Jump to content

Relatos De Pilotos Verdaderos


Recommended Posts

La curiosidad me ha llevado a indagar sobre las emociones y sentimientos que habrían vivido aquellos pilotos que en los años de la gran guerra pilotaron las cafeteras que se reproducen en el FB 1946 y he encontrado relatos muy entretenidos y que permiten revivir la lucha que al interior de cada máquina cada piloto debía enfrentar no sólo con el enemigo allí afuera sino también consigo mismo.- ¿Cómo era en verdad pilotar uno de estos cacharros?. Seguramente algunos ya han leido uno o más de los relatos pero, para aquellos que no han tenido aún la experiencia u oportunidad, tal vez sea útil compartirlos:

 

Pierre Clostermann -1942- (Piloto de la Royal Air Force)

Primera misión de combate:

spitfireixescpolacon303qx6.jpgpierreclostermann2mu8.jpg

13 h. 19 m. Silencio expectante sobre el paralizado aeródromo.



Tenemos los ojos fijos en Mouchotte, que consulta su reloj.

Al lado de cada avión, inmóvil, hay un mecánico, con el dedo puesto sobre el fusible de las baterías auxiliares de arranque... Otro monta guardia cerca de los extintores abiertos, extendidos sobre el césped.

La hebilla del paracaídas, mal puesta, me molesta horriblemente, pero es demasiado tarde para volverla a colocar.

13 h. 20 m. Mouchotte echa un vistazo a los doce Spitfire y empieza a manipular los compresores. Se oye el ruido de carraca del arranque y su hélice empieza a girar. Febrilmente, bajé los contactos.

- ¿Todo libre? ¡Contactos puestos!

Preciso como un reloj, el motor Rolls Royce de mi avión arranca al primer intento.

Los mecánicos no dan abasto... Quitan calzos, arrastran baterías, se agarran a los extremos de los planos, ayudando a los aviones a girar...

El NL-L del comandante rueda ya hacia la extremidad Norte del campo.

13 h. 22 m. Los motores de la 611 están en marcha y los doce Spitfire comienzan a alinearse entre una nube de polvo, alrededor del avión de Deere.

Detrás de ellos, nos ponemos nosotros en orden de batalla. Yo me coloco con el ala pegada a la de Martell.

Estoy sudando.

13 h. 24 m. Los veintiséis aviones están preparados, los motores giran al ralentí y las alas brillan al sol. Mientras, nos ajustamos bien las gafas y nos apretamos una vez más los tirantes del correaje.

13 h. 25 m. En la torre de control disparan un cohete blanco. Deere levanta el brazo y los trece aviones de la 611 se ponen en movimiento. A su vez Mouchotte levanta la mano enguantada y abre lentamente gases.

Con los ojos fijos en el extremo del plano de Martell y la mano empapada de sudor, realizo yo también la misma maniobra. Las colas se levantan, los Spitfires empiezan a rebotar torpemente sobre los estrechos campos de aterrizaje... Las ruedas se separan del suelo... Hemos despegado.

Bloqueo la palanca del tren, reduzco gases y ajusto el paso de la hélice.

Cruzamos en tromba por encima de la carretera que bordea la base. Un autobús se para y los pasajeros se asoman a las ventanillas para vernos pasar.

Conecto el deposito auxiliar y cierro los principales.

A duras penas, luchando con los mandos, logro mantenerme en formación

Nuestros Spitfire se deslizan hacia el Sur, a ras de los árboles y de los tejados, con un rugido de tormenta que debe espantar a la gente.

Sobrepasamos una colina cubierta de árboles y, sin transición, llegamos al mar. Junto a la costa, el agua está sucia y las olas aparecen coronadas de espuma. Dejamos a la izquierda el promontorio de Beachy Head. En el horizonte brumoso se ve una línea azul... ¡Francia! Pero inmediatamente descendemos volando a dos o tres metros del agua.

Las impresiones que recibí en aquella ocasión, aunque desordenadas, quedaron profundamente grabadas en mi memoria.

