Jump to content

El superviviente del Pacífico (Le survivant du Pacifique)


Recommended Posts

Buenasss

 

(He dejado deliberadamente pasar tres días y medio para, coincidiendo con el final del capº Guadalcanal/Islas Salomón, separar netamente con el comienzo del siguiente el rumbo de la guerra. Perdón por la utilización de una frase de Churchill, pero creo que expresa con claridad lo que quiero decir: " Ya no se trata del fin del principio, sino del principio del fin". Parece un juego de palabras, pero define con claridad el estado de las cosas. Se acabó con las consecuencias conjugadas del ataque sorpresa de Hawai y de la falta de preparacion de militar de los USA. Tal vez el punto de inflexión fue la clara derrota de la Flota Combinada nipona en Midway, ratificada por las dos victorias navales consecutivas del final de la 1ª quincena de noviembre 1942 en el estrecho maldito que separa Savo del cabo Esperanza, que acabaron de sellar la suerte de los japoneses en la isla (trampolín hacia Australia) de Guadalcanal. Como indiqué hace unas fechas, el camino hasta la rendición a bordo del Missouri fue largo, y no parco en pérdidas humanas, pero el devenir de la guerra en el Pacífico era ya irreversible. No ayudó en absoluto a reconocerlo la aplicación rigurosa del Código Bushido inmbuído durante siglos en el pueblo japonés. Y aún menos la estricta camarilla militarista que regía los destinos del Japón en esos años cruciales. Por no hablar de la deificación del Emperador Hiro Hito.

 

Vamos a iniciar el siguiente capº que tiene, en el original, dos simples palabras que valen más que el mejor parlamento explicativo. Dice así: Terrible Tarawa.

 

Dije al empezar lo de dejar unos días de separación. Creo era obligado: Desde la 2ª batalla (naval) de Guadalcanal, 14/15 noviembre 42, hasta el desembarco en Tarawa se pasaron doce meses, y durante este lapso de tiempo se pasaron efectivamente también muchas cosas.

 

Yamamoto alarmado por las pérdidas sufridas en barcos de superficie y sobre todo en aviones, había propuesto a Tojo abandonar Guadalcanal, éste rehusó contemplar esta derrota humillante. Además a pricipios de noviembre (1942) el número de soldados americanos rayaba los 40.000, en oposición a los 25.000 japoneses en muy mal estado físico y moral. Tal es así que ya el 9 diciembre Vandegrift abandonó la isla al frente de su 1ª Deiv. de Marines que llevaban cinco meses de combates casi diarios en condiciones inhumanas. (Tengo enviadas unas fotos a Rockofritz que ilustran este re-embarque. Sé que las subirá al Foro. N. del T.) Fueron remplazados por la infantería de la Americal División del gral. Patch. En la isla los combates fueron menguando en número que no en fiereza: 22 enero 1943 la toma del fortin nipón de Gifu culmino una serie de ataques americanos por tierra. Esto aceleró el desenlace. La madrugada del 8 de febrero contepló a Guadalcanal libre de japoneses. El Tokyo Express se habá llevado sigilosamente esa noche los últimos 10.000 infantes del Sol Naciente. Seis meses día por día de la fecha en que llegaron.

 

Siguieron combates en Nueva Guinea, en los que McArthur llevó siempre la voz cantante. En una de sus habituales visitas de inspección a ese frente del Sur de Pacífico, encontró la muerte el almirante Yamamoto el 18 de abril de 1943, derribado su avión Betty por P-38 procedentes precisamente del campo nº 2, filial del ya famoso Henderson, en Guadalcanal. La importancia de esta noticia fue capital.

 

La imparable industria bélica norteamericana (se trabajaban 24 horas diarias en turnos de ocho horas)surtió tanto a los americanos en el Norte de Africa (Túnez) como al almte. Nimitz y el gral. Douglas McArthur en este Pacífico Sur. Estos últimos efectuaban la táctica del "salto de pulga" (de isla en isla) que más tarde fue sustituido por el "salto de rana" lógicamente de mayor entidad. Y ya a mediados de agosto del 43, los americanos desembarcaron en las Aleutianas y recuperaron el par de islas que les fue arrebatadas en una operación de distracción japonesa previa inmediatamente al taque a la isla de Midway. Y por último reconquistaron por completo la extensa isla de Nueva Guinea, ya en octubre de 1943.

 

Puestos así, muy someramente, al corriente de lo sucedido hasta aquí, pasemos a la traducción, literal, como siempre de este capº 5 dedicado por entero a la batalla de Tarawa, que empezará, como de costumbre en el autor Georges Blond, con una geográfica descripción exhaustiva, incluso histórica. No asustarse, al final hasta se agradece el poder conocer la fisonomía de una isla hasta entonces totalmente desconocida.)

 

 

 

El navegante que, llegando desde Australia, lleva ruta hacia Hawai, descubre en las proximidades del ecuador imágenes casi irreales, como flotando entre el cielo y el agua profudamente azul. Son los atolones de las islas Gilbert. Ya ahe hablado de los atolones , de su constitución coralina. En medio de la inmensidad pacífica, un anillo de verdor bordeado de arena clara engasta el agua tranquila y trasparente de un lagoon (laguna de atolón). La brisa agita las copas de los elevados cocoteros. Todo alrededor, la resaca hace como de cinto de una espuma deslumbrante.

 

Tarawa, el más grande los atolones de laa Gilbert, tiene la forma de un triángulo. Sus lados miden respectivamente 35, 25 y 25 kms.. Forma un arrecife ininterrupido, abierto únicamente en el oeste por un pasillo que comunica el lago con el oceano. Pero la tierra no emergemás que sobre dos lados del triángulo, al este y al sur; esta tierra esta cortada en numerosos islotes separados por una especie de calzadas coralinas que solo quedan al descubierto con la marea baja (detalle de trascendental importancia en el desarrollo de la batalla a venir. N. del T.)

 

Un único islote nos va a interesar en el atolon de Tarawa. Está situado en el ángulo suroeste del triángulo. Menos de 4 kms. de largo, 700 m. de ancho. He ahí el objetivo para la conquista del cual va a ser utilizada la más impresionante concentración de bavíos realizada hasta aquí por la potencia americana: 100 navíos de guerra - portaviones, acorazados, cruceros, destructores - decenas de transportes, sin contar los barcos e ingenios de desembarco.

 

Tengo a la vista una foto aérea de Betio, idéntica a la que Nimitz estudiaba en su despacho de Pearl Harbor enjulio de 1943, mientras reflexionaba en su ´róximo plan de operaciones . Abrir un nuevo frente en el Pacífico central, tal era la idea general. Nimitz había decidido conquistar las Gilbert, después las Marshall. Primer objetivo, el atolón de Tarawa, es decir, prácticamente, el islote forticado de Betio. Sobre la foto de la que hablo, no se ve más que la abundancia de cocoteros, similares a los paraguas de una multitud, las playas, la pista en duro (cemento) del aerodromo. Menos de 4 kms. de larga, 700 m de ancho. A penas dos kms. cuadrados y medio: he ahí lo que tiene Nimitz ante sus ojos. Detrás de él, la enorme máquina industrial de los EEUU que, ahora, marcha engrasada. Mientras que se acaba de reparar al Enterprise, los portaviones nuevos salen de los astilleros: Essex, Yorktown II, Wasp II, Bunker Hill, Intrepid, Hancock, Bonhomme Richard... Los navíos mercantes, los transportes de tropas son fabricados en serie, como los tanques y los aviones, como los cañones y los camiones. Incluso este chorreo de barcos y de armas no sabría dar una idea suficiente de la amplitud del esfuerzo de este continente.

 

 

 

(Por precaución subo el texto)

Link to comment
Share on other sites

  • Replies 171
  • Created
  • Last Reply

Top Posters In This Topic

Los americanos fabrican ahora, no solamente el material de las próximas batallas, sino incluso una inmensa cantidad de objetos de todas clases destinados a la ocupación y uso en territorios cuya conquista ni siquiera se ha proyectado; forjan armas que no podrán ser utilizadas más que para asaltar objetivos situados mucho más allá de los que no están incluso ahora entre sus manos; actúan como si estuvieran ahora seguros de progresar sin parar a partir de un "instante T" que, precisamente, Nimitz va a fijar. En lo sucesivo, la doctrina no variará: tener en cualquier momento y en cualquier lugar una aplastante superioridad de medios. En 30.000 despachos y laboratorios, especialistas estudian cada detalle de todo lo que puede ser necesario para la construción de bases en territorios vírgenes o devastados, en la vida e incluso el confort en esas creaciones lejanas, así como en la constitución, en el desplazamiento y en el combate de grandes armadas anfibias. Nimitz ha escogido ya el hombre que mandará la flota de los cien barcos: es Spruance, "La Máquina humana". A principios de agosto del 43, Spruance llegó en avión a Wellington (Nueva Zelanda), donde se encontró con el Major Gral. Julian C. Smith, comandante de la 2ª División de Marines: "Le voy a encargar de la operación Galvanic". Se trataba de la conquista de Tarawa.

 

Desembarcar de viva fuerza en un atolón no es nada facil. Cuando se quiera llegar por mar o por el lago, será preciso franquear el arrecife coralino que bordea la tierra emergida, cosa que no es posible más que con la marea alta y con la ayuda de barcos de poco calado. He aquí lo que fue decidido para el desembarco en Betio.

 

Al comienzo de la marea, tres primeras oleadas de asalto se dirigirían desde los transportes hasta las playas a bordo de "Aligators" o L.V.T.(vehículos blindados desembarco con cadenas). Estos LVT franquearían el arrecife, cualquiera que fuera la profundidad del agua. El resto de las tropas, las municiones, la artillería, los tanques, las provisiones llegarían seguidamente (el mar ya habría subido), a bordo de L.C.M. o LCVP chalupas a motor pudiendo transportar, de veinte a treinta hombres, o un vehículo (tanque o camión), o bien artillería. Es evidente que el paso de estas embarcaciones de desembarco por encima del arrecife (altura de la marea, profundidad del agua), debía ser calculado con precisión. Ya que los únicos mapas de las Gilbert en posesión de los americanos databan de un siglo atrás. El coral podía haber crecido. Los servicios de Personal fueron encargados de encontrar cualquier persona que pudiera proporcionar informaciones recientes sobre Tarawa. Cuatro navegantes y pilotos, entre los cuales el ex-capitán del "Nimanoa", barco correo británico de las Gilbert, y un letón, ex-comandante de una goleta de tres palos.

 

Mientras tanto, en Nueva Zelanda, la 2ª División de Marines se entrenaba diariamente en desembarco bajo el fuego enemigo y en el combate de noche. Ya he hablado de los Marines, cuerpo particularmente relacionado a la Marina, disfrutando sin embargo de una gran autonomía (poseyendo sus tanques, sus aviones), y cuya tradición recordaría bastante a la de nuestra antigua Infantería de Marina (francesa, recordar que el autor Blond era francés). Los Marines tienenn la reputación de ser duros y conservan esta reputación. Hasta 1943, eran todos voluntarios. Después, reclutas fueron incorporados de oficio, en este cuerpo, para llenar los vacíos. Los Marines recibían una instrucción militar especial. Pero su particular valor en el combate era sobre todo obtenido por un medio sicológico, a saber, el mantenimiento permanente entre estos hombres del espíritu de cuerpo (esprit de corps), sentimiento hacia el que se inclina todo soldado desde su llegada al cuartel. Inteligentemente explotado, este sentimiento aumenta el valor y el espíritu de sacrificio. Mediante el cual, él (el soldado) se hace matar. A condición, sin embargo (esta restricción es importante), de que el Marine sea llevado al combate por jefes de una bravura contrastada y respondiendo con su persona. El tipo superior del oficial de Marines estaba excelentemente representado en la persona del coronel David. M. Shoup, cuadrado, cuello de toro intrepido y blasfemo, que iba a desembarcar en Tarawa con los batallones de asalto. De 39 años de edad, había hecho su aprendizaje guerrero en China, como varios de sus colegas. Otro coronel de Marines, Evans F. Carlson, que iba a tomar parte en la expedición a Tarawa como oficial de Estado Mayor, había sido "observador" en el Ejercito comunista chino. Nombrado en 1941 comandante de un Bon. de Raiders, organizó su unidad según los métodos cuya excelencia había sido probada, decía él, por los citados comunistas chinos. En 1942, llevó a su grupo en submarino al atolón Makin, donde hizo saltar todas las instalaciones japonesas. La divisa de su Bon. "Gung Ho¡" que puede traducirse como "Todos a una" se hizo célebre, y ha dado su nombre a una película (film que relata ésa acción, y que tengo en DVD, de reciente aparición en España. Tiene la particularidad de haber sido rodada en plena II WW (1943)con Randolph Scott en el papel del cnel. Carlson, y un jovencísimo Robert Mitchum como uno de sus comandos. Envié una foto a Rockofritz en la que se ve al cnel. Carlson junto a otros jefes de los Marines, siendo condecorado por el Alm. Nimitz en Guadalcanal... N. del T.)

 

Las fotografías aéreas revelaban poca cosa sobre las fortificaciones de Betio, que se sabía defendida por un contingente de "Marines Imperiales" evaluado en 2700 hombres. (Eran más numerosos). Cualquiera que fuera el crédito acordado a la ciencia militar y al espíritu combativo de los Marines americanos, no era cuestión arrojarles sobre las playas del atolón sin haber previamente ablandado el objetivo. Durante los meses de agosto y setiembre (1943) aparatos partiendo de portaviones bombardearon irregularmente las islas de Marcus, Tarawa, Apamama y Wake. A partir de octubre los bombaderos pesados llegados desde bases terrestres se unieron a estos ataques, y después se hicieron cargo, atacando cada vez con más frecuencia las Gilbert y las Marshall, mientras que los portaviones de vuelta a sus bases, se preparaban para la acción decisiva. El día J del desembarco en Tarawa fue fijado para el 20 de noviembre de 1943.

 

 

 

(Hasta aquí el previo al desembarco. Con la completa descripción del autor tenemos buenos argumentos para entender lo laborioso de la preparación de un desembarco anfibio ya de la entidad del de Tarawa. Mañana se concretará el calendario de los bombardeos aéreos previos, que se prueban salidos de las experiencias anteriores de estos casi doce meses de desembarcos anfibios en PTO.)

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Veo que Rockofritz sigue subiendo parte de las fotos que le he ido enviando. Gracias, y anticipadas por las que aún quedan, entre las que recuerdo la instantánea que cita Georges Blond con tanto detalle al principio del capº dedicado a Guadalcanal: ese grupo de Marines que vuelve al campamento totalmente inundado, con las tiendas de campaña a ambos lados del camino... Sí, es muy significativa de lo que el clima castigó a los contendientes.

