de la NASA” muchos temen que no puedan llegar a ver esa nueva joya de la corona entre sus manos.Pero, al final, las cosas no son tan graves. Ni mucho menos. Llevamos diez años con Falcon 4, y lo que le queda. Llevamos seis años con la saga IL2, con un éxito tremendo, y Battle of Britain promete seguir su estela. También llevamos cuatro años con LOMAC a la espera de Black Shark (que será la versión 1.2). Llevamos incontables años con Flight Simulator y muchos con X-Plane. Llevamos muchos años con la saga Silent Hunter. Y hay más ejemplos.Lo que queremos decir con ello, es que sería fantástico tener veinte simuladores al año, pero es indudable que los pocos simuladores que hay en el mercado son explotados y disfrutados de una forma impresionante. De hecho, muchos aficionados sólo usan uno o dos simuladores, a los cuales les sacan todo “el jugo”. Cuando un juego de consola puede durar, en general, entre 10 y 30 horas (con alguna honrosa excepción), un simulador puede estar instalado años y años y ser disfrutado con algunas actualizaciones. Es evidente que la relación coste/prestaciones de un simulador es enormemente beneficiosa para el aficionado.Para el distribuidor, acabamos de verlo, es al revés. El distribuidor quiere que pasemos por caja cuantas más veces mejor, y no le importa ni le interesa, en general, que un simulador se pueda disfrutar durante años. Por esa razón se abandona la simulación, y se va en busca de productos más rentables, además de que el mercado es bastante menor (según ADESE supone el 7% del mercado del software de entretenimiento). Aquí el error está en la política de gestión del producto. Los simuladores y los aficionados a los videojuegos generalistas son públicos distintos. El problema reside en que muchas distribuidoras siguen viendo a ambos grupos como uno solo. Ese error conlleva políticas de distribución y de ventas totalmente absurdas para los simuladores. Un ejemplo lo tenemos, nuevamente, en Ubi Soft, que se niega a sacar IL2 Sturmovik: 1946 a la venta en España, cuando lo ha sacado en el resto de Europa y en Estados Unidos, y no da explicaciones ni le interesa escuchar a los aficionados. Es un desprecio que está en consonancia con la falta de conocimiento de este mercado, y además también concuerda con sus intereses de dirigirse, cada vez más, hacia el mercado de los juegos de venta y consumo rápidos.De hecho, no nos extrañaría en absoluto que Ubi Soft, visto su nulo interés por los aficionados españoles, no saque el simulador Battle of Britain de  Maddox en España, precisamente porque es un mercado que ya no le interesa. No tenemos datos para esta sospecha, pero sí tenemos la experiencia de situaciones parecidas. Por supuesto, esperamos sinceramente equivocarnos y es nuestro deseo que Ubi Soft ponga a la venta el nuevo simulador de Maddox. En general, nuestro deseo es que los simuladores de calidad lleguen al mercado español, aunque parece que muchas veces predicamos en el desierto. Como aficionados, es de nuestro interés promover la pasión por la simulación. Pero siempre quedará la compra online y telefónica como último recurso, o primer recurso según el camino que se tome.Mientras vemos cómo se desarrollan los acontecimientos, una cosa está clara: un ordenador actual, digamos, un Intel Core 2 Duo E6600 o superior con Windows XP, con dos gigas de RAM, y con una Geforce 7900 o una ATI Radeon X1900, debería sin problemas poder ejecutar Battle of Britain de Maddox con “todo a tope”, aunque en el caso de las ATI se requiera ciertas modificaciones para algunos elementos como el agua. Cuando hablamos de ejecutar queremos decir poder disfrutarlo aunque sea a niveles medios. Creemos que Maddox es consciente de que no debe cerrar el mercado, suficientemente constreñido ya, por lo que, con la experiencia acumulada en la saga IL2, Battle of Britain tendrá un motor que se ajuste a un equipo de las características reseñadas. Es importante indicar que ese equipo, que hoy puede parecer bastante puntero, no lo será a finales de año o principios del año que viene, pero Maddox probablemente es consciente de que sacar un simulador únicamente para Windows Vista y tarjetas compatibles por hardware con DirectX 10 con tres o cuatro gigas de RAM, es algo que le dejaría con un mercado muy pequeño, incluso para finales de año donde ya habrá nuevos equipos más potentes.Al final, la tentación nos puede.Sin embargo, tampoco nos engañemos. Cualquier configuración como la primera comentada, de tipo medio, no nos dejará disfrutar del simulador al 100%, y, mal que nos pese, acudiremos, una vez más, a nuestra tienda de hardware favorita para cambiar cuantos elementos sean necesarios en nuestro PC, o el PC completo, con tal de poder disfrutar de la joya de Maddox con el 100% de calidad. Es algo que nos viene ocurriendo a los aficionados desde que compramos el primer simulador.Y es que, por mucho que nos quejemos y protestemos, cuando empiezan a aparecer las primeras pantallas de algunos compañeros con un superequipo, y las comparamos con los gráficos penosos de nuestra sufrida tarjeta, algo en nuestro interior crece y nos dirige a la tienda a comprar esa bestia gráfica que, una vez instalada, nos ofrezca esas instantáneas que sólo podíamos ver en el clásico foro de simulación. Y entonces, mostraremos esas imágenes de nuestra impresionante tarjeta a otros compañeros, que, irremisiblemente, irán a la tienda a por la nueva y flamante tarjeta gráfica. Y el círculo sigue y sigue indefinidamente, hasta que la mayoría estamos con unas tarjetas impresionantes en nuestros PCs, y la ruina en nuestros bolsillos. Así ha sido siempre, y así seguirá siendo hasta el fin de los tiempos. O, al menos, hasta que el cuerpo aguante, que ya es mucho.


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