La FIO, tanto para Cristina como para mi, siempre ha sido un lugar especial. Me atrevería a decir que este es uno de los pocos sitios, o quizás el único, donde uno puede estar tan cerca de los aviones. Tanto en estático como en exhibición. Sonidos, olores... El ambiente aeronáutico es espectacular.
Conocer a Kiko ha sido una suerte enorme. Gracias a él hemos aprendido muchas cosas, pero lo más importante es que nos ha hecho partícipes de otras muchas. Ha compartido con nosotros muchas mañanas de Domingo y nos ha hecho sentir como en casa. Te vamos a echar mucho de menos. Por muchas razones, muchas gracias amigo.