 

Pero volvamos al mes de noviembre del 43, y al candente tema de Tarawa. Tras acordar la fecha de desembarco, empieza la labor de la aviación. Ablandar el terreno. Y eso requiere planificación. Veamos la sincronización de días/horas)

 

 

 

A partir del 13, el bombardeo aéreo debía intensificarse, la parte destinada a Betio alcanzaba una media del centenar de toneladas por día. El día J, antes de cualquier desembarco, los barcos de guerra debían enviar sobre los dos kms. cuadrados y medio del islotedos mil toneladas de ibuses, y los aviones mil tonelaadas de bombas. El programa de este bombardeo esta previsto como sigue. 1ª fase, desde la hora W (antes del alaba)a la hora H -60: fuego de los navíos sobre objetivos designados, de manera que toda la superficie del islote sea "regada". Segunda fase, de la hora H -60 a la hora H: fuego a partir desde el borde del agua, playas de desembarco hasta una corta distancia en el interior. 3ª fase: fuegos de neutralizacióny de socorro a petición. Bombardeo aéreo de las 5h 45 a 6h 15. Cinco minutos antes de la hora H, los cazas ametrallarían dese el borde del agua hasta 100 yardas en el interior. Al mismo tiempo, los bombarderos bimotores aplastaríanlas posiciones defensivas japonesas (¡o lo que quedaría de ellas¡) tras las playas. A laa hora H, cese de todo bombardeo: Betio era un objetivo demasiado pequeño (¡¡¡anchura media: 500 metros¡¡¡) (Las 3 exclamaciones son mías. N. del T.) para que pudiera considerarse continuar el bombardeo una vez las tropas desembarcadas; éstas se hubieran arriesgado ser alcanzadas por las bombas y obuses americanos. Este programa fue comunicado a los Marines durante la marcha de aproximación hacia Tarawa; parecieron apreciarlo favorablemente. "Es dificil imaginar tres mil toneladas de proyectiles cayendo sobre una isla tan pequeña como esa sin matar todo lo que hay encima", dijo un sargento. "Espero que los nipones hayan evacuado a los indígenas", dijo el ex-capitán del Nimanoa.

 

La repetición general de la operación Galavanic tuvo lugar el 7 de noviembre en Efate (Nuevas Hébridas) y la reunión de la armada de Spruance comenzó seguidamente. El documento donde se encuentra reproducida integralmente la composición de esta flota, con las articulaciones de las Task Force y de los Task Groups, comporta más de 100 páginas. Por lo que es facil deducir lo siguiente. Spruance disponía en realidad de 3 grandes elementos: 1º Una fuerza de portaviones (Task Force 50, 800 aviones); 2º una fuerza de asalto (Task Force 54; 3º una fuerza de aviación terrestre (Aviones basados en las islas Ellis, Phoenix, Samoa, Baker). Esta fuerza de asalto estaba dividida en 2: Task Force 52, destinada a la conquista del islote Makin, situado al norte de las Gilbert, y Task Force 53, destinadas a los atolones de Tarawa y Apamama, en el sur. Añadamos que la formación designada como Fuerza de portaviones comprendía también acorzazados y cruceros; que la Fuerza de Asalto comprendía portaviones de escolta. En resúmen, la flota destinada especialmente a la conquista del diminuto islote de Betio, bombardeado desde hace 3 meses y medio por la aviación maritima y terrestre, contaba con 9 acorazados, 6 portaviones, 5 portaviones ligeros, 3 ó 4 docenas de destructores, unos 12 cruceros pesados, más los dragaminas, transportes y los LST. Y para cubrir la operación, existía un "Grupo de interceptación" Task Group 50, 1: 3 portaviones patrullando entre las Glibert y las Marshall... (Me da incluso un poco de grima la enumeración de todo este inmenso arsenal contra unos 3000 japoneses atrapados en un islote aislado... N. del T.)

 

A borod de los portaviones, los hombres tenían la sensación de dirigirise a una tarea fácil y, salvo imprevisto, sin gran peligro. A bordo de los acorazados igualmente. Los acorazados no se preparaban para cumplir su rol tradicional: atacar con su artillería a la flota enemiga. Iban a servir de martillo-pilón. A los únicos combatientes a los que la operación Galvanic seguía siendo un futuro desconocido eran a los pasajeros de los transportes de tropas: los Marines. El primer día ignoraban su destino. El segundo, en una proclama del Alm. Harry L. Hill, comandante de la Task Foce 53, les comuncó el nombre del objetivo y el programa de los bombardeos previos. Les invadió una gran confianza. Casi todos pensaban que no quedaría ni un japonés vivo sobre Betio cuando las primeras oleadas de asalto alcanzaran las playas. Esta opinión prevaleció 24 horas, después la duda se hizo día. Con los japoneses, no se podía saber nunca; en tanto que la isla no estuviera enteramente conquistada, habría riesgo de muerte para cada uno; ejemplo, Guadalcanal. Casi todo el tiempo de la travesía la pasaron en cáculos, hasta la víspera del día J. El optimismo reapareció entonces, todos los hombres fueron persuadidos de que todo se pasaría muy bien.

 

A bordo de los transportes, los Marines consagraban una hora por día al mantenimiento de su fusil (le aceitaban con la ayuda de pequeñpos pinceles) y afilando su cuchillo y su bayoneta. Después, repartidos en grupos, estudiaban fotos aéreas de Betio y maquetas en relive y en colores ejecutadas según estas fotos. Estas maquetas tenían unos 4 m. de largo; todos los accidentrs de la orilla estaban allí reproducidos minuciosamente; se veían incluso cocoteros en miniatura. Cada hombre sabía exactamente donde desembarcaría y lo que debía de hacer entonces. Fuera de estas ocupaciones , los hombres comían, dormían juagaban a las cartas, asistían a la proyección de películas. A medida que la armada avanzaba hacia el ecuador, el calor se convertía en más penoso a bordo de los tranportes, y las pelis eran cada vez más malas. Los Marines sudaban, protestaban, gruñían, pero veían cada peli hasta el final. Escribían también cartas tan numerosas y largas que a bordo de cada navío, varios oficiales tuvieron que ayudar para descargar al censor ordinario. En esas cartas, los hombresno debían hacer ninguna alusión al hecho de que iban probablemente a combatir (estas cartas no llegaron a sus destinatarios más que bastante tiempo después de que los periódicos hubieran ya contado la batalla de Tarawa).

 

Aunque mantuvieran su reputación de "duros", y que la mayoría hubieran ya combatido honorablemente en otros frentes, los Marines no despreciaban los socorros de la religión. En eso, se ve la diferencia entre estos soldados de fortuna, y sus homólogos alemanes o franceses,( comenta acertadamente Georges Blond. N. del T.) A bordo de cada navío, un capellán protestante y otro católico ejercían su ministerio. Los oficios (religiosos) tenían lugar sobre el puente. No cada día, sino varias veces por día, los altavoces anunciaban: "Un servicio protestante tendrá lugar a tal hora, tablero de anuncios tal" o "Una misa católica se celebra en este momento tablero tal". Los católicos confesaban y comulgaban en gran número.

 

Los oficiales asistían a conferencias especiales en el curso de las cuales se les comuncó el horario exacto de los bombardeos y de las fases del desembarco. Todas las informaciones recogidas ssobre las defensas y particularidades de Tarawa les fueron comunicadas, así como informaciones de órden etnológico sobre los nativos de las Gilbert, como si el machaqueo destinado a exterminar a los japoneses hubiera podido hurtar a estos desgraciados, si aún quedaba alguno en Betio. Las últimas instrucciones ya fueron más prácticas: "Recomendad a vuestros hombres que no beban al llegar a tierra agua que no haya sido analizada. Para empezar que beban poco. Cada hombre llevará consigó dos cantimploras, pero no sabemos cuándo se les podrá aprovisionar de agua y víveres. Que nadie toca sin órden expresa los primeros víveres que se desembarquen . Si hay merodeadores, la Policía Militar les advertirá primero, luego disparará.

 

 

 

(Por precaución, subo el texto traducido.)

Link to comment
Share on other sites

La víspera del día J, los Marines verificaron por última vez su fusil y prepararon su equipo. Aparte de sus armas, no deberían llevar consigo más que las municiones, las dos cantimploras de agua, víveres (raciones C y K) para un día, y un poncho camuflado. El calor era cada vez más agobiante. La puesta del sol fue típica de la Micronesia, oro y fuego entre bandas de azul y verde. A bordo de todos los transportes, una última misa católica fue celebrada sobre las 19 horas. La humedad resbalaba por los tabiques de los recintos en los que los hombres estaban arrodillados, apretujados y sudando. El embarque de los hombres de las primeras oleadas debía empezar a las tres de la mañana, del 20 de noviembre, el desayuno se había fijado a una hora exacta e incluso, para algunos, al minuto. Los cocineros debían "levantarse" a las diez de la noche. A las ocho y media, todos los que no estaban de guardia se fueron a dormir. Pocos durmieron. Las últimas noticias recibidas de los aviones que, desde hace varios días, bombardeaban Betio, eran excelentes: "Ni un signo de vida sobre la isla. DCA muy débil".

 

 

Creo que es ahora indispensable echar una mirada sobre un mapa, (vuelve a comentar Georges Blond,. N. del T.)de ver un instante Tarawa tal como la vieron los aviadores que sobrevolaron el atolón, así como todos los hombres que estudiaron las fotos aéreas y las maquetas. Mirad este triángulo. El lado este y el lado sur están constituídos de islotes emergidos que tienen vegetación. El puntillado que rodea de los dos lados el rosario de islotes representa otro arrecife coralino, el que hay que franquear para llegar a las playas. En el lado oeste se abre el pasaje que comunica el lago (lagoon) con el oceano. El grupo de transportes se va a colocar enfrente de este paso, a unas 4 millas. Las tropas serán desembarcadas en los "Alligators", LCM y LCVP (ya descritos); estos transportes con cadenas blindados portando Marines, precedidos de un barre-minas, franquearán el paso y entrarán al interior del lago(lagoon) para posicionarse sobre una imaginaria línea de salida cara al islote de Betio, que vemos al suroeste. A una señal, los Alligators con sus hombres a bordo, los LCM y los LCVP se lanzarán ya hacia las playas. Todo eso es muy simple. Al sur, al suroeste, y al noreste de Betio se mantienen los "grupos navales de bombardeo" (acorazados, cruceros, destructores); los portaviones cruzan más a sus anchas. Repasemos ahora algunos segundos el mapa del islote de Betio. Retengamos simplemente que el islote se alarga de oeste a este. Como se puede ver sobre el mapa, el litoral a atacar ha sido, por comodidad, dividido en sectores por colores: rojas al norte; verde al oeste; negras al sur. Las primeras oleadas de asalto,partiendo, como se ha dicho, del interior del lago (lagoon), deben atacar las playas "rojas". Hemos quedado suficientemente instruídos para comprender el desarrollo de la operación Galvanic, que ahora desarrollamos en más detalle,(concluye Blond).

 

 

 

(Ahora viene detallado con horario completo incluído, todo el desarrollo del ataque al atolón de Betio (Tarawa). No sé los Foreros, pero yo parece que estoy viendo en primera línea los acontecimientos previos al desembarco con todo detalle, gracias a lo prolijo del relato de Blond. Y eso que todavía faltan casi 3 horas para que los Marines empiecen a bajar por las redes de cáñamo a los Alligators. La cosa promete. Voy a ver si logro algunas fotos y un buen mapa de Betio (Tarawa) y lo hago subir todo al Foro. Sobre todo lo del mapa lo considero imprescindible. Si alguien lo logra antes que yo, agradecería lo subiera.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Acabamos, el último día, con la frase conciliadora de Blond, que nos dice que "ya estamos suficientemente instruídos para comprender el desarrollo de la Operación Galvanic". Por mi bien y el de los Foreros, espero que sí. Particularmente yo me hago una idea general. Falta ahora concretarla en imágenes, y sensaciones. Solo seguir confiando en la habilidad narrativa de Georges Blond. Como a mí me está costando relativamente poco traducirle, me hago la ilusión que, de la misma forma irán llegando sus descripciones a los Foreros. Como siempre intento transmitir al castellano la atmósfera creada en su original francés.

 

Ahora, con el conteo horario que sigue, acabaremos de centrar la representación de estos momentos tan especiales del Todo o Nada.)

 

 

 

20 noviembre.

 

Oh 30.- Los transportes y los grupos navales de bombardeo comienzan a ocupar sus posiciones. La luna en lo alto. Cielo claro, cuatro décimas de cúmulos. Se distinguen las siluetas de numerosos navíos que se mueven lentamente.

 

2h 15.- A bordo de todos los barcos, zafarrancho de combate.

 

3h 15.- Los Marines de las primeras oleadas comienzan a embarcar en los "alligators". Con los cascos y revestidos de un uniforme camuflado amarillo y verde, fusil en mano o al hombro. Cantimploras y muni ciones al cinto, equipo (ligero) a la espalda. Los sargentos pasan lista. Los hombres de los primeros grupospermanecen en los puentes iluminadoss por la luna, los otros esperan en el interior, totalmente equipados. Están chorreando sudor. Todos han recibido la órden de cambiarse de muda, y lo han hecho, pero parecen ya sucios. Ninguno se ha afeitado; barbas de tres días, o más. Los hombres hablan poco. Su actitud expresa, en general, la pasividad resignada del soldado que espera.

 

3h 2o.- Los transportes cambian de sitio. Se habían colocado demasiado al sur, arriesgando de enmascarar el tiro de los acorazados; una órden los desplaza. Se ponen en movimiento lentamente, arrastrando tras ellos bien que mal sus vehículos de desembarco. Ligero balanceo, algunas LVT pierden a su barco-madre. Gritos en la noche, llamadas, juramentos, golpes de silbato. Todo acabó por componerse. Se experimenta el sentimiento de asistir a una operación enorme y complicada. Pero a medida que el tiempo trascurre, cada uno se siente más y más tranquilo. "¿Cuántos japoneses vamos a encontrarnos en Betio?" pregunta un corresponsal de guerra a un oficial. Respuesta: "Ciertamente no muchos. Tiene cañones de 125. Ya habrían debido de empezar a dispararnos".

 

5h O7.- Una batería de Betio abre el fuego sobre los barcos más cercanos. Algunas columnas de agua, nadie alcanzado. Instantáneamente, los acorazados Colorado y Maryland responden con su artillería principal. Este trueno estremece la noche y, a bordo de todos los barcos, cada uno se inclina sobre el puente para asistir al esperado bombardeo. La respuesta de los acorazados ha sido tan pronta que, en toda la armada, casi nadie sabrá que los japoneses han disparado, puesto que cesaron su fuego casi tan pronto como empezaron. Ahora, el espectáculo ha comenzado. La segunda salva partió de la boca de los grandes cañones, produciendo en la semioscuridad de la noche lunar un resplandor anaranjado muy vivo y muy rápido. Y se ven a los obuses en el aire: antorchas incandescentes, describen un arco elevado, con una lentitud sorprendente; se sigue su recorrido como se seguiría el de un coche. Cuando llegan aproximadamente a la mitad de su recorrido, la gente de los transportes oyen retumbar el trueno. Los obuses retumban. Nada. Los obuses han debido caer al mar. Tercera salva. Mismo espectáculo, pero esta vez, apenas han caído los meteoros cuando un muro de llamas se eleva n la noche a más de cien metros de altura; después el trueno de la explosión hace vibrar el mar y los barcos. Un depósito de municiones debe de haber sido alcanzado. A bordo de todos los barcos, los hombres lanzan gritos de alegría. Como si este disparo certero hubiera excitado también a los cañones, estos se pusieron a tirar más rápidos y más numerosos, otros acorazados se adherían a los primeros, después los cruceros, cuyas salvas se distinguen por ser más rápidas y ligeras, luego los destructores cuyos cañones de 125 tiran en trayectorias tensas y casi tan rápidas como las ametralladoras. El cielo de Tarawa es una gran cúpula iluminada bajo la cual se ve a todos los barcos sombríos e inmóviles. Betio aparece ahora como un largo brasero anclado en el mar, en el interior del cual se distinguen intensidades, rabias más o menos violentas; con los prismáticos, se puede ver sobre la orilla las siluetas de los cocoteros cuya copa es una antorcha; de toda la superfifice de la isla se eleva continuamente una humareda luminosa comparable al agua de un manantial hirviendo. El bombardeo es tan violento y tan contínuo que se tiene la impresión de que este paroxismo prolongado no puede permanecer sin un resultado definitivo, que se va a ver incluso la materia misma de Betio explotar y volar por el aire, o que la isla se va a dislocar y desparecer humeando en el mar. Sin cesar un instante de tirar, los navíos de guerra se aproximaron a Betio; descargan sobre él una cascada ininterrumpida de de hierro y fuego. La humareda hirviente de los incendios parece aplstada sobre ella misma, como una bestia torturada. Las primeras luces del día se deslizan en el cielo.