- Un guardacostas británico, cuya tripulación nos hacía señales con la mano... Una canoa del Air Sea Rescue en servicio de alerta...

De reojo, vigilaba el motor. La presión y la temperatura eran normales... conecté el colimador.

Un avión de la 611 batió alas, viró, y, tomando altura, puso rumbo a Inglaterra. Avería en el motor, seguro.

Por radio, muy lejanas, se oían las llamadas de los grupos de escolta... De repente, una voz clara, anuncia triunfante:

-¡Le he dado!

Se me encoge el corazón... Aquella voz me recordó que en el lugar al que nos dirigíamos, ya se había entablado el combate.

13 h. 50 m. Los veinticuatro Spitfire se encabritan de pronto y, todos al mismo tiempo, ascienden surcando el cielo a mil metros por minuto.

¡Por fin se divisa Francia!

Volábamos a quince mil pies.

El motor de mi Spitfire se para de repente y el aparato se abate de una manera brutal.

Por un momento, note que las piernas se me paralizaban, pero con el estómago en la boca y casi sin aliento, reaccioné instintivamente abriendo a toda prisa los depósitos principales de gasolina. ¡El auxiliar estaba ya vacío!

Mi falta de experiencia me había hecho emplear demasiada potencia para conservar la formación de patrulla y como es lógico, el motor consumió más gasolina de la prevista...

Un segundo de fluctuación, de nuevo el encendido, y el motor vuelve a ponerse en marcha. A todo gas, me uno otra vez a mi sección...

- Aviones de Brutus, lanzar vuestros bebes.

- Es la voz clara de Al Deere la que resuena en los auriculares ordenándonos arrojar los depósitos auxiliares.

Todavía temblando, tiro de la empuñadura, pidiendo a Dios que el mecanismo funcione... Una sacudida..., un derrape... y los veinticuatro depósitos caen dando tumbos.

- Hola, Brutus, Zona llamando, pasar a frecuencia C.

- Hola, Zona, Brutus responde, conectada frecuencia C.

- Hola, Brutus, ¡Zona corta!

Aprieto el botón C del cuadro selector de ondas. Se oye un chirrido y aparece la voz del jefe de grupo Holmes, el famoso controlador de Grass Seed.

- Hola, Jefe Brutus, Grass Seed llamando. Hay un gran lío sobre el objetivo. Continuad rumbo Cero, Nueve, Seis. Hay más de cuarenta bandidos, a 15 millas. Altitud 25.

- Hola, Grass Seed, Brutus responde. Rumbo Cero, Nueve, Seis. ¡Corto!

Mouchotte nos pone en formación de combate:

- Hola, Turban. Formación de combate. ¡Ahora!

Las tres secciones de cuatro Spitfire se separan. Más abajo, a mi izquierda, los Gimletes, hacen lo mismo.

- Aviones Brutus, abrir los ojos.

La cosa se pone seria.

Estamos a veintiséis mil pies.

Pasan cinco minutos.

El cielo, inmenso y libre de nubes, es de una pureza deslumbrante. El ruido estridente del motor aumenta la extraña sensación de aislamiento que se siente en un caza, pero cuando se habitúa uno a él, no constituye un estrépito ensordecedor, pues, poco a poco, se convierte en una música de fondo, sonora, pero neutra que acaba por asimilarse a un extraño y pesado silencio.-

 

Seguimos sin novedad... Situación engañosa y consoladora al mismo tiempo. Los minutos se me hacen horas. Tengo la sensación de estar durmiendo con los ojos abiertos... El balanceo rítmico de los Spitfire escalonados, que suben y bajan lentamente; las hélices, que describen incansables circunferencias azules en un aire enrarecido que entumece, me van amodorrando. Todo me resulta irreal e indiferente... Recuerdo que me pregunté si la guerra sería siempre así.

- ¡Atención jefe Brutus! Grass Seed llamando. ¡Tres grupos de veinte boches se aproximan a vosotros por encima!

