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Pájaros de muerte, relatos de guerra aérea recopilados por Phil Hirsch


jenisais

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Buenasss

 

(Aprovecho ahora un corto rato libre. Para seguir esta noche, si no hay novedad

 

Estaba George E. Preddy luchando contra los elementos para al menos poder llegar al Canal, donde pensaba le recogerían las vedettes de la RAF. Le dejamos raseando el terreno sin quererlo él. A ver como se hace con los mandos.)

 

 

 

 

"¿Tengo que luchar con esta cosa... y vencerla¡"

 

Apoyó la suela de sus botas de vuelo en el panel de instrumentos, se afirmó y tiró hacia atrás con un frenético arrebato de fuerza física.

 

¡El P-47 empezó a nivelarse otra vez¡

 

Escudriñó el cielo. La granadas antiaéreas alemanas habían quedado atrás, ya no podían alcanzarle.

 

Pero las llamas se exetndían por las tablas del piso de la cabina. Empezando a sofocarse y a toser, Preddy trató de apagar esas llamas con las botas. ¡Comenzó a arder la pernera izquierda de su pantalón de vuelo¡ Se las arregló para apagar ese conato de incendio pero el cal.or casi era insoportable. El sudor resbalaba por su rostro ceniciento. .. La situación parecía desesperada a todo serlo...

 

-¡Mantengo mi posición justamente detrás de tí¡ -gritó Fred Yochim,. El tono de su voz sonaba fantástica, metálica, y Preddy comprendió que su receptor de VHF estaba averiado en parte. Volvió la cabeza apara mirar al P-47 de Yochim, que volaba a su cola. -

 

-¡Estás demasiado cerca, Fred¡ Si mi aparato estalla...

 

-¡Eso no me importa¡ ¡Te encuentras en un apuro serio,George¡ ¡Salta de ah´¡

 

-Creo que puedo hacerme con él¡

 

-¡No tienes ni la más remota posibilidad¡ ¡Abandónalo¡ ¡Salta del avión enseguida¡

 

-No -replicó Preddy. Percibía el crepitar de las llamas a su espalda. Su paracaídas podía estar quemándose. No tenía modo de averiguarlo...

 

Sacudió la cabeza. Estaba firmemente decidido a no saltar; con o sin paracaídas., nio deseaba convertrse en un prisionero de guerra de los alemanes.

 

-¿Cuánto falta para llegar al Canal? -preguntó brusca y coléricamente.

 

Inclinado hacia delante en el otro aeroplano, lo bastante cerca como para verse cogido por el holocausto del Thunderbolt de Preddy, caso de que estallara, el teniente Yochim gruñó desesperado. Veía las blancas llamaradas de calor asomándose a lo largo del fuselaje del caza, avanzando rumbo al depósito principal de combustible. Estaba enfuerecido con su compañero... indignado hasta el no va más. Preddy le caía simpático y no creía que el muchcacho contase con la más leve probabilidad de llegar a la costa de Normadía. ¡Deseaba que su compañero le diese a la seda... rápido¡

 

Pero Yochim, que también era un aviador extraordinario, se daba cuenta de que era inutil discutir con George Preddy... un hombre determinado a superar todos los inconvenientes que el destino amontonase ante él. Así que pulsó el botón de su transmisor y expresó las instrucciones pertinentes.

 

 

 

 

(Esta noche más)

 

Saludos

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Buenasss

 

(Seguimos con las penas de Preddy en busca de, al menos, el Canal donde poder amerizar o abandonar el P-47 con ayuda de su paracaídas. Todo menos caer en manos alemanas, como reptía con obstinación.

 

Leamos lo que pacientemente le va comunicando su jefe de patrulla, el teniente Yochim.)

 

 

 

 

-El Canal estará hacia las once, George, a cosa de unos 60 kms. Vuela cero tres cero. Bill y yo vamos contigo.

 

-Vale -respondió Preddy

 

Conservando du aparato inmediatamente detrás del humeante P-47, Fred Yochim clavó la mirada en la silueta del rostro de Preddy, cruzó los dedos y murmuró algo para sí. Pensaba lo peor. Temía que, en cuestión de segundos, uno de los mas desafotunados aviadores de la historia de la Fuerza Aérea estuviese muerto.

 

Preddy, aún resentido de la colisión con la palanca, trataba de intorducir aire en sus pulmones, dentro de la carlinga llena de humo- Entornó los párpados, pero no le fue posoble divisar agua en el horizaonte. Aturdido, enfermo, mareado, al borde del desmayo, levantó los brazos para abrilr eel techo de la carlinga. No

 

resultaba fácil. La Malcom Hood's de plexiglásque le rodeaba pesaba casi 15 kgs. Tuvo que emplear las dos manos para soltarla. Entretanto, su P-47 volvió a ponerse proa al suelo. -

 

¡Empiezas a perder altura, Gelorge¡

 

-¡Ya lo tengo¡ -exclamó Preddy, volviendo a acomodarse en el asiento y empuñando de nuevo la palanca. El viento que azotaba su rostro le ayudó a mantenerse consciente.

 

"Tengo una oportunidad", pensó, recordando sus anteriores accidentes con el Stearman y el P-40. "Esta vez tengo una oportuniad"..."

 

A bordo del aparato nº 3, el teniente Bill Whisner -un nuevo piloto que, en el futuro, derribaría 15 aparatos de la Luftwaffe y abatiría en