 

5h 52.- Silencio. Un silencio extraordinario, Los barcos de guera están extrañamente inmóviles, el humo de la última salva se aparta de ellos lentamente. El cielo está pálido, un cuarto cubierto; hace fresco. Buena brisa (de 8 a 10 metros/segundo). Mar agitada. Betio arde y humea.

 

 

 

(Aprovecho cambio de hora, para subir el texto)

Link to comment
Share on other sites

5h 54.- Ruido de motores de aviones. El ronquido se intensifica rapidamente, y se ve a los aparatos, venidos de aportaviones. Los primeros son aviones torpederos cargados de bombas pesadas. Llegan encima de Betio en vuelo horizontal, bastante bajos, largan sus bombas. Se ve, enmedio de las llamas y el humo, alzarse resplandores, y los geyseres de tierra. Después los bombarderos en picado. Estos parecen en el aire librarse como a un deporte. Se elevan a más de mil m. por encima de Betio, se alinean y de repente pican, sucesivamente, uno tras otro, o por parejas, o tres a la vez. La tierra de Betio se eleva bajo sus zambullidas. (Durante este tiempo, los Marines continúan colocándose en los "Alligators". Los LVT de las primeras oleadas comienzan a dirigirse hacia el paso, duramente sacudidos. Los hombres están empapados por las salpicaduras de las olas, y algunos sufren mareo. La mayor parte no aparta su mirada del brasero de Betio aplastado bajo las bombas. Nadie se imagina que un ser humano pueda permanecer vivo ahí.)

 

6h o5.- Ni un avión en el cielo. Los acorazados, cruceros y destructores abren el fuego de pronto. El trueno del bombardeo es un ruido contínuo. Betio desaparece en la humareda.

 

6h 12.- Nace el día. Fin del bombardeo naval. El dragaminas Pursuit franquea el paso y pentra en el lago , seguido de otro dragaminas, y después de dos destructores. En ese momento. una batería japonesa, situada a unos doscientos metros al este del malecón, abre el fuego sobre los dragaminas. No les acierta. Los destructores responden seguidamente, la batería nipona se calla.

 

6h 15.- Llegada de aviones americanos sobre la isla. Los bombarderos en picado aplastan con sus bombas el emplazamiento artillero que acaba de disparar. Toda la superficie de la isla es de nuevo bombardeada. Los cazas llegan para ametrallar la orilla.

 

6h 25.- Fin del bombardeo aéreo. En los Alligators que danzan en el flanco de los transportes, los hombres están congelados. A su entender, la operación Galvanic se desarrolla muy lentamente.

 

6h 32.- Algunas columnas de agua estallan a menos de 50 m. de un transporte. La mayor parte de los hombres (que ignoran que los japoneses han disparado) creen que se trata de un error de un artillero americano y echan pestes contra el torpe. El anuncio de que se trata en realidad de obuses japoneses produce una impresión considerable.

 

6h 34.- Se retoma el bombardeo naval, con concentración particular sobre la batería que acaba de disparar. Orden a todos los transportes de alejarse dos millas hacia los costados. Nueva maaniobra con los LCM y LCVP siguiendo como pueden. Ahora los LVT (Alligator) están todos en camino hacia la línea de salida. Se les ve como pequeños insectos negros dejando sobre el mar una estela ancha y corta, muy particular.

 

7h 15.- El Dragaminas Pursuit se coloca sobre la línea de salida y dirige sus proyectores hacia los Alligators para guiarlo hacia él. Los pobre cocodrilos avanzan penosamente, viento contrario, en el mar agitado. Un hidroavión catapultado del crucero-almirante Maryland informa al almirante Hill, comandante de la Task Force 53, que la 1ª oleada de asalto está retrasada sobre el horario y no podrá ciertamente llegar a las "playas rojas" a las 8h 30 hora prevista. Hill tras consulta con el gral. Smith, decide tomar como hora H las 8h 45 (Hill no cede a una inquietud de órden histórico- Cada movimiento previsto en el plan Galvanic - partida de las oleadas sucesivas de asalto, desembarque de aprovisionamientos, - está calculada en el tiempo en relación a esta hora H original, que exactaamente es el instante en que la 1ª oleada llegará a la playa. Es, pues, indispensable bajo pena de ver instalarse el desorden , que la hora H del plan se corresponda con la realidad de este hecho; por conssiguiente, de tener a la Flota al corriente de sus variaciones previsibles. A la media hora de haber escogido las 8h 45, el almirante Hill comprendió que era aún demasiado pronto. La hora H será fijadaa las 9h.)

 

El plan preveía que a la hora H+15, un comando de especialistas armados de fusiles, explosivos y lanzallamas, desembarcaría en Betio para "limpiar" el malecón y para abrir una brecha en la barricada fortificada que se elevaba tras el malecón. Los hombres de la 1ª oleada , que ahora esperaban en la línea de partida, vieron al Alligator que contenía al comando ponerse en movimiento a las 8h o9'. En todo desembarco, es necesario que alguien desembarque el 1º. Los Marines veían a este Alligator de vanguardia que avanzaba solo hacia Betio, mientras que el cañoneo continuaba. Dos o tres hombres del comando se giraron hacia atrás, agitaron los brazos hacia los compañeros, después miraron como los otros hacia adelante, hacia la isla muda y arrasada, todavía enigmática, como agazapada bajo su negra humareda.

 

 

 

(Sobrecoge un poco que toda esta parafernalia fuera destinada a un islote (ni llegaba a isla) de dos kilómetros y medio cuadrados. Y arriba está escrito: 2.000 toneladas de obuses, más mil toneladas de bombas de avión. Y que a los japoneses se les calculaban unos 3.000 efectivos (antes de empezar el susodicho bombardeo, claro.)

 

Mañana seguiré con la rutina del horario,pues el desembarco en sí está a punto de producirse. Y puedo adelantar (sin traicionar ningún suspense) que seguro habrá algún bombardeo mas...)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Me alegra que Rocko haya localizado un par de mapas , se me ha adelantado y son mejores que los míos. Y ha tenido la sensibilidad y el acierto de subir dos de entre las fotos que le envié. La 1º es de lo más significativo para entender lo que les esperaba a los Marines que intentaban ganar la playa en los Alligators. Pero eso ya harina de mi costal: es justo lo que voy a traducir seguidamente. Y verdaderamente importante para el devenir del desembarco, ya que lo mediatizó por entero. Veamos sin más. Tras únicamente un pasajero Punto y aparte.

 

 

 

Los Alligators conteniendo la primera ola de Marines dejaron la línea de salida a las 8h 24. La distancia a recorrer hasta las "playas rojas" era de unos 6 kms. El trueno casi constante de los cañones y las humaredas negras extendidas por el cielo daban un carácter dramático solemne, fúnebre, a esta progresión sobre la calmada agua del lago. Dentro de los Alligators, los hombres permanecían silenciosos. Algunos minutos tras la partida, cesó el bombardeo y se vió a los aviones por encima de Betio, cazas que ametrallaban las playas. Luego se alejaron y el bombardeo se reanudó. Se veían perfectamente los diferentes incendios sobre toda la anchura de la isla con, aquí y alla, una derecha columna de llamas en medio del humo. De su espeso tejido de cocoteros, Betio no había conservado más que algunos árboles diseminados, unos desgarrados de pie, otros milagrosamnete intactos. Cuando los cañones se callaban un poco, se levantaba la humareda y estos cocoteros supervivientes se destacaban con claridad sobre el cielo, hasta la costa sur de la isla. Los Marines empezaban a identificar bien los detalles de las "playas rojas", cuando los primeros obuses japoneses explotaron encima de los Alligators.

 

Eran las 8h 47; 3 kms. quedaban por recorrer. La primera impresión de los Marines fue una sorpresa particular ante la extrañeza por lo sucedido. Desde hace más de una hora, cada uno de los hombres pensaba: "Han disparado. No han muerto todos. Nos van a disparar encima". De todas formas era un espectáculo extraño ver llegar proyectiles de un sitio tan incendiado, tan devastado como Betio. Y lo más extraño todavía: estos obuses eran inofensivos¡ Mal reglados, cargados de un explosivo demasiado potente, estallaban todos encima de los vehículos pulverizándose en metralla tan fina como la arena. Los hombres miraban estas nubecillas con desconfianza, preguntándose qué iba a pasar.

 

A las 8h 54, los cañones americanos callaron. Era el momento en que el comando de especialistas llegaba a la escollera; no se podía continuar tirando sin arriesgarse a matarlos. (Los hombres de este comando ejecutaron su trabajo de demolición bajo el fuego nipón, mientras los cazas americanos volvían a ametrallar las playas de cada lado de la escollera para protegerlos. Los hombres no se oían y no podían ni hablarse. Por encima de ellos y a su alrededor, el cielo y la tierra producían el ruido de una fritura gigantesca crepitando entre mil leones furiosos. De cada lado del malecón, la superficie del agua estaeba llena de salpicaduras comparaables al efecto de gruesas gotas de lluvia cayendo en un barril lleno. Una brecha de 15 m. fue abierta en el muro tras la escollera. El porcentaje exacto de las pérdidas del comando durante esta misión no ha sido conocido, pues varios hombres fueron muertos sobre Betio los días siguientes, incluído el jefe, el Tte. William D. Hawkins.)

 

Algunos minutos antes de las 9, los Alligators trasportando la 1ª ola de Marines llegaron al arrecife. Hasta allí, ninguno de ellos había sido alcanzado. La playa esta ba todavía a un millar de metros. (Entre 700 y 1.000 m.: el arrecife estaba oblícuo en relación a la orilla.) Los obuses anticarro empezaron a encuadrar a los Alligators. Medio minuto más tarde, varios fueron alcanzados de lleno. Los hombres, de una zancada pasaron por encima de la borda de los Alligators parados (se ve perfectamente esto en los documentales rodados en esos momentos. N. del T.); y se dejaron caer al agua; se pusieron a caminar. Las ametralladoras japonesas abrieron el fuego sobre ellos. Algunos habían empezado a caminar con el agua al pecho, o incluso hasta el cuello, manteniendo sus armas por encima del agua. Alrededor de cada uno de los pequeños grupos formados que marchaban así hacia la playa, la superficie lisa del lago se vió salpicada por entero, de salpicaduras de las balas. El grupo iba disminuyendo en número. (Y es este preciso momento el de la foto 1ª que envié a Rocko, y que repito ha tenido el acierto de subir. N. del T.) Simplemente los hombres desaparecían bajo el agua o incluso, cambiaban de repente de postura, recorriendo todavía algunos metros, curvados hacia adelante, después caían en el agua. Algunos caían en agua poco profunda, dejando emerger una parte de su cuerpo, o su mochila, o su fusil. (aquí se ve una fotografía, que envié a Rocko, de una especie de balsa llena de heridos, llevada por estos hombres con el agua al pecho, hacia la salvadora orilla. Espero que Rocko lea estas líneas y la suba. Es una foto tan emocionante como la anterior. N. del T.) Las ametralladoras continuaban a tirarles encima. La orilla estaba ahora muy próxima. No se veía ni un solo japonés. He aquí exactamente lo que veían los Marines de la primera oleada que marchaban hacia la playa "Rojo 1" Metida en el mar, a unos 700 m. a la izquierda, la escollera, mal hecha, con planchas sobre pilotes de cocoteros, dañada; varado contra ella un Alligator que debía ser el del comando Hawkins. Justo enfrente, la orilla, es decir: Primero una banda de arena clara y de coral gris y verde de 6 ó 7 m. de fondo; a esta distancia, elevando brúscamente el nivel de la playa, una especie de rompeolas (o murete) de un poco más de 1 m. de alto (un metro 20; este terraplén, sólidamente construído de troncos de cocoteros, bordeaba las playas en toda su longitud); más allá, el suelo arenoso de la isla con los cocoteros hechos trizas apareciendo y desapareciendo en la humareda. Esta orilla era un desierto. La muerte que allí te acogía no tenía rostro. El ssl brillaba en el cielo azul vivo, en el este, por encima del mar azul, y era necesario seguir andando hacia ese pequeño infierno tan bien organizado por los hombres, en medio de las mortales salpicaduras, hacia esa orilla de nada coronada de fúnebres nubes negras. Si por una suerte increíble se alcanzaba sin heridas el borde del agua y se podía franquear corriendo los siete metros de arena y de coral hasta el terraplén, se encontraaba allí un ángulo muerto, un abrigo, una protección que parecía incomparable. Pero justamente, el deber estaba pasando ése murete. Las ametralladoras y los cañones japoneses se hallaban pasando ése especie de rompeolas. Allí estaban sus reductos que era preciso atacar y destruir - sus reductos que no habían podido destruir 3.000 toneladas de proyectiles. Los primeros Marines se lanzaron, con sus fusiles y sus granadas...

 

Los Alligator conteniendo las 3 primeras olas de asalto habían franqueado la línea de salida a las 8h 24, a las 8h 27 y a las 8h 30. Las oleadas siguientes eran transportadas en LCVP - grandes barcazas de desembarco no anfibias, todavía llamadas "barcos Higgins". Los corresponsales de guerrraque habían sido incorporados a la 5ª ola, y que observaban con prismáticos la orilla de Betio, hacia la cual se dirigía su barcaza, experimentaron el sentimiento de que pasaba alguna cosa insólitaal constatar que no había ningún LCVP entre el arrecife y la playa. Los LCVP de la 4ª ola describían círculos a este lado del arrecife. Casi enseguida, una embarcación de mando vino a advertir a alos hombres de la 5ª olade prepararse a un trasbordo cuando llegaran al arrecife. La profundidad del agua era insuficiente; solo los Alligators podían pasar. Una lanzadera se había organizado entre el arrecife y la playa, pero había muy pocos Alligators y los LVCP debían esperar. Cada uno se sintió helado al oir esta noticia catastrófica. Significaba que el horario minuciosamente establecido de la Op. Galvanic ya o tenía ninguna significación; que el desembarco iba a ser extremadamente lento y mortífero (se había podido ver el recibimiento reservado a las primeras oleadase); nada impedía pnsar que los Alligators estarían todos destruídos antes de haber llevado a tierra bastantes hombres para mantener el terreno conquistado por la p serían muertos sin que se les pudiera reemplazar bastante rápido con su lento primera oleada, o que los Marines ya desembarcados estarían muertos sin que se les pudiera reemplazar bastante deprisa con este lento sistema de lanzadera.

 

La realidad no debía ser tan negra como estas conjeturas extremas, pero casi tan negra.