- Atención Brutus, amarillo uno llamando. Estelas de condensación a las tres.

Abrí desmesuradamente los ojos y repentinamente, vi las estelas de condensación de los aviones alemanes, que empezaban a converger sobre nosotros desde el Sur y desde el Este.

¡Santo Dios, a que velocidad se acercaban...! Quité el seguro de los cañones.

- Brutus llamando, no les quitéis la vista de encima y subid a toda velocidad.

Apreté la manilla de gases y con la hélice en paso corto, me fui acercando instintivamente al Spitfire de Martell...

Me sentía totalmente solo en el cielo, convertido de pronto en mi enemigo.

- ¡ Brutus llamando, abrid bien los ojos y preparados para romper a la izquierda!

¡Los tenemos encima!

 

A mil metros sobre nosotros comienza a tejerse una inmensa red y se ven brillar las finas siluetas cruciformes de los cazas alemanes.

¡Ya los tenemos encima!

Me sentí como fascinado... Se me hizo un nudo en la garganta y se me crisparon los dedos de los pies. El cierre del cinturón, las hebillas, los tirantes y las correas del atalaje y todo cuanto llevaba encima, empezó a oprimirme de repente.

- ¡Turban! ¡Romper a la izquierda!- mascullo Boudier, ordenando apartarse.

Como un relámpago, surgen ante mi las escarapelas del Spitfire de Martell. Dejo caer el mío con todas mis fuerzas, conecto la sobrepotencia y me pongo a su estela.

¿Dónde demonios están los boches? No me atrevo a mirar hacia atrás, y viro desesperadamente, quedando incrustado en el asiento por la fuerza centrífuga, con los ojos fijos en el avión de Martell, que vuelve y vira también en aquel momento, a cien metros delante de mi...

- ¡Gimlet! Atacad por la izquierda.

Me encuentro perdido en aquel maremágnum ...

- ¡Turban yellow dos! ¡Apártate!

- ¿Yelow dos? ¡Pero si soy yo!

De una fuerte patada en el palonier, aparto a mi Spit de su trayectoria y una amarga náusea de miedo me sube a la boca.

Dos estela rojas pasan a toda velocidad bailando por delante de mi parabrisas... ¡Por fin! ; ¡Era alemán, el primero que veía! Le identifiqué en seguida, un Focke Wulf 190.-

Tenía tan estudiadas la fotografías de los aparatos alemanes vistos desde todos los ángulos, que casi me hubiera sido imposible no reconocerle... El alemán después de largarme la ráfaga de trazadoras, atacó a Martell... ¡Sí, era un Focke Wulf!: las alas cortas, el motor en estrella, su larga cabina transparente formada de una sola pieza y los empenajes cortados en ángulo recto no dejaban lugar a dudas... Pero en las fotos faltaba la vibración de los colores –la quilla pintada de amarillo pálido, la parte superior gris verdosa; las grandes cruces negras bordeadas de blanco- y la vibración de las alas, la silueta alargada, estilizada por la velocidad y el curioso aspecto que ofrecía su morro tan bajo...

Toda nuestra desenfrenada zarabanda de Spitfire parecía haberse desvanecido en el cielo. No vi ninguno. Mi jefe había desaparecido también.

Pero por eso no iba a perderme “mi” Focke Wulf. Además de repente, se me pasó el miedo.

Fugaces imágenes se superponen incoherentes...

Tres Focke Wulf agitando sus alas...

Trazadoras enredándose por todas partes...

Un paracaídas flotando en el aire como una bocanada de humo azul...

Me encogí, y, llevándome al vientre la palanca con las dos manos, me lancé a todo gas en una interminable espiral ascendente...

- ¡Atención!... ¡Apartarse!

Los gritos se entrecruzan en los auriculares. Quisiera comprender, captar una orden, un consejo... ¡Es inútil! Veo otro Focke Wulf con las alas iluminadas por las sacudidas de sus cañones, que no dejan de disparar; las estelas de color gris sucio de los tubos de escape, los hilos blancos de condensación en los extremos de las alas cuadradas.