 

 

 

(Voy a subir lo traducido. También mandé a Rockofritz una serie de fotos de los Marines de ése día 20 de noviembre agazapados en pozos de tirador apenas traspasada la playa. Proceden del propio USMC. Son, repito, extraordinarias)

Link to comment
Share on other sites

Hacia las 9h 30.- Numerosos LCVP describen círculos a una o dos millas de la orilla de Betio, entre la linea de salida y el arrecife. Los cañones nipones tiran sobre ellos, hiriendo a los hombres. Los Alligators que hacen de lanzadera entre arrecife y playas son irrisoriamente poco numerosos. Cada Alligator embarca la mitad del contingente de un LCVP. "No tengo tiempo de transportaros hasta el borde del agua, somos demasiado pocos, dice generalmente el piloto del Alligator. Os voy a llevar a un sitio desde donde vosotros podréis andar. Véis esa vieja carcasa de cargo japonés, allí? Yo os dejaría allí y daré media vuelta para ir a buscar a los otros. Podréis hacer pie." Cada Alligator aproximándose a la orilla es violentamente cañoneado y ametrallado. Tan pronto los hombres están en el agua, su alrededor se llena de salpicaduras Muchos hombres caen al agua. No hay ninguna oleada organizada, solamente de tiempo en tiempo un Alligator que llega lo más cerca de la orilla y que da media vuelta, dejando en el agua algunos hombres sin ninguna aprotección. Además de los hombres muertos por metralla o balas de las ametralladoras, contará con un número de ahogados, pues la playa está llena de de agujeros profundos, y claro está, invisibles. Las unidades están mezcladas y dispersas Un grupo nada y marcha en el agua hasta el abrigo de un Alligator destruído. Una docena de hombres son reunidos allí, habiendo perdido su oficial. Otro oficial habiendo perdido sus hombres, llega y dice a estos: "Seguidme". Todos marchan hacia la playa, se establece un PC en un embudo de artillería. Ningún medio de comunicar. Las emisoras fuera de uso por el agua del mar y las balas. El oficial envía estafetas a derecha e izquierda para intentar tomar contactos con otros grupos. A 600 m. cerca de la extremidad del malecón, un Alligator lleno de Marines es alcanzado por un obus y explota. Los restos vuelan y vuelven a caer. Se ve enseguida a hombres que nadan. Al borde de la orilla varios Alligators destruídos y miles de peces muertos -peces gordos de 15 cm. a un metro de largo.

 

 

 

(Con sueño lo dejo aquí. Todavía este 20 de noviembre esta naciendo, y ya los horarios están amontonados. Veremos sus consecuencias.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Como empiezo tarde, acabaré antes. Así que obvio presentación. Solo indicar que solo separan 10 minutos desde la marcación anterior)

 

 

 

9h 40.- El coronel David M Shoup, commanding officer de los Marines, que, hasta ahora, se mantenía, bien que mal en comunicación con sus jefes de Bon., desembarca (no sin dificultad: 500 m. a pié en el agua bajo el fuego de las ametralladoras) en Betio e instala provisionalmente su P.C. en el extremo sur (lado de la playa)del malecón.

 

9h 56.- Mensaje del mayor Schoettel (comandante del 3º Bon. del 5º Rgtº de Marines) al cnel. Shoup: "Estamos bajo fuego enemigo muy violento playa Roja 1. Imposible desembarcar todos. Desenlace dudoso."

 

9h 58.- Shoup a mayor Kyle (comandante de un Bon. de reserva todavía en la línea de partida): Desembarque en playa Roja 2 y presion al oeste para sostener a Schoettel."

 

10h o7.- Schoettel a Shoup: "Barcos varados sobre el arrecife sometidos a violento fuego procedente del flanco de Rojo 1. Tropas segadas en el agua. ."

 

10h o9.- Shoup a Schoettel: "Desembarque playa Roja 2 y presiones enseguida al oeste."

 

10h 13.- Schoettel a Shoup: "Prácticamente ya no hay efectivos".

 

Hacia las 10h 45.- El desembarco de los hombres sigue siendo lento y mortífero. Se ven ahora LCM de desembarco transportando tanques. Cada LCM se vara sobre el arrecife (importantísimo repetir que ningún vehículo transportando tropas o tanques pudo rebasar este arrecife, debiendo bajarse allí mismo los soldados y los carros, avanzando al descubierto hasta las playas. N. del T.), baja su rampa; el tanque sale al agua. Un hombre le guía marchando delante de él clavando en el agua banderas de asta larga para señalar los agujeros de la playa. Este trabajo es más peligroso que ningún otro. Tan pronto como un guía es alcanzado, otro toma su puesto. Seis tanques llegan juntos (playa Roja 1)ante una brecha abierta con lanzallamas, expreso para ellos, en el rompeolas (murete del que ya se ha hablado, y del que se hablará. N. del T.)Pero se aprecia que el espacio entre el borde del agua y el de la pared de troncos de cocotero (murete/rompeolas) está en este sitio sembrado de muertos y heridos. Los carros oblicuan para pasar más al oeste y vuelven al agua. Cuatro se pierden en los hoyos.

 

11h 00.- Se tienden hilos telefónicos entre el PC del cnel. Shoup y algunos embudos de obús. Lad dos cabezas de puente americanas (sobre Rojo 1 y al extremo sur de la escollera) tienen aproximadamanete ocho metros de profundidad.

 

11h 20.- La primera ola de un Bon. nuevo de Marines llega al arrecife ante "Rojo 3". Los pilotos de las lanchas Higgins de desembarco bajan las rampas y un cierto número de hombres (¿han recibido mal? ¿han comprendido mal las órdenes?) se precipitan sin esperar a los Alligators de cadenas. La mitad se ahoga. Los otros se dispersan, mientras los japoneses abren fuego con morteros. Apenas cien hombres llegan a la playa. Desde el espigón, el cnel. Shoup y el cnel. Carlson llaman la atención de la oleada siguiente e indican por gestos a los hombres de avanzar siguiendo esta escollera, cuyos pilares procuran una protección relativa. Finalmente (no demasiado), el mando se dará cuenta que el paso a lo largo de la escollera es el único que permite economizar un poco las vidas humanas.

 

12h oo.- Un mínimo de órden se instaura poco a poco en el caos de las tropas desembarcadas. El cnel. Shoup logra entrar en comunicación con alrededor de la mitad de sus subalternos. Las pérdidas señaladas son muy pesadas. Los sanitarios alinean a los muertos y los heridos graves sobre las playas. Se les ve pasar sin cesar, llevando tranquilamente camillas donde son extendidos los cuerpos, cubiertos con con un poncho camuflado. Los heridos tienen el rostro descubierto; los muertos tapado. De rato en rato, un Alligator con cadenas conduce un cargamento entero de heridos hacia los barcos. (Los sanitarios sufrirán en Tarawa el porcentaje de bajas más elevado; en un Bon. 26 de 29) La progresión sobre Betio es extremadamente lenta en todos los sectores: un metro cada vez, o menos. Los nipones tiran desde blocaos algunos situados justo al otro lado del murete rompeolas. Apenas se les ve a estos blocaos, que están casi enteramente enterrados y parecen estar construídos de varios espesores de troncos de cocoteros separados por arena. Uno de ellos es "limpiado" hacia las 13h 00 detras de "Rojo 3", he aquí cómo. Un Marine, tras haber preparado cartuchos de dinamita con detonadores, salto el murete y logró arrojar uno de sus explosivos por la tronera del blocao (a cinco metros). Se oye la explosión, una furiosa erupción de humo y polvo sale por la tronera. Mientras tanto, otros dos Marines han escalado el parapeto, uno llevando sobre su espalda un depósito de dos cilindros, y el otro con el tubo del lanzallamas. El parapeto está barrido por las balas. El primer Marine logra arrojar otro cartucho de dinamita por la tronera. Nueva explosión. Una silueta kaki sale corriendo por una abertura lateral del blocao. No ha recorrido cinco metros cuando el chorro vibrante de llamas le alcanza, le clava en el sitio. El japonés arde "como un trozo de película". Los tres Marines corren y se lanzan a tierra justo contra el blocao. Las balas contenidas en las cartuchera del nipón muerto continúan explotando todavía un buen minuto.

 

Situación a las 15h 30.- Playa "Rojo 1": la cabeza de puente conquistada al extremo oeste de la playa (exactamente "el pico" de la isla de Betio)es de lejos la más importante: un centenar de metros de profundidad; pero no se progresa más. Playa "Rojo 2": pocos Marines visibles; a los únicos que se ve están pegados contra el murete-rompeolas (que se ve perfectamente en absolutamente todas las fotos tomadas en estas horas en el conjunto de las playas de Betio. N. del T.) El este de la isla parece desolado. Ningún signo de vida. En el borde del agua, 15 Alligators abandonados. Delante de "Rojo 4", 4 tanques inmóviles. (En el P.C. superior a bordo del Maryland, se delibera sobre las llamadas provenientes de Betio reclamando: bombardeos y ametrallamientos de sostén; municiones; artillería; medicamentos; plasma sanguíneo.

 

 

 

(Mañana más: aprovecharé un rato por la mañana, pues comprendo que estamos en lo más emocionante de la operación. Valor (¿estoicimo?) por donde quiera que se mire. Uno se pregunta si solo se hubiera bombardeado previamente la mitad de lo que se hizo...)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Reanudamos el contacto con el reloj. Han pasado cuatro horas, para mí capitales. Aún con un porcentaje de bajas desconocido hasta ahora, solo el entrenamiento físico (y mental) de Los Marines ha logrado que no se abortase el asalto al atolón de Tarawa.

Para ambientarme un poco(más)esta mañana me he puesto el newsreel (documental) de la serie s/SGM "Las imágenes definitivas" que puso a la venta el año pasado el periódico El Mundo. Concretamente, el DVD relativo a Tarawa, cuyo título genérico es "El asalto a las islas", solo (me ha parecido cortísimo dada la importancia del envite y lo que se jugaban los americanos) dura diez minutos. Claro está, todo sale excesivamente reducido, sintetizado y condensado. La imágen, crucial para el desarrollo posterior del desembarco, de los Marines marchando al paso en poco más de medio metro de agua con la playa de Betio al fondo,(tras haber sido "abandonados" en el arrecife por los lanchones Higgins de desembarco) sometidos al tiro directo japonés, solo dura unos segundos en el escaso metraje ofrecido. Por lo menos tuve la ocasión, en la traducción, de enfatizar ese hecho en concreto. Por lo menos me quedé con el último y corto comentario en Off que se escucha: "Ahora ya saben los americanos lo que les espera". Pues eso.

 

Y sigo maravillándome de la narración que de este desembarco histórico hace el autor, Georges Blond. Cómo logra reflejar la atmósfera que se vivió en Tarawa. Parece como si hubiera formado parte del grupo de corresponsales de guerra que allí, desde el terreno, informaron al mundo. Cuando en realidad, que yo sepa, estaba entonces en la Francia metropolitana, recién liberada de las tropas del III Reich.

 

Volvamos a la humeante Tarawa, donde creo que ya ha pasado lo peor(para las tropas USA... claro.) Recordar que han pasado 4 horas desde la anterior cita horaria.)

 

 

 

16h 00.- Los destructores y los aviones americanos bombardean Betio. El Mando se ha convencido que se pod

ía intentar hacerlo sin demasiado peligro para las tropas; y eso es preferible al estancamiento mortal. Los destructores se adelantan hasta menos de 1000 m. (desde el lado del mar) y tiran con mucha precisión sobre las posiciones japonesas situadas al sur de las playas de desembarco. Los hombres que están sobre esas playas oyen el bombardeo como sigue: 1º el trueno del obús explotando sobre el suelo; 2º el silbido del obús en el aire; 3º la detonación propia del disparo en sí. Los cazas ametrallan a muy baja altura. Los hombres perciben como tres cintas azul-gris brotar de cada una de sus alas y enseguida les llega el ruido de las balas del calibre 50, comparable al de la grasa en una sartén al calor de la lumbre. Los bombarderos en picado se zambullen tres a la vez: ruido conocido del picado, después la explosión de la bomba. El suelo de la isla es sacudido por entero. Los hombres sienten la arena escurrirse en sus botas. Durante todo el tiempo que dura este machaqueo, una ametralladora japonesa continúa imperturbable su tiro. Aparte del tiro de las ametralladoras y cañones japoneses, los americanos sufren el de los francotiradores encaramados en los cocoteros ilesos. Estos tiradores emplean una pólvora sin humo, están extraordinariamente camuflados, y son capaces de permanecer horas inmóviles bajo no importa qué bombardeo, esperando para tirar que los americanos pasen justo bajo su árbol o que ya les hayan rebasado.

 

17 horas.- Otros blocaos han sido reducidos eal silencio detrás del murte-rompeolas. Los Marines lanzan primero cargas explosivas para despejar la arena que cubre los troncos de cocotero. Los lanzallamas entran de seguido en acción. Los troncos fibrosos y compactos resisten al fuego como si fueran de cemento, pero las llamas encuentran intersticios. Se oye con claridad explotar en el interior las municiones de los japoneses. Un olor de carna quemada se difunde.

 

Al crepúsculo de este primer día, la posición de los americanos es precaria. Nada de ganancia de terreno apreciable desde las 15h 30. No hay línea de fuego contínua, sino solamente pequeños grupos de hombres en los embudos de los obuses. A bordo del acorazado-insignia, las autoridades superiores están esperando en cualquier momento conocer que los Marines han sido arrojados al mar. En las playas, los hombres son invitados a mejorar sus hoyos lo mejor posible en previsión de un contrataque nocturno o de bombardeos aéreos. Pero las cabezas de puente son tan poco extensas que no hay ni sitio para adecuar agujeros decentes para todos.

 

 

Mientras tanto, en el día que va declinado, se distinguen otros navios de desembarco que se dirigen hacia Betio. Eran los artilleros que por fin llegaban, con sus piezas de 37 y 75 mm. Cinco secciones fueron desembarcadas en la extremidad del malecón, y los hombres avanzaron enseguida como pudieron, utilizando la protección de los pilotes. Los cañones fueron sacados y empujados en el agua. Las ametralladoras japonesas tiraban sobre el malecón con balas trazadoras coloreadas en rosa. Se veían las curvas al elevarse sobre Betio más allá del rompeolas, pasar por encima de las playas, caer para apagarse en el agua. Hecho extraño, otras trayectorias, estas rojo-anaranjadas, es decir americanas, brotando de los Alligators y de los LCM abandonados para ir a impactar, también, en el malecón. Se supo más tarde que, japoneses desnudos y nadando a ratos bajo el agua, se habían deslizado hasta estos vehículos americanos abandonados, en los que habían esperado la llegada de la noche.

 

Un poco más tarde, la oscuridad aumentó y todo se calló. A bordo de los barcos americanos, cada uno afinaba el oído. Se temía oir en cada momento las descargas de fusilería del contrataque japonés sobre Betio. Nada. El (brutal) machaqueo naval y aéreo había obtenido al menos este resultado (apreciable) de privar a los nipones de sus comunicaciones. El gral. Shibasaki (que murió en Betio al día siguiente) se encontraba aislado en su PC fortificado. Nada de bombardeo tampoco. Solo un avión japonés sobrevoló Betio, dando vueltas lentamente, como "Charly la lavadora electrica" en Guadalcanal, dejando caer dos bombas. Municiones, medicamentos y provisiones, así como tanques ligeros y medios fueron desembarcados. Según los comentaristas militares americanos, el hecho más remarcable de la noche fue la disciplina de fuego de los Marines. Solo algunos disparos sueltos mataron a un japonés perdido. Se pudo temer todo de tropas más nerviosas, obligadas a tener el dedo en el gatillo y escrutando el negro de la noche. Un solo instante de enloquecimiento, y los soldados amontonados en las playas de Betio se hubiesen disparado unos a otros, y masacrados. Al fín, el alba del segundo día hizo palidecer el cielo.

 

 

(Aprovecho el nacimiento del día, para subir lo traducido)

Link to comment
Share on other sites

Dia J + 1 (21 noviembre)

 

5h 30.-Marea baja. Los tramos de poca profundidad coralina, entre el arrecife y la playa, están al descubierto, dejando aparecer los cuerpos de los Marines muertos o ahogados la víspera. Algunos están doblados en dos, empuñando aún su fusil, en la postura exacta en que fueron alcanzados, otros muchos estirados, la cara en la arena. Una brisa ligera arrastra hasta las playas el olor dulzón de descomposición.

 

6h 15.- La primera ola de un nuevo contingente de Marines (1º Bon. 8º Rgtº. Estos hombres han esperado toda la noche en la línea de salida en sus LCVP) se aproxima a Betio. Las lanchas Higgins de desembarco están sometidas a un fuego muy violento antes incluso de haber llegado al arrecife. Dos hacen explosión. Los barcos no alcanzados bajan sus rampas sobre el mismo arrecife, y los hombres empiezan a marchar en el agua. Los japoneses disparan con ametralladoras, morteros y uno o dos cañones de 77. Millares de balas salpican (otra vez. N. del T.)en el agua, se tiene la impresión que los hombres son segados tan severamente como el día anterior. Los supervivientes que llegan hasta la orilla remontan lentamente la playa. Se reagrupan por dos y se dirigen a los embudos, mientras que los francotiradores continúaan a tirar sobre ellos. Pero los grupos se han desorganizado. Todo el material de demolición, así como los lanzallamas, se han perdido entre el arrecife y la playa. Más allá de la playa, todos los cocoteros de los que se habían eliminado a los tiradores, han sido ya reocupados. El fuego de los tiradores emboscados es más nutrido que nunca. Pesimismo general. El cnel. Shoup decide que es absolutamente necesario dividir a las fuerzas enemigas. Da la órden a los 1º y 2º Bones. del 2º Rgtº de Marines de atacar hacia el sur. Misión: Apoderarse de la costa sur.

 

(Estos dos Bones. habían desembarcado la víspera en Betio, respectivamente a las 9h 17 sobre "Rojo 3" y a las 11h 30 sobre "Rojo 2". Se encuentran entre las unidades que han sufrido pèsadas pérdidas. La órden significa que es necesario franquear deliberadamente el murete-rompeolas de una vez por todas, (no me importa repetir que en este estrecho espacio entre la orilla- borde del agua-, y el murete solo había 7 m. de arena y coral: y ahí estaban empantanados los Marines... N. del T.) marchar por terreno batido por el fuego japonés, progresando. Los únicos espacios "cubiertos" a utilizar son los embudos de obús, los cocoteros abatidos y, en unos pocos metros solamente, los blocaos japoneses ya reducidos. Algunos hombres avanzan bajo el fuego, lanzando sobre un blocao granadas y cargas de TNT; después los hombres de los lanzallamas, protegidos por tiradores, avanzan hasta las fortificaciones y utilizan su poder por el fuego. "Si estos ataques eran coronados por el éxito, es decir si los atacantes vivían lo suficiente para llevar su empresa a buen fin, entonces una sección entera podía a veces progresar algunos metros".

 

9h 20.- Se reanuda (y van... En 2 kms. y medio cuadrados... N. del T.) el bombardeo de Betio por barcos y aviones para sostener la tentativa de ruptura hacia el sur. Los cazas vuelven a ametrallar en grupos de hasta doce. Bombardeo delicado, en razón de dos necesidades: 1º no tocar a las tropas que avanzan; 2º dañar lo menos posible el aerodromo. Sobre las playas, las camillas cargadas de muertos y heridos desfilan sin interrupción. Los muertos empiezan a oler mal. Los vivos están increiblemente sucios, el rostro cubierto de una capa de polvo negruzca (cenizas, arena polucionada por el humo de los incendios), la combinación era cada vez más parecida a las ropas de un deshollinador.

 

El cnel. Shoup ha establecido su PC 15 m. en el interior de la isla, en un agujero cavado contra un grueso blocao (10m x 3m x 3m) japonés. Las paredes de este fortín están hechas con dos filas de troncos de cocoteros separados por un intervalo de 80 cm. llenos de arena. Todo él recubierto todavía de arena. Los troncos de los cocoteros tienen de 15 a 20 cm de diámetro y están sujetados entre ellos por crampones de acero de 20 cm. Es evidente que solo una bomba o un obús de grueso calibre puede dañar tal construcción, a condición de caer exactamente encima. Si el proyectil cae al lado, no hace más que recubrir más aún el blocao de arena.

 

10h 22.- Mensaje de la 2ª div. (Estado Mayor del gral. Smith) al cnel. Shoup: "¿Tiene Vd. suficientes tropas en Betio para terminar la ocupación?". Respuesta: "Situación no es buena en tierra. ¿Tiene Vd. instrucciones para mí?"

 

11h 40.- División a Shoup: "Déme precisiones sobre situación en tierra."

 

12h 14.- Shoup a División. "Situación en tierra incierta. Cnel. Carlson en camino hacia Vd. con mapa de la situación."

 

13h 40.- División a Shoup: "3º Bon. del 2º Rgtº (desembarcado ayer en "Rojo 1") ha progresado suficientemente para limpiar Playa Verde. 1º Bon. del 6º Rgtº desembarca ahora en Playa Verde."

 

13h 50.- Shoup a División: "Envíen más lanzallamas si es posible. Estamos en la parte sur de Rojo 1 y Rojo 2. Hacemos lo que podemos."

 

14h30.- Algunos indicios permiten despejar la impresión que la situación de los americanos en Betio mejora un poco. Por ejemplo, se constata una continuidad más grande en el movimiento de los Alligators de cadenas que llegan a las playas, cargados de material y que vuelven cargados de heridos. Los japoneses siguen tirando sobre ellos, pero este fuego es menos eficaz. Cirujanos curan ahora a los heridos tumbados en la arena. (Se trata sobre todo de inyecciones de plasma sanguíneo que deben permitir a estos desgraciados aguantar hasta su llegada a las salas de operaciones de los barcos. Las bolsas de plasma están suspendidas a cuerdas tendidas entre dos fusiles clavados en la arena por la bayoneta.) Varios carros ligeros nuevamente desembarcados sostienen la tentativa de ruptura hacia el sur. Se acercan tanto contra los blocaos, como para darles un abrazo, y tiran en las troneras.

 

16h 00.- El cnel Jordan informa al cnel. Shoup de que acaba de llegar a la costa sur con unos 170 hombres (de los 1º y 2º Bones. del 2º Rgtº). Estos sobrevivientes se caen de fatiga, sin agua, sin víveres, casi sin munición. Los japoneses les atacan furiosamente en la playa, viniendo del este. Fuertes pérdidas. Shoup envía enseguida a través de la isla varios Alligators trasportando agua, comida y munición.

 

17h 06.- El gral. Smith recibe un mensaje de Shoup dándole cuenta de la situación en Betio a las 16h. Shoup indica las posiciones americanas refiriéndose a la numeración ya convenida. He aquí las últimas frases de su mensaje: "Casualties many. Percentage dead not known. We are wining." (En inglés en el original. N. del T.)

 

 

 

(Y con este clima optimista lo dejamos hasta mañana. También yo me he ido dando cuenta de que la balanza se empieza a inclinar del lado USA. No en vano los soldados japoneses iniciales se calculaban en unos 3.000... Simple matemática.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Otro dia/noche que entro tarde. Hasta donde pueda. Me da la impresión que empezamos a saber quién no pierde esta partida. Pero mejor no adelantar nada, e ir hora a hora, nunca mejor dicho, desgranando la batalla, que creo, nos tiene pendientes. En mitad del Dia J + 1.)

 

 

 

Esto es así en todas las batallas. El furor del intercambio de golpes no ha disminuído, incluso a veces parece aumentar, el observador no puede retirar la mirada del lugar de una pelea indecisa, por ejemplo de estas "Playas Negras" donde los japoneses combaten gritando excitados, y sin embargo los dados están lanzados, el destino ya ha designado el vencedor. A decir verdad, si se considera desde un poco de perspectiva, la operación Galvanic apenas era imaginable que los americanos no acabaran por conquistar Betio. Pero el sistema de defensa de contacto de los japoneses así como su voluntad inquebrantable, hubieran podido transformar el asalto en una especie de asedio irritante con, por qué no intervención de una escuadra japonesa, en fin, extender inoportunamente la operación en el tiempo, y en el espacio. Los americanos había deseado un desembarco-relámpago, se econtraron con una furiosa agarrada. Conviene admirar como, en lo más fuerte de este encontronazo, Shoup, con su intuición de verdadero caballo de guerra, declare, ahora sin temor a equivocarse: We are wining.

 

Si nos referimos a los testimonios de los combatientes, se constata que la mayor parte no dudaban en absoluto que la suerte estaba ya decidida en su favor. Los de la costa sur sostenían el ataque japonés con una resolución fatalista y desesperada, diciéndose que no había otra cosa que hacer y que, de cualquier manera, si ellos se relajaban un segundo estarían muertos. Los que, partidos de "Rojo 3", abordaban ahora el cemento del aerodromo (lado este) se preguntaban cómo sería posible a un hombre llegar vivo al otro lado de este espacio constantemente barrido por las balas. Parece que los únicos que tuvieron consciencia de que el viento giraba del lado bueno, fueron los que, por una u otra razón, se encontraban sobre las playas "rojas" hacia el final de la tarde. A las 18 horas, vieron llegar los primeros jeeps arrastrando cañones de 37 mm. "¡Ya están aquí los jeeps¡" Vieron sobre la cara aplastada de estos vehículos bonachones el primer guiño de la victoria.

 

Hacia las 20 horas, Shoup vió llegar a su PC al cnel. Merrit A. Edson, que venía a relevarle. Oficialmente, el "cnel. Shoup, que había soportado la responsabilidad del mando en tierra en las condiciones más dificiles, iba a poder retomar el mando de su unidad". Es verdad que no estaba en absoluto destituido. Fue cubierto de honores y alabanzas tras Tarawa. Pero Shoup no había dormido desde hacía 72 horas. El gral. Smith se había dicho que un cerebro descansado no sería inutil en el PC de Betio - y puede ser que con otra mirada nueva. La continuidad del mando es una cosa excelente pero, a ciertos niveles, la discontinuidad puede ser también excelente. Edson (célebre entre los Marines; había mandado un Bon. de Rangers en Guadalcanal), "asumíó inmediatamente la carga del mando de todas la fuerzas en acción sobre Betio" y comenzó a redactar, de concierto con Shoup, un plan de operaciones para la jornada siguiente. Una vez más, los Marines se prepararon para pasar la noche. Los muertos estaban bien tranquilos sobre la arena, liberados para siempre de la angustia de los combates terrestres, probablemente nada molestos por su propio olor. Los supervivientes sufrían de este olor, pero estaban menos inquietos, menos tensos que la víspera. La novedad de la inclinación favorable del combate había llegado de diversos lados, imposible de saber cómo (el orígen de tales nuevas es siempre un misterio) y ella circulaba de una posición a otra más rápido que no importa cuál órden urgente. Muchos hombres agotados, durmieron durante las primeras horas de la noche. Los que se encontraban sobre las playas "rojas" fueron despertados a medianoche por la inundación de sus agujeros: el mar había subido, y la marea era más fuerte que la noche anterior. Justo antes de la madrugada, cuatro aviones japoneses vinieron a bombardear Betio. Una bomba cayó en el extremo oeste de "Rojo 1", matando un Marine e hiriendo a ocho. No hubo contrataque terrestre nipón esta noche tampoco. Y este fue el tercer día.

 

 

Día J + 2 (22 noviembre)

 

Playas rojas, playa verde, playas negras. El oficial de Estado Mayor que, sentado en un despacho, escribió el primero estas apelaciones convencionales, varios meses antes del ataque de Betio, era una especie de vidente. La arena de las playas rojas había reaalmente bebido la sangre de los Marines. Sobre la playa verde, "limpiada" previamente por un destacamento venido de "Rojo 1", los hombres del 1º Bon., 6º Rgtº, habían desembarcado como en un entrenamiento. La playa verde les ofrecía la esperanza de una victoria facil. En la madrugada del 3º día, habiendo recibido la órden de progresar hacia el este, avanzaron desde su punto de desembarco marchando hacia las playas negras. Todo cambió. Las playas negras iban a merecer su nombre.

 

El 6º Rgtº de Marines era una unidad célebre, llevando el cordón ganado en Francia durante la 1ª GM. Los hombres del 6º eran conocidos por su reputación de llevar su "esprit de corps" hasta el extremo e incluso por su orgulloso desdén. Avanzaron sobre las playas negras "víva y violentamente, como hombres deseosos de acabarlo rápido". Se toparon con la red de fortificaciones más densa de la isla. Cada 10 m., en ciertos sitios cada 5 metros, un blocao japones emergía a mitad en la arena, robot inmovil escupiendo balas. Los tanques ligeros eran impotentes contra estas construcciones. A las 8h, llegó un carro medio; solo uno. En espera de algo mejor, hubo que contentarse con este único ejemplar, llevarle sucesivamente ante cada blocao, en medio de los fuegos cruzados de los otros robots. Los hombres del 6º avanzaban, pero al precio de fuertes pérdidas. Además, sufrían cruelmente del calor y de la sed. Vieron aparecer con satisfacción Alligators, venidos de la costa norte y trasportando bidones de agua de 20 litros. Sin embargo, estos recipientes habían sido llenados en Nueva Zelanda, varias semanas antes; en el calor ecuatorial, su revestimiento interno en esmalte había fundido, volviendo el agua imbebible. No había más que una solución: continuar sin beber. Al fin de la mañana, el 1º Bon. del 6º Rgtº, habiendo perdido el 40% de sus efectivos, se detuvo en los embudos de obuses para reorganizarse. Había ganado 700 metros.

 

Desde las 6h 15, los destructores y los aviones bombardeabanla parte este de la isla. Betio estaba ahora enteramente desnuda, casi tan repugnantede ver como un gato desollado. Era sobre este cadáver que era preciso arriesgar la vida. A 300 m. al sureste del PC de Edson, un Bon. atacaba un grupo de tres casamatas que formaban una pequeña fortaleza. La operacion, vamos a ver, era interesante. Las 3 casamatas se flanqueaban tan bien que era imposible hacer avanzar un carro para tirar a bocajarro en una tronera, ni de lanzar allí un paquete de explosivos. El impacto directo en la tronera fue logrado por el apuntador de un mortero, que acertó así a la 1ª casamata, de troncos de cocoteros. La suerte quiso que su proyectil alcanzara un depósito de pólvora oculto en el interior. Enormes trozos volaron. La 2ª casamata era una construcción no tan grande, pero enteramente metálica, parecida a la torreta de un barco de guerra. Dos carros medios vinieron a plantarse a 10 m. y comenzaron a tirar inmediatamente. Tras 5 minutos (la torreta tomaba un color oxidado y desprendía un humo blanco), se vió a un japonés desnudo, llevando solamente un taparrabos, salir corriendo por una puerta lateral. Antes de que los lanzallamas hubieran podido alcanzarle, se arrojó bajo el vientre de uno de los carros. Se produjo una ligera explosión, pero la granada del nipón no fue sufuciente para dañar el tanque que, por el contrario avanzó. La torreta acababa de abrirse bajo los obuses. (Creo que tenga la foto de este blocao-torreta ya abierto. Es de pequeñas dimensiones, y como de 2 m. de alto. Veré de buscar ya ésa interesante foto. N. del T.)

 

 

 

(Para dar tiempo y a Rocko subirla, lo dejamos aquí. Ahora viene el 3º blocao: por la lectura previa que hice, creo que es lo que se ve en todos los newsreels/documentales s/Tarawa. Yo lo tengo en un par de ellos. Como curiosidad, en la peli de "Arenas sangrientas" (Iwo Jima, con John Wayne)fugazmente utilizan un poco de metraje de este ataque. Si logro alguna foto fija, no dudar que aparecerá en el Foro.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Cada día entro más tarde. Pero en ese retraso encontré las fotos del 2º bunker (metálico) de la traducción de anoche. Y también la del 3º cuya traducción interesa hoy. Esas y algunas fotos más de Tarawa las he enviado a Rockofritz...

Con un Punto y seguido.)