No puedo distinguir sobre qué o quien dispara... Se eleva. Veo su quilla pintada de amarillo y sus cruces negras... Pica, cae del cielo como un proyectil y desaparece a lo lejos en la neblina del paisaje.

Pero veo otro a mi nivel, que vira hacia mí. ¡Cuidado! Recuerdo la frase de Al Deere, “¡Hacer siempre frente al que ataque!” Doy media vuelta, bruscamente y, sin saber como, me encuentro sobre el, con el dedo puesto en el disparador y sacudido hasta la médula de los huesos por el rugido de mis cañones que escupen cortas llamas...

Todo mi mundo, todas mis fuerzas se cristalizan en un solo pensamiento: “¡Que no se me vaya!”

¿Y la corrección? ¡No es suficiente! ¡Tengo que hacer más cerrado el viraje!, más, más... Ya no hay nada que hacer. Se me ha escapado, pero mi dedo sigue apretando convulsivamente el disparador, apuntando al vacío... ¿Dónde estará el maldito boche? Me desconcierto al recordar la frase: “El avión que no has visto será, precisamente el que te derribe”. Los latidos de mi corazón desbocado me resuenan en el estómago, en las sienes, en el cuello...

¡Allí está otra vez!, pero lejos... Entra en picado... ;le disparo, y... ¡fallé! Aunque fuera de mi alcance me obstino en dispararle la última ráfaga... Mi Spitfire vibra, pero el Focke Wulf es más rápido y desaparece indemne en la bruma.

 

Como por encanto el cielo queda limpio repentinamente... No se ve ni un avión. Estoy totalmente solo... Miro el indicador de gasolina, la aguja marca treinta y cinco galones, tengo que volver. Son las 14 h. 15 m.

- Hola, Turban amarillo dos, Turban amarillo uno llamando. ¿Estas bien?

- ¡Hola! Turban amarillo uno, Turban amarillo dos llamando. ¡Estoy bien y vuelvo a casa!

Llego al circuito de Biggin Hill, me deslizo entre dos secciones y me poso. ¡Había hecho mi primer gran incursión sobre Francia y había vuelto!

******

El conjunto de la carrera de Clostermann, es prácticamente única...

600 horas de vuelo , 184h 30 Mn sobre Tempest

416 misiones de guerra, 322 en "fighter sweep" (caza pura)

34 misiones de bombardeo y táctica

61 misiones "móbiles"

33 victorias seguras,5 probables

4 aviones destruidos, 3 probables, 13 dañados

72 locomotoras destruidas o dañadas

225 vehículos, etc...

De:http://aerohistoria.webcindario.com/p_relatos.html

Link to comment
Share on other sites

  • Replies 91
  • Created
  • Last Reply

Top Posters In This Topic

En el libro de Clostermann he encontrado los relatos más estremecedores y vibrantes de todos los relatos de pilotos que he leido.... en algunos te hace sentir lo que es volar sólo entre las nubes, con la tensión de quien se siente vigilado y vigilante... En otros el miedo y la angustia de tener que atacar un aeródromo fuertemente defendido, con unos compañeros que sabes que no volverás a ver, o bien por tu muerte, o por la de ellos...

 

Además, el último vuelo suyo en avión de combate es realmente emotivo.... uno de los libros más recomendables!

Link to comment
Share on other sites

En el libro de Clostermann he encontrado los relatos más estremecedores y vibrantes de todos los relatos de pilotos que he leido.... en algunos te hace sentir lo que es volar sólo entre las nubes, con la tensión de quien se siente vigilado y vigilante... En otros el miedo y la angustia de tener que atacar un aeródromo fuertemente defendido, con unos compañeros que sabes que no volverás a ver, o bien por tu muerte, o por la de ellos...

 

Además, el último vuelo suyo en avión de combate es realmente emotivo.... uno de los libros más recomendables!