 

 

 

La tercera construcción era monumental. En las fotos que fueron tomadas durante el ataque (los americanos filmaban y fotografiaban todo), aparece como una verdadera,y restos de toda clase. Era una gruesa torreta en metal y cemento, género Línea Maginot, cuya parte aparente estaba, además, revestida de la protección cocotero-arena. (Las construcciones no podían ser en que teramente enterradas: a poca distancia de la superficie de un atolón, sale agua) Este abrigo enorme fue atacado al lanzallamas. Los lanzadores de llamas progresaban de medio metro en medio metro, bajo el fuego que les llegaba de las troneras contra las que tiraban fusiles, armas automáticas y los cañones ligeros. Tras una hora de co mbate, la pared del blocao fue alcanzada. Los chorros de llamas, penetrando por las aberturas, se revolvieron en el interior. Otros atacantes corrieron al techo del blocao (creo que es en este momento que fue tomada la foto que he encontrado. En el documental que tengo se ven antes y después los ataques de los lanzallamas. N. del T.) Del lado opuesto japoneses salieron para contratacar. No faltaron lanzallamas para recibirles; los japoneses ardían o retrocedían quemados vivos, mientras que los americanos seguían avanzando por el techo. Los ocupantes empezaron entonces a evacuar el edificio por las puertas sur y este. En cuanto aparecía uno, era barrido por ametralladoras y granadas. Ninguno pudo correr más de cuatro o cinco metros. Algunos vacilaban de salir. "Se envió un bulldozer que acumuló la arena y los escombros en todas las aberturas hasta cubrirlas completamente, reglando así la suerte de los japoneses restantes".

 

Los bulldozers no servían solamente para enterrar a los vivos. En el mismo instante, no lejos de allí, detrás del PC del cnel Edson, varias docenas de cuerpos de Marines estaban alineados sobre la arena. Todos olían muy mal. No había ponchos suficientes para cubrirles a todos. Algunos mostraban terribles heridas. Uno de los gruesos vehículos avanzó y cavó una trinchera bien rectilínea, de un metro de profundidad. Los hombres encargados del entierro colocaron los cuerpos en la trinchera, lado a lado, de dos en dos, mientras que un capellán católico y otro protestante, a unos pasos uno de otro, leían las plegarias del oficio de difuntos. Era necesario darse prisa. No era posible dejar por más tiempo estos cuerpos expuestos al aire, sobre todo los que habían permanecido en el agua. El bulldozer dió media vuelta y empujó la tierra sobre las caras y los cuerpos de los Marines. Amén.

 

Mediodía. Los últimos cocoteros de Betio son muñones apuntando al cielo azul; alrededor de ellos, sobe la arena blanca hollada, llena de restos de la batalla, ni una sombra. Sobre las playas negras, los hombres del 1º Bon. 6º Rgtº, esperan agua y refuerzos. Extienden por encima de sus hoyos lo que pueden encontrar para defenderse de estos rayos inmisericordes. A las 12h 30 llega un enlace. Solamente trae un mensaje escrito a lápiz sobre una hoja amarilla: "Atacar hacia el este a las 13h 30." Firmado Edson. El Sexto y el Séptimo; nobleza obliga. La órden es comunicada a los hombres , que no hacen ningún comentario.Su orgullo (o desdén)es para este instante como una ayuda. Faltos de poder saciar su sed, en espera de las 13h 30, fuman sus últimos pitillos.

 

13h 55.- El gral. Smith, comandante en jefe de la 2ª División de Marines, llega a Betio. Edson y Shoup le acogen en su PC de vagabundos, gran hoyo en la arena abrigado del sol en parte por telas de tiendas de campaña. Smith, en mangas de camisa, cuello abierto, con sus gafas sin montura bajo el casco redondo, su cinturon con revóver ceñido bajo, en el vientre, tiene tanto el aire de un sabio como de un general. El Alligator que le traía ha recibido un obús japonés; el conductor ha sido herido. Smith ha cambiado de vehículo sin decir nada, pero con geto preocupado. La superioridad en material de los americanos debería ahora resultar aplastante incluso sobre Betio. Nuevos carros han desembarcado, algunos de 32 toneladas, así como numerosas tanquetas portando cañones de 75 mm. "Veamos dónde estamos" Edson informa. Los japoneses no ocupan más que el tercio este de la isla (con forma de cola de pajaro) aunque constantemente bombardeados. Pero, allí donde ellos ya no ocupan, permanecen, hasta la muerte. Cada nido de japoneses debe ser extirpado tan dificilmente como un diente roto a ras de la encía. De todas formas, no hay más que darse una vuelta para formarse una idea de la situación. "Vamos", dice Smith.

 

15h.- Los hombres de las playas negras reciben agua realmente bebible.

 

16h.- Reciben más agua, y tabletas de sal. (Una transpiración excesiva y prolongada priva al organismo del mínimo de sal necesaria). El ataque continúa. El 1º Bon., 6º Rgtº, ejecuta su trabajo con método y, todos se ponen de acuerdo en reconocerlo, con una especie de desapego superior.

 

16h 05.- Smith, de vuelta de su visita de inspección sobre Betio, envía el mensaje siguiente al almirante Hill, comandante de la Task Force 53: "Situación no favorable a una limpieza rápida de Betio. Fuertes pérdidas entre los oficiales hace dificil el problema del mando en zonas (aquí enumera unos nums. clave) al este de la isla. Numerosos emplazamientos intactos al extremo este de la isla. Línea actual del frente sigue aproximadamente las cotas ( y vuelve a citar nums. en clave). Numeroso puntos fortificados japoneses subsisten al oeste de este frente, en el interior de nuestras posiciones. Ocupación completa demandará todavía cinco días al menos."

 

 

 

(Queda tela por cortar a pesar de lo exíguo de su extensión. También he encontrado unos planos miliares de Betio muy explicativos. Rockofritz se encargará de ellos, digo. Así como de la cubierta de un libro escrito por un Cnel. de Marines, Joseph H Alexander, titulado "Utmost savagery. The three days or Tarawa" por si interesa a algún forero. La portada es un cuadro en que aparece un primer plano de un Marine andando con el agua a la cintura en ese momento terrible, ya narrado, en que debe avanzar al descubierto casi un km. para intentar llegar a la orilla tras ser "dejado" en el arrecife que circunda toda la isla de Betio. Aseguro que el dibujo impresiona.

Mañana más)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Seguimos, recuerdo, en el Día J + 2. La balanza se sigue inclinando en contra de los japoneses, cercados y, ellos sí, sin trazos de relevo. De su Marina propia, ni está ni se la espera. Y lógicamente, en comparación con los americanos, ni barcos hospital (con un altísimo porcentaje de heridos sin recibir ningún auxilio médico), ni, en fín, lugar al que retirarse. El final, próximo y previsto, mera consunción. Nadaa nuevo, pues.

 

Volvamos al relato de Georges Blond, con su relato desapasionado, pero descrito desde la perspectiva americana, lógico: es la que conoce de primera mano.)

 

 

 

Todo militar quwe envía un primer informe a una autoridad superior fuerza su pesimismo y ennegrece el panorama. Sería de locos obrar de otra manera. La tendencia de la autoridad superior es "siempre" menear la cabeza con una sonrisa (superior), murmurando: "Sí, si... En fin, no debe ser tan terrible como para eso." Los refuerzos, los aprovisionamientos, las demoras nunca son obtenidos en cantidad suficiente más que a fuerza de informes exageradamente pesimistas; si el jefe presente sobre el lugar de los hechos no envía más que una descripción exacta, faltará de todo. Además, una vez la batalla terminada, la autoridad superior no le reconocerá más que un mínimo mérito si en los documentos no aparece que él (la autoridad superior) ha enderazado una situación extremademente grave, si no desesperada.

 

Esto no esta escrito para describir a Julian Smith (general, y comandante en jefe de la 2ª Div. de Marines) como un hombre astuto preocupado únicamente por su reputación. A decir verdad, ése no era él. Al redactar así su mensaje, actuaba simplemente como un jefe inteligente, nada ignorante de las reglas del juego militar y deseoso de obtener los medios de terminar su acción lo mejor posible, y, probablemente, con la menor pérdida de vidas humanas. Esto es respetable.

 

En el curso de la inspección a la isla, sobre la que todavía resonaba sin cesar el ruído de las explosiones y la fusilería, Edson y Shoup habían mostrado ciertamente a su general los índices que anunciaban el fin de la batalla: en el combate a muerte, los nipones comenzaban a preferir el suicidio. Se había encontrado en varios blocaos, o aquy allá en los agujeros, a los que habían decidido ellos mismos su suerte. Los unos, tras haberse quitado una de sus botas de jungla con suela de caucho, habían apoyado su fusil sobre su frente y, con el dedo gordo del pié, apretado el gatillo (hace ya tiempo que tengo "ésa" fotografía, y por ello no me será dificil encontrarla. Haré todo lo posible. Por su indudable interés histórico. N. del T.); otros simplemente habían apretado una granada contra su pecho y la habían hecho estallar. Smith dió órden de empezar a enterrar los muertos japoneses, que no olían menos mal que los otros.

 

A lo largo de la costa sur, los hombres del 1º Bon. del 6º Rgtº habían avanzado regularmente desde las 13h 30. A las 18h 30, hicieron alto y cavaron hoyos para pasar la noche.

 

Al final del terecr día, casi todos los japoneses aún con vida estaban comprimidos en la larga y estrecha cola del pájaro Betio, al este de aerodromo. Los americanos esperaban ahora su contrataque, la embestida suicida tradicional. Este contrataque se produjo, en efecto, por la noche del tercer día y en la noche del tercero al cuarto día. Fueron los hombres de las playas negras los que soportaron el choque más rudo. Los resultados de esta acción permanecieron confusos como la acción misma. Los primeros relatos hablan de "asalto en masas compactas"". Luego debían quedar cuatrocientos japoneses vivos en Betio. Parece que el primer contrataque desencadenado a las 19h 30, haya sido, al contrario,obra de japoneses poco numerosos (unos cincuenta) y fanáticamente determinados, que lograron infiltrarse en las posiciones avanzadas del 1º Bon. del 6º Rgtº. Como en la jungla de Guadalcanal, brotaron de repente de todos los lados y se lanzaron ferozmente sobre los americanos. El combate fue una melé cuerpo a cuerpo a la bayoneta y a la bomba de mano, que duró una hora. En un momento los americanos flaquearon. El oficial que mandaba la compañía de primera línea (compañía B) pidió refuerzos por teléfono. Se le respondió "que no había refuerzos disponibles y que la compañía B debía mantenerse a cualquier precio". Los hombres se recobraron, y forzaron a los nipones supervivientes a retirarse. Ninguno de los documentos oficiales u oficiosos, que informaron (justamente) de la heroica resistencia de la compañía B, dijo por qué no hubo refuerzos disponibles. Absolutamente nada permite comprender que allí no los hubo. Pueder ser que las autoridades superiores pensaron que "eso no era tan terrible como para eso" y que los hombres del 6º Rgtº tenían allí una excelente oportunidad de sostener su reputación. Bien entendido, eso no es más que una suposición.

 

 

 

(Lo dejo ya mismo, pues empieza a fallar la conexión. Y me da miedo que se me borre.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Algunas fotos más:

 

Mapa de Betio

tarawabetiomapa.jpg

 

Tarawa Betio se aprecia a la derecha la barrera de arrecifes que impiidió la llegada hasta la playa de barcazas desembarco.-

 

tarawabetioseapreciaala.png

 

Tarawa foto ya conocida pero esta con más detalle murete, alligators y Marines muertos en marea alta

 

tarawafotoyaconocidaper.jpg

 

 

Tarawa encontrada foto suicidios Bunker Playa Negra citado en libro.-

tarawaencontradafotosui.jpg

 

Tarawa betio bunker metalico.-

tarawabetiobunkermetali.jpg

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Acabamos hoy el capº dedicado a la batalla de Tarawa/Betio. Lucha tan terca por una isla, mejor dicho, por un islote de poco más de dos kms. y medio cuadrados. Afortunadamente Rockofritz va subiendo casi cada dia fotos que le voy enviando y que esperamos vayan sirviendo para hacernos una mejor idea de lo que fue esta confrontación.

 

Tras el Punto y Aparte de costumbre.)

 

 

 

Los japoineses contratacaron de nuevo a las 23h 00 y a las 23h 30, pero con mucha menos fuerza. El último contrataque, llevado esta vez por todos los sobrevivientes (unos 300 aproximadamente) fue desencadenado el 23 de noviembre a las cuatro de la madrugada, al claro de luna. Sería inexacto decir que fue repelido. Simplemente los asaltantes fueron exterminados. La anchura del frente no alcanzaba los doscientos metros. Los nipones se precipitaron contra una línea americana que había sido sndada y reforzada en el curso de la noche y abundantemente provista de artilleria. Los cañones de los barcos machacadoba la isla detrás de los japoneses de este a oeste, les habría forzado a avanzar bajo los cañones que les esperaban si no se hubieran antes lanzado ellos mismos. Sin embargo, cuando amaneció el día, no estaban todos muertos. Algunos irreductibles disparaban todavía en los blocaos de la punta este. A las 8h 00, tras otra media hora de bombardeo naval, los carros americanos avanzaron, seguidos de los lanzadores de llamas. La cola del pájaro (quedamos en que Betio parecía la silueta de un pájaro con las alas plegadas. N. del T.) fue "limpiada".

 

 

El sol del cuarto día aparecía por encima del horizonte, ya quemaba (recordar que Tarawa está sobre la línea del ecuador. N. del T.) La pequeña isla devastada más allá de toda expresión ahora parecía tranquila. De cuando en cuando, un breve tiroteo o la explosión de un paquete de TNT hacía temblar el suelo; después el silencio. Hacia mediodía Smith envió un mensaje al almirante Henry Hill, comandante de la Task Force 53: "Recomiendo vívamente que baje hoy Vd. a tierra con su jefe de estado mayor. Podrá tomar todas las informaciones sobre el género de resistencia que debemos esperar en el curso de las operaciones venideras". Hill bajó a Betio, acompàñando a Nimitz, que acababa de llegar en avión. Smith le hizo hacer el recorrido del propietario. Por todas partes se enterraba a los muertos y se distribuían agua y víveres. Un olor atroz subía de Betio, pero los Marines comían con buen apetito. Todos tenían comida en abundancia. A las 13h 10, la isla fue oficialmente declarada conquistada.

 

La ceremonia de la toma de posesión se desarrolló al día siguiente 25 de noviembre. Las banderas americana e inglesa (la isla había pertenecido a los británicos) fueron izadas lado a lado ante las tropas formadas. Las trompetas sonaron. Después se vió a los Marines marchar sobre el malecón camino de su embarque. Se cruzaron con las tropas que venían ocupar Betio. El material de recostrucción y de defensa llegaba a las playas en enormes cantidades. Sobre el aerodromo, las niveladoras de los Seabees estaban ya al trabajo.

 

La batalla de Tarawa/Betio había durado setenta y dos horas. El número de muertos americanos fue de 988, de los que 55 fueron oficiales; el de los heridos, 2311. Del otro lado del balance apareció bien elocuentemente la obstinación de la resistencia japonesa. He aquí. Importancia de la guarnición al 20 de noviembre (conocida por la contabilidad encontrada en el PC japonés): 4.836. Auxiliares coreanos de construcción hechos prisioneros: 129. Japoneses hechos prisioneros: 17 (la gran mayoría heridos de gravedad que no pudieron suicidarse. N. del T.) Japoneses muertos: 4.690.

 

 

 

(Terminado aquí el capº del libro de Georges Blond dedicado a esta batalla, voy a tomarme la libertad, en aras de un mayor interés y comprensión de la misma, añadir unas páginas de otro libro, también de un francés, Albert Vulliez, titulado "Tonnere (trueno/ruido del rayo) sur le Pacifique", que tratan exclusivamente sobre los hechos arriba narrados. El estilo de ambos autores es muy similar. Todo sea como un complemento que favorezca más la comprensión de este importante evento, sumandose a la clara y detallada exposición primera de Blond. Espero de la aquiescencia de los Foreros. Lógicamente extractaré el texto a fin de no repetir innecesariamente los hechos.)