 

Desgraciadamente por acá cuesta encontrar libros de este tipo por lo que me he tenido que conformar en muchos casos con retazos de Le Gran Cirque, sacados de diversas partes. Efectivamente y como se ve, Clostermann es además un buen escritor y como se señala, el último vuelo con su "Le Gran Charles", como llamaba a su Tempest V , es muy poético : "Ascendí muy alto en el cielo sin nubes, pues no era sino allí que podía decirle adios". " Volamos juntos unidos una última vez, directos hacia el sol. Hicimos un looping, algunos toneles lentos, amorosos, para poderme llevar en los dedos la vibración de sus alas obedientes." Y entonces, al regreso, la extraña confesión del piloto de caza: "Y lloré en su cabina estrecha como nunca en la vida volvería a hacerlo al sentir el cemento de la pista rozar sus ruedas y dejarlo en el suelo con un gesto del puño, como si cortara una flor." - ¿ Que´tal, hermoso eh....? B)

Link to comment
Share on other sites

Tengo una cosita pensada, pero ya os contaré. El libro de Clostermann no se puede conseguir por ningún lado? ni por canales poco "habituales" de distribución? Yo lo tengo, pero si lo encontrase nuevo me lo volvería a comprar.

 

Saludos.

 

Espero que algo se pueda hacer para conseguirlo, realmente vale la pena. ¿Se podrá transformar a e-book o algo así, más transportable? :rolleyes: El libro es de 1948.-

Link to comment
Share on other sites

Siento el retraso!!

 

Creo que fue en Iberlibro donde lo localicé.... Mandé una petición de información sobre dónde podría conseguir ese libro y a los 3 meses me dijeron que lo habían localizado en una librería de Argentina desde donde me lo mandaron...... un ojo de la cara, pero no me arrepiento!

Link to comment
Share on other sites

Según se dice, el narrador y poeta William Faulkner consideraba que Le Gran Cirque era el mejor libro sobre la guerra en el aire. "La salvaje emoción del combate aereo- el cielo repentinamente hostil, los latidos del corazón desbocado contrapunteados por el staccato de las ametralladoras- aparece relatada con gran intencidad.-"

 

Jorgeid dice que tiene algo pensado respecto al libro. No lo olvideis, cobraremos la palabra.-

 

Otra cosa, he encontrado una película, años 50 aprox. titulada precisamente Le Gran Cirque (Ver post sobre peliculas de aviones WWII ). Muy buena, lo único que está en francés , je, je.- B)

Link to comment
Share on other sites

Ayer pedí y reservé "Los primeros y los últimos" de Adolf Galland, en una libreria de Olot (Barcelona). Es tambien un libro agotado y me han pedido bastante, pero creo que merecerá la pena. :grin:

Yo lo he leído en PDF y claro, no se disfruta lo mismo que un libro en papel de verdad.... lo buscaré yo tb!

Link to comment
Share on other sites

Yo tambien lo tengo en PDF, pero opino como tu, es un coñazo, aunque al menos me ha servido para poder leerlo, ya que de momento ese libro no lo he podido conseguir.

 

Pero si lo puedo conseguir, lo quiero tener impreso...

 

Por cierto el que tienes tu es el que tiene el prologo del general Francisco Fernandez-Longoria??? pocas veces he visto un texto mas facha que ese <_<

Link to comment
Share on other sites

Yo tambien lo tengo en PDF, pero opino como tu, es un coñazo, aunque al menos me ha servido para poder leerlo, ya que de momento ese libro no lo he podido conseguir.

 

Pero si lo puedo conseguir, lo quiero tener impreso...