 

 

 

(...) Cuando en julio de 1943 el almirante japonés Koga tumo que admitir la eventualidad de sacrificar Rabaul (muy principal base aeronaval nipona en el suroeste del Pacífico, que había capitaneado la invasión y posterior lucha sobre Guadalcanal. N. del T.)deciodió de reforzar en el este la defensa de su perímetro y confió al almirante Shibasaki el mando del grupo de Tarawa. Con cuatro mil fusileros marinos y cerca de 3000 trabajadores coreanos, transformó el atlón de Betio en fortaleza.

 

Era un jefe de gran dinamismo, maestro en el arte de las fortificaciones. Ya en el mes de agosto del 43, Shibasaki había afirmado al almirante Koga "que serían necesarios a los americanos un millón de hombres y cien años de esfuerzo para apoderarse del atolón de Betio". Sus reductos construídos con troncos de cocoteros religados con grapas de acero, cimentados con bloques de duro coral, no iban a tardar en demostrar su extraordinaria resistencia. Las órdenes que había dado a sus oficiales eran simples y llenas de sentido común: "Esperad a que los transportes de tropas asaltantes se reunan para el desembarco antes de abrir fuego. No tiréis más que sobre los citados transportes, desdeñad los otros barcos. Si el enemigo empieza a desembarcar hundid sus lanchones durante su travesía hasta la playa. Seguidamente concentrad el fuego sobre los primeros elementos desembarcados en la misma orilla. Dado que no dispondrán ni de una veintena de metros entre esta orilla y el murete contínuo de nuestros reductos, no podrán ni agrupar sus unidades ni efectuar una perforación para establecer una cabeza de puente".

 

Este plan debía ser aplicado al pie de la letra, y fue por muy poco que no tuvo éxito.

 

 

Las fotografías aéreas y las observaciones hechas por los comandantes de submarinos, hicieron que Nimitz decidiera aniquilarlas previamente con bombardeos navales y aéreos proseguidos sin interrupción durante una semana, y aahogarlas después bajo la aplastante superioridad numéricade su cuerpo de desembarco que totalizaría 14.000 hombres, tanques ligeros y piezas de artillería. Lo que le preocupaba más tiempo eran esas extraordinarias defensas naturales que constituían las barreras de los arrecifes coralinos que rodeaban las playas del atolón. La amaaplaitud de las mareas estaba sujeta a variaciones apreciables que añadían un nuevo desconocimiento a la profundidad desconocidade los fondos indicados en los mapas marinos. (...) Y el tiempo corría: No dejar a los japoneses completar su sistema defensivo. Según el estudio de las mareas el día más favorable era el del 15 noviembre; lo que daba a Nimitz poco tiempo para reunir la enorme cantidad de aviones, de navíos y de tropas previstas en el desembarco. Primó este primer intento sobre el de retardar la fecha de la operación.

 

 

 

(Mañana seguiremos aportando más datos suplementarios (siempre interesantes).

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Tal como dijo el almirante Shibasaki, los Marines fueron hostilizados tan tempranamente como se reagruparon las lanchas que debían conducirles a Betio, "con un fuego nutrido de las baterías de costa japonesas"

Y sigue Albert Vulliez en su "Tonnerre sur le Pacifique")

 

 

 

La sorpresa fue total pues todo el mundo las creía "pulverizadas" por el tiro de los acorazados ( y por los bombardeos aéreos previos. N. del T.) Fue preciso que los destructores se aproximasen a ras de tierra para ralentizar un poco el diluvio de obuses que caía sobre los vehículos de desembarco.

 

Finalmente, el regrupamiento ( de los lanchones de desembarco) previsto para las 7 de la mañana, no fue realizado más que hacia las 9 horas y cuando la primera oleada llegó a la barrera de arrecifes, fue acogida con un fuego de infierno. La marea ya había bajado y los tractores (Alligators, con cadenas) aún válidos tuvieron mucha dificultasd en franquearla. Los hombres pesadamente cargados debieron saltar muy lejos de la playa y, durante su marcha extenuante, cerca de 600 de entre ellos resultaron muertos o heridos. Los que superaron esta dificultad se desbandaron, buscando su salvaciónen las raras asperezas del terreno. Los tractores anfibios (Alligators) que intentaban penosamente liberarse para volver a por la segunda oleada, yuvieron de embarcar los heridos. Varios de los Alligators de cadenas quedaron enganchados en los arrecifes y los Marines que chapoteaban en el agua se agruparon para protegerse detrás. A las 10 horas, algunos centenares de Marines habían acabado por poner pié en las playas, pero las unidades estaban dislocadas. Los hombres no encontraban a sus oficiales y obedecían de mal grado las órdenes. Bloqueados en los agujeros individuales (hay que ver en las fotografías a los Marines amontonados. N. del T.), a algunos pasos de la muralla de troncos de cocoteros que bordeaba la playa,(el repetido murete-rompeolas de Blond) oyendo silbar por encima de sus cabezas las balas de los tiradores emboscados entre los bloques de piedra del malecón,d y no se atrevían a sacar la naríz fuera. Ninguna de las previsiones se había cumplido. Ni el coronel Shoup ni su plana mayor habían podido poner pié a tierra. La iniciativa estaba en dmanos de los jefes de sección. Casi todos se portaron con un valor soberbio y fue uno de ellos quien salvó temporalmente la situación.

 

El grupo de Raiders del Tte. Hawkins y del sgtº mayor Price había logrado aferrarse a los pilotes del malecón. Comprendiendo el peligro mortal que hacía correr a los hombres que desembarcaban del tiro de flanqueo de las ametralladoras emboscadas entre los bloques de piedra del malecón, Hawkins reunió, llamándoles por sus nombres, al mayor número de hombres posibles, y les condujo al asalto al grito de : "¡Es preciso ir allí¡"..

 

Tras un cuerpo a cuerpo terrible, los Raiders lograron limpiar todos lo emplazamientos de ametralladoras cuyos sirvientes habían continuado tirando hasta el último minuto. Sin duda los enlaces del alm. Shibasaki habían sufrido con el bombardeo cercano de los destructores que había sido de una intensidad formidable, pues ninguno de sus subalternos tomó la iniciativa de un contrataque que hubiera contenido definitivamente el asalto de los americanos. Fuera como fuese, el malecón fue finalmente despejado. Era imposible a los hombres utilizarlo pues los "snipers" emboscados en los cocoteros loe ametrallaban sin parar, pero las lanchas LCT pudieron atracar abrigándose detrás de los bloques de piedra del malecón, y algunos carros ligeros llegaron incluso a rodar hasta tierra.

 

Por la tarde, el cne. Shoup desembarcó y estableció su PC sobre un blocao hundido abandonado. La cabeza de puente tendría en ese lugar ¡¡unos 20 m. de profundidad¡¡. Cuando cayó la oscuridad, vió llegar por detrás un grupo de Alligators (con cadenas). Casi todos lograron atracar en la extremidad del rompeolas. Los hombre empezaron a avanzar arrastrándose por el malecón, otros protegiéndose por debajo entre los pilotes. Ya de noche, Shoup recibió la primera buena noticia del día: una de sus compañías había atracado muy al oeste en un lugar poco defendido por los japoneses. Había avanzado hacia el este unos 500 m. encontrándose con pequeños grupos de Marines esparcidos por los alrededores.

 

Aunque los Marines no habían tenido el menor descanso desde las 6 de la mañana, ninguno de ellos tuvo la posibilidad de tomarse un segundo de reposo. No solo estaban absorbidos por los preparativos del ataque del dia siguiente, sino con la iluminación de cohetes luminosos, el tiro ininterrumpido de los barcos de guerra y el horrible olor que despedían los cadáveres que al bajar la marea habían quedado al descubierto sobre la playa.

 

Al llegar el día, llegaron los 2 Bones. prometidos de refuerzo. Shoup lanzó la órden de atacar. Los hombres amontonados detrás de su PC en la estrecha cabeza de puente central salieron por saltos de la posición, protegidos por el "straffing" incesante de los aviones de asalto de los Marines que picaban a ras de tierra. Pero el fuego de los blocaos japoneses era todavía más nutrido que la víspera. A pesar del lanzamiento de granadas por los intersticios entre los troncos y el chorro de los lanzallamas, los japoneses seguían tirando. Tras una hora de esfuerzos sobrehumanos, el cnel. Shoup debió rendirse a la evidencia: su contrataque se había quebrado en el mismo embrión. La mayor parte de sus oficiales estaban muerto o heridos. Hawkins, que había realizado prodigios con su grupo de Raiders, había recibido metralla en la espalda y también en la pierna. Aunque rehusó evacuarse, Price tuvo que tomar el mando. Shoup telefoneó a Julian Smith: que "no era dueño de la situacion". El mayor-gral. le respondió: "Aguanta unas horas, te envío al 6º Rgtº".

 

Turner y Holland Smith había creído que las cosas iban tan bien como en el atolón de Makin y, al recibir estas malas noticias, volvieron a Tarawa a toda velocidad.

 

La promesa de la proxima llegada del 6º Rgtº era ciertamente reconfortante para los defensores de las cabezas de puente de Betio, pero era necesario aguantar algunas horas y nadie sabía si la cosa era posible. Los fusileros de Shibasaki luchaban con una energía feroz. Sin duda el almirante estaba entre ellos en aquel momento, en el corazón de la batalla, preparando la contraofensiva que arrojaría a los americanos al mar. Las pérdidas sufridas por los Marines eran terribles. Los cadáveres se acumulaban en los alrededores de las cabezas de puente. Las piezas de artillería debían ser acercadas hasta casi tocar los blocaos para tirar en las troneras, pues no lograban efectos contra los espesos troncos de cocotero sabiamente enganchados entre sí por unoas grapas de acero. Desde todos los troncos aún de pié, tiradores de élite abatían a los hombres al descubierto con una precisión implacable. Los oficiales se quejaban a Shoup de que sus mejores elementos habían caído, y que los otros comenzaban a perder el valor. "No tenéis más que decirles: quién quiere seguirme?" respondía Shoup. "Si salen diez, dése por contento. Es poco,¡pero es mejor que nada¡"

 

A las 13 horas la peste de los muertos era tal que los aanitarios se vieron obligados a sumergirles. El desgraciado Hawkins debió ser evacuado, moribundo, en una balsa neumática. De seis oficiales del Bon. central cinco han muerto... Los hombres están manifiestamente al final de su resistencia. Shoup va de una compañía a otra afirmando - sin estar seguro - que los refuerzos van a llegar.

 

Pasa media hora... un siglo¡ Shoup entrevé el desastre total.Pero de repente oye detrás de él una especie de rumor que le obliga a mirar atrás: el lago (lagoon interior) está cubierto de puntos negros y de franjas de espuma. Son los vehículos de desembarco de la reserva que se arrojan sobre las playas a toda la potencia de sus motores. En el mismo momento, una nube de bombarderos en picado inundan las defensas japonesas. Casi todos los transportes anfibios llegan a buen puerto.

 

Dos horas más tarde, cerca de mil combatientes frescos y dispuestos están en tierra con sus carros ligeros, su artillería y sus escalones de mando. El contrataque tan temido no se ha producido. El almiramnte Shibasaki herdebido desaparecer bajo los escombros de algún abrigo pues una cierta vacilación parece dibujarse en el campo japonés.

 

 

 

(Subo por precaución lo traducido)

Link to comment
Share on other sites

Jeeps comienzan a circular a lo largo del murete-rompeolas (muralla, le llama Vulliez. N. del T.) La cabeza de puente de la izdaª de repente se ha ensanchado 100 m. El soplo de la victoria reanima el valor de las compañías más degastadas. El campo de batalla está cubierto de una humareda muy espesa alimentada ahora por el fuego de los abrigos incendiados. Los fusileros marinos japoneses se dejan abrasar sobre el terreno antes que rendirse. No hay ningún prisionero... Solo cadáveres calcinados y cuerpos dislocados caídos de los cocoteros barridos por las bombas. Con la noche el tumulto se calma. La victoria de los Marines está ahora asegurada. El nombre de Tarawa entra ahora en la historia, suplantando injustamente al de Betio, ¡pero qué importa¡. Un fracaso que de haberse producido hubiera tenido temibles consecuencias, pero, de milagro, evitado.

 

El 22 de noviembre estuvo todavía marcado por duros combates pues los últimos fortines nipones, a pesar de ser sumergidospor una avalancha de tanques, de artillería y de infantería, continuaron a defenderse hasta el fín. De los 4.500 defensores de la isla, no se encontró vivo más que a 400 trabajadores coreanos. Pero el 2º Rgtº de Marines había pagado caro este éxito. Había dejado 800 muertos sobre el campo de batalla. El Cuerpo de desembarco en su conjunto había perdido, en 48 horas, 3.300 hombres muertos, heridos o desaparecidos: tantos como en Guadalcanal en seis meses...

 

Cuando el periodista Robert Sherrod, que había desembarcado con los Marines y seguido los combates en primera línea, fue a preguntar al cnel. Shoup cómo se había producido el milagro, el héroe de Betio respondió con esta simple frase: "¡Se nos había pedido aguantar, y por Dios, que hemos aguantado¡".

 

 

El ataque de Betio había sido costoso. Unidades de élite habían sido diezmadas y numerosos navíos de desembarco y elementos anfibios habían desaparecido. Pero las enseñanzas sacadas de este asalto contra un islote poderosamente defendido no tenían precio para la continuación de la ofensiva. La toma de las Gilbert no era más que una primera etapa hacia las Marshall cuyos vastos atolones podía cobijar una flota entera y donde los japoneses poseían cinco o seis aerodromos. Nimitz, que los sabía fuertemente defendidos, hubiera querido atacarles a continuación para aprovechar el desconcierto provocado por el asalto a Betio. Pero ocho días de bombardes navales y aéreos ininterrumpidos no fueron suficientes para reducir las defensas del pequeño atolón de Betio, le hicieron calcular un mes para neutralizar las de los grandes atolones de las Marshall.

 

¿Qué haría el enemigo durante todo este tiempo? ¿Intentaría contra las Gilbert una avasta operación aeronaval para provocar a la Flota de Spruance?.

 

 

 

(Hasta aquí la aportación del libro "Tonnerre sur le Pacifique, de Albert Vulliez que nos ha servido para completar el texto principal de Georges Blond: Le Survivant du Pacifique, sobre la denominada batalla de Tarawa. Creo le ha añadido algún matíz. Con eso es suficiente.

 

(La solución a las dos últimas preguntas de Vulliez, a partir de mañana. Mejor no adelantar nada. Son tan ingentes las distancias a los cuatro puntos cardinales en este inmenso Pacífico... Tantas las posibilidades. Por parte de ambos contendientes, todavía. Aunque la simple matemática achica las posibilidades de uno de los dos adversarios.

 

Solo retrotraerme al mensaje que envió Smith al alm. Henry Hill, Comandante de la Task Force 53 cuando ya la batalla había justamente acabado: "Recomiendo vívamente que baje hoy a tierra con su jefe de Estado Mayor. Podrá tomar todas las informaciones sobre el género de resistencia que debemos esperar en el curso de las operaciones futuras". Y Hill bajó a Betio, acompañando a Nimitz (Jefe Supremo de las Fuerzas del Pacífico Sur.) Sobran las palabras acerca de las conclusciones que allí tomaría el Alm. en Jefe, Chester W Nimitz.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Tarawa Betio vista gral los Alligators frente a la playa y los 7 m hasta el murete vista tras su conquista.