 

Por cierto el que tienes tu es el que tiene el prologo del general Francisco Fernandez-Longoria??? pocas veces he visto un texto mas facha que ese <_<

 

Jajajaja, si, tengo ese prólogo, quedé totalmente impresionado... Se nota la fecha de la edición, jajaja

Link to comment
Share on other sites

no jodas...llevo tiempo detras de ese libro y nada de nada.... me podrias pasar los datos Eomer? es para saber si pueden conseguir otro ejemplar

 

 

Ayer pedí y reservé "Los primeros y los últimos" de Adolf Galland, en una libreria de Olot (Barcelona). Es tambien un libro agotado y me han pedido bastante, pero creo que merecerá la pena. :grin:

Yo lo he leído en PDF y claro, no se disfruta lo mismo que un libro en papel de verdad.... lo buscaré yo tb!

 

Bueno pues deciros que llegó esta mañana muy temprano y lo acabo de desembalar, está ya delante de mí. :icon_mrgreen:

 

[voz de Gollum ON]

essss mioooo, essss mioooo

[voz de Gollum OFF]

 

Bueno os paso los datos del libro y de la libreria y haber si hay suerte. Acabo de hacer una consulta y parece que tienen B)

 

El libro:

 

Título: Los primeros y lo últimos

Autor: Adolf Galland

Editor: Luis de Caralt

ISBN: 84-217-5706-7

Año: 1974

 

La libreria:

 

logcosta.gif

 

Calle Sant Sadurní, 2 - 08500 Vic (España)

Telf. +34 938890341 - 689387148

Fax. +34 938860320

llibreter@costavic.com

http://www.costavic.com/index.asp

 

A mi atendio por teléfono una señora muy amable, y de un día para otro ya tengo el libro. Advierto que pica, 50 boniatos más gastos de envio.

 

Ahora estoy detrás del libro de Pierre Clostermann, pero de ese no mencinaré mis fuentes hasta que esté en mis manos. :P

Link to comment
Share on other sites

Yo tambien lo tengo en PDF, pero opino como tu, es un coñazo, aunque al menos me ha servido para poder leerlo, ya que de momento ese libro no lo he podido conseguir.

 

Pero si lo puedo conseguir, lo quiero tener impreso...

 

Por cierto el que tienes tu es el que tiene el prologo del general Francisco Fernandez-Longoria??? pocas veces he visto un texto mas facha que ese <_<

 

Si ustedes por allá tiene problemas para adquirir estos magníficos libros, imaginense yo por acá. Sólo he contactado para adquirir y envío vía correo con L'aeroteca algunas cosas pero, estos específicamente no los tienen. -

Yo, dadas las circunstancias me conformo con versión PDF u otra cualquiera y si sois solidarios, habrá alguna forma de compartirlo. ¿No les parece? :rolleyes:

Link to comment
Share on other sites

Yo tambien lo tengo en PDF, pero opino como tu, es un coñazo, aunque al menos me ha servido para poder leerlo, ya que de momento ese libro no lo he podido conseguir.

 

Pero si lo puedo conseguir, lo quiero tener impreso...

 

Por cierto el que tienes tu es el que tiene el prologo del general Francisco Fernandez-Longoria??? pocas veces he visto un texto mas facha que ese <_<

 

Si ustedes por allá tiene problemas para adquirir estos magníficos libros, imaginense yo por acá. Sólo he contactado para adquirir y envío vía correo con L'aeroteca algunas cosas pero, estos específicamente no los tienen. -

Yo, dadas las circunstancias me conformo con versión PDF u otra cualquiera y si sois solidarios, habrá alguna forma de compartirlo. ¿No les parece? :rolleyes:

 

no hay problema, a ver si coincido contigo y hablamos

Link to comment
Share on other sites

He dado con el Libro de Adolf Galland, en PDF, edición de 1955 con el pintoresco Prologo del General Fernández-Longoria.-

 

He comenzado su lectura y tiene buena pinta.- Sigo tras el texto completo de "Le Grand Cirque", si alguien lo ubica aunque sea en PDF, seré agradecido.- :rolleyes: ¿Creen que pueda llegar alguna edición a L'aeroteca, alguno ha consultado?.-

 

Un saludo.-

Link to comment
Share on other sites

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Reply to this topic...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.


×
×
  • Create New...

Important Information

Some pretty cookies are used in this website