 

tarawabetiovistagrallos.jpg

 

Tarawa puede ser 21 nov 43 Dia D + 1 Se ven 2 respiraderos en T lo tengo en newsreel w ww2incolor com Marines 8th.-

 

tarawapuedeser21nov43di.jpg

 

Tarawa 20 nov 43 aquí se ve bien la barrera de troncos que tanto costo pasar w ww2incolor com Marines.-

 

tarawa20nov43aqusevebie.jpg

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Al acabar el capº 5º, de Tarawa, he dejado un día de carencia. Veo que Rockofritz sigue subiendo las fotos. Estupendo: su amabilidad nos ayuda a ir haciendo más llevadero tanto texto seguido. Quedan todavía fotos muy interesantes por subir de este momento tan importante de la lucha en el Pacífico.

 

A Racoon confirmarle que me siguen pareciendo siderales las cifras de explosivos que encajó el islote de Betio: el día del desembarco había recibido 3.000 toneladas de explosivo, o sea un poco más de una tonelada por metro cuadrado. Y los blocaos japoneses por mucho de troncos de cocotero, amén de los metalicos (pequeños-según se ve en la foto-) y los escasos de concreto, si reciben un impacto directo quedan destruídos. A veces me da por pensar que la arena coralina amortiguó mucho las explosiones... No se conocen noticias del tiempo que les llevó a los americanos "normalizar" el islote. Ya indica el autor Blond que aún no habían callado las armas cuando "llegaron enormes cantidades de material de reconstrucción, y los Seabees ya trabajaban con sus niveladoras". Enseguida, Tarawa dejó de tener interés militar. Era un aerodromo, y poco más. Y Nimitz había lanzado su mirada sobre las estratégicas islas Marshall, como se verá en el siguiente capítulo, anteúltimo del libro. Que empiezo a traducir a continuación

 

 

 

Capítulo 6º El Reflujo

 

A finales de enero de 1942, el portaviones Enterprise se encontraba en las aguas del Pacífico central, en ruta hacia el archipiélago de las Marshall, que sus aparatos iban a atacar por sorpresa. La prensa americana representó esta operación como un gran raid. Las dos Task Force juntas para la circustancia comprendían 2 portaviones, 6 cruceros y diez destructores.

 

Dos años más tarde, día por día, el "Gran E" se encuentra en las mismas aguas, rumbo hacia el mismo archipiélago. La Task Force 58, del que este barco formaba parte, comprende 18 portaviones (6 grandes, 6 ligeros, más 6 portaviones de escolta), 15 acorazados, 9 cruceros pesados, 6 cruceros ligeros, una cuarentena de destructores; más transportes y cargueros, petroleros, barcos LSD (Landing Ships Docks), LST (lo mismo pero de tanques). Estos barcos vienen de Pearl Harbor (qué lejanos quedan y cuánto ha sucedido desde los días del ataque a esta base... N. del T.), de California, de las Aleutianas, de Nueva Zelanda, de las islas Ellice y de otras partes. ¿Cuál es el objetivo? Un atolón, que se trata no solo de atacar, sino de conquistar. Más concretamente, un islote fortificado que forma parte de un atolón. El atolón se llama Kwajalein, y el islote lleva el mismo nombre; bajo sobre el agua, como Tarawa/Betio, apenas más extenso: unos 3 kms. cuadrados. Kwajalein es bombardeado diariamente por Fortalezas Volantes desde el 5 de enero. Tarawa/Betio había sido así anplastado y sin embargo, en Betio, los americanos fueron sorprendidos. Los japoneses que hubieran debido estar todos muertos, segaron a los Marines al desembarcar ebn las playas. Los americanos no desean absolutamente experimentar ninguna sorpresa, ni ningún disgusto al poner el pié sobre Kwajalein. La operación ha sido montado con un cuidado extraordinario y con una superabundancia de medios deliberada. Si había sido insuficiente en Tarawa/Betio, Kwajalein recibiría 15.000 toneladas (cinco veces más)de explosivos.

El 29 de enero de 1944, los grupos navales de bombardeo y los portaviones están colocados en su lugar. El trabajo de aplastamiento comienza. Se prosigue todo el día, el día siguiente, e incluso otro día más, que es el día J, durante el desembarco. Esta vez los carros pasan los primeros. Desde los transportes y desde islotes desiertos vecinos, en los que esperan su turno, los hombres miran el brasero humeante y aplastado de Kwajalein. En fin, es la hora. Los Alligators transportando las primeras oleadas de asalto abordan las playas. No hay oposición. Los hombres desembarcan. La progresión está prevista según un programa "minutado" que no quiere dejar sitio a ningún riesgo. El islote debe ser ocupado metro por metro, en tres días, detrás del telón protector Sel bombardeo. Sin embargo, desde el primer día se presenta una dificultad imprevista: los hombres no reconocen nada, no encuentran ninguna referencia. Las soberbias maquetas en relive de Kwajalein representaban construcciones: allí no hay ni siquiera ruinas; se veían divertidos bosquecillos de cocoteros en miniatura: ni un solo cocotero. Ni un accidente del terreno: una superficie caótica, lunar, rigurosamente indescriptible, aparentemente desierta. Los hombres empiezan a avanzar, en absoluto tranquilos. Lo que les perturba no es el temor al enemigo sino ese bombardeo que continúa durante la progresión. Se les ha repetido que todo estaba calculado al milímetro, que no corrían ningún riesgo. Lo creen. Sin embargo es desagradable oir constantemente a los obuses desgarrar aire por encima de ellos y más aún ver las brillantes bombas desprenderse de los aviones justo encima, o incluso detrás de ellos; a pesar de saber que su trayectoria las llevará a caer delante, la impresión desagradable persiste. Los cazas ametrallan a algunos metros por encima de sus cabezas, sus proyectiles labran el suelo quince metros por delante de la primera línea.

 

Además, por vez primera, los aviones usan cohetes. Estos cohetes salen como de rastrillos especiales fijados bajo las alas de los aviones torpederos. El piloto dirije su avión hacia el objetivo y los dispara. El movomiento del cohete no es una trayectoria curva, sino rectilínea, tensa; su precisión y fuerza de penetración son considerables. Los infantes desembarcados en Kwajalein avanzan lentamente bajo estas trayectorias mortales de los cohetes, recibiendo sobre sus cascos las vainas aún quemando. Más tarde dirían y se esforzarían en pensar que esta devastación les tranquilizaba. Hay instantes en que el hombre soporta con dificultad las condiciones creadas por su genio organizador.

 

La idea de que japoneses hayan podido sobrevivir sobre Kwajaleinal final del día J es dificilmente aceptable, incluso sabiendo que los japoneses ocupaban las Marshall desde hace 20 años, es decir que habían tenido el tiempo de fortificarlas. El límite de las fortificaciones se alcanza enseguida sobre un atolón: cavad, encontraréis agua casi de seguido. Los blocaos de Kwajalein no era distintos de los de Tarawa. Lo más curioso es que los americanos que desembarcaron el primer día atravesaron un cierto número de ellos "sin verlos". El suelo estaba demasiado removido para que se les viera. Esta protuberancia de arena sobre la que todo el mundo había pasado, era un blocao. Nadie lo sabía. No tenía ninguna forma, ninguna abertura. Sin embargo, en estas tumbas sobrevivian japoneses. Por la noche emergían de la arena, como cangrejos cavadores. A medianoche atacaron. El asalto al centro de las posiciones americanas de estos espectros rechonchos y furiosos causó un inmenso estupor, algún desorden y algunos muertos. Los espectros eran poco numerosos. La mayor parte fueron destruídos al lanzallamas, algunos se desvanecieron en las tinieblas. Al día siguiente se retomó la progresión, cada metro del terreno era rebuscado, percutido, auscultado. Si un blocao o algún objeto sospechoso era descubierto, un mensaje telefónico desencadenaba casi inmediatamente o un bombardeo de artillería, o un bombardeo en picado, o se utilizaban los citados cohetes. Los cazas llegaban enseguida a ametrallar. Una red radiofónica permanente mantenía a los oficiales de las tropas de tierra en contacto con los coordinadores aéreos y con los directores de tiro. El bombardeo de destrucción seguía por delante de las líneas. Durante todo el tiempo que duró la ocupación de la isla, ninguna intervención de la flota ni de la aviación japonesas vino a turbar el funcionamiento de esta organización perfecta. A la mañana del cuarto día, había aún unos 500 nipones sobrevivientes en los 650 m. últimos de Kwajalein. Todos tenían los timpanos estallados. La mitad víctimas de shock, privados de todo reflejo. Muchos heridos graves. Cuerpos de japoneses muertos sembraban la superficie del islote, muy pocos permanecían enteros. A las cuatro de la tarde del cuarto día, la isla fue declarada conquistada. Se vió entonces surgir de un subterráneo dos docenas de japoneses ilesos, que se abalanzaron. Los lanzallamas les recibieron.

 

Los americanos habían desembarcado igualmente en Roi y en Namur, simples terrenos de aviación, a ras de agua, que pertenecían al mismo atolón. En Roi, el drenaje de las pistas estaba asegurado por tuberías de cemento especie de pequeños desagües de 60 cm. ancho y 90 cm. de profundidad, que vertían en el lago (lagoon). Tras haberse batido como diablos, los nipones se ocultaron y circularon por estos desagües, matando a americanos de improviso. La limpieza al lanzallamas duró tres días. Sobre el atolón entero, los americanos perdieron 356 de los suyos; los japoneses unos 8.500.

 

 

 

(Veremos mañana si esta enorme flota se detiene aquí o prosigue su marcha en este inmenso oceano. Y cómo reaccionarán los japoneses a estas dos derrotas seguidas. Su Flota permanece intacta y recuperada tras el fiasco de Midway y el desgaste de las Salomón - Tokyo Express incluído.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Buenasss

 

(Habíamos quedado en el futuro próximo de esa enorme Flota norteamericana. Debe de ser complejo. Y hay que seguir leyendo/traduciendo para no especular.

Tras un mero Punto y Aparte.)

 

 

 

La operación de Kwajalein reunió los nombres de una docena de contralmirantes y cuatro o cinco vicealmirantes, sin contar los generales. Spruance, la "Máquina humana", supervisaba. El Comandante de los portaviones rápidos era el contralmirante Marc A. Mitscher, cuya fisonomía era interesante. Capitán de navío, Mitscher había mandado el primitivo Hornet durante el famoso raid de abril del 42 al fin del cual los B-25 del Ejército despegaron de este portaviones para bombardear Tokio. Enjuto, Mitscher balanceaaba al final de un cuello interminable un rostro colorado y arrugado donde brillaban dos ojos azul vivo abrigados bajo bajo unas cejas amarillas desleidas. Siempre tocado de una visera de baseball, camisa abierta, inclinado ssobre su taburete de árbitro de tenis, era lo menos parecido a un almirante que se imaginaría un europeo. Pronto iba a tener la oportunidad de poder demostrar su valía. En Kwajalein, no fué, al contrario de todos los oficiales genrales que se encontraban allí, más que un remarcable jefe de estación.

 

"Kwajalein, fue como lo de Tarawa pero sin los errores", escribieron los comentaristas. Es exacto. Esta vez todo estaba previsto. Los cadáveres regados con óxido de calcio según se avanzaba, permanecieron inodoros. Apenas la batalla (?) terminada, los trabajos para despejar y reconstruir empezaron, a una escala y con una rapidez nunca vistas hasta ahora. En veinticuatro horas, el osario de Kwajalein fue trasformado en astillero. "Quedaba ciertamente una cantidad de japoneses cuyos cuerpos no habíamos podido encontar y que servirían de cimiento a las nuevas pistas de vuelo".

 

El 1º de febrero, los americanos había ocupado el atolón de Majuro situado ligeramente al suroeste de Kwajalein y encontrado sin ocupar. Algunos días más tarde la Task Force 58 atracaba en el lago de Majuro. En el islote principal, las excavadoras y los bulldozers removieron la arena; construcciones prefabricadas, hangares, barracas, almacenes se alinearon a lo largo de avenidas abiertas en medio de los cocoteros; surtidores de gasolina brotaron del suelo;del agua azul del lago brotaron los malecones, a lo largo de los cuales vinieron a atracar vaporcitos trayendo al personal de los barcos a las cantinas y a los clubs de Majuro Beach.

 

Otros atolones de las Marshall en los que había japoneses fueron dejados de lado. Habían sido lo suficientemente devastados por las bombas para que ningún avión enemigo pudiera en adelante posarse, ni despegar. Los aviones americanos que sobrevolaban el archipiélago se mantenían prudentemente fuera del alcance de la débil DCA que subsistía todavía sobre estas posiciones rodeadas. Cierto es que los cañoes callaron enseguida, faltos de municiones. Nunca reabastecidos, o solo al azar por submarinos. Los japoneses intentaron cultivar allí pequeños huertos, que los aviones americanos destrozaban regularmente arrojandoles resíduos de petrole. Nunca enarbolaron bandera blanca. De cuando en cuando disparaban contra los aviones . Los nipones de las Marshall resistían todavía cuando Japón capituló. Incluso informados de esta capitulación, algunos rehusaron rendirse. Los huesos de muchos de entre ellos deben de blanquearse en la arena. Los otros probablemente han aprendido a vivir de pescado y de cocos, en espera de Dios sabé qué revancha.

 

 

El 12 de febrero de 1944, una parte importante de la Task Force 58 zarpó de la nuea base de Majuro y puso rumbo sureste. El Enterprise se ponía de viaje. El destino, ignorado por todos, salvo de Mitscher y de su estado mayor, no fue revelado a los oficiales y a las tripulaciones más que 48 horas despues de zarpar. Este anuncio hizo sensación: el objetivo era Truk. Nombre este que no nos dice nada.

 

Desde antes de la guerra, las revistas había publicado artículos turbadores sobre "Truk, el atolón del misterio". Aislado del resto del mundo desde hace un cuarto de siglo. Un Singapur insular erizado de cañones, defendido por mil aviones, abrigando una potente flota, he ahí como la veía el americano medio. Durante la guerra la radio japonesa lanzó otro eslogan : "Truk, el portaviones que no se podía hundir". Y en parte era verdad. Desde Truk, nunca atacada, nunca sobrevolada, habían sido lanzados los mortíferos ataques contra Guadalcanal. Aislada del resto del mundo desde hacía un cuarto de siglo, esto era exacto.Tras la Primera Guerra Mundial, los nipones había recibido el mandato de la Sdad. de Naciones sobre esta antigua colonia alemana, con la prohibición de construir ahí fortificacione. También pronto prohibieron el acceso. Algunos náufragos que las olas empujaron hasta Truk fueron capturados en secreto, luego expulsados, alejados antes de que hubieran podidio ver nada. Si otros pudieron ver algo, nadie lo supo jamás. Algunos navegantes demasiado curiosos fueron víctimas de accidentes lamentables.

 

Geográficamente, Truk es un atolón que no se parece a ninguno; es a la vez atolón, archipiélago, montaña. El hombre no hubiera sabido disponer mejor esta fortaleza natural. Los islotes son los suficientemente extensos para permitir la existencia de una importante y numerosa guarnición. Las colinas estaban perforadas de abrigos y emplazamiento de baterías a prueba de bombardeos. Nimitz había decidido el raid sobre Truk por razones estratégicas y también, parece ser, por razones sicológicas : para resolver la especie de complejo que este nombre creaba entre muchos de los hombres de su flota. Ahora que el gran reflujo había comenzado en el Pacífico, ningún obstáculo impresionante debía subsistir.

 

 

 

(Mañana podremos saber lo que los americanos sabían sobre esta imponente fortaleza natural. Al menos práctica ya habían ido adquiriendo, eso sí, a un precio en vidas desorbitado.)

 

Saludos

Link to comment
Share on other sites

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Reply to this topic...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.


×
×
  • Create New...

Important Information

Some pretty cookies are used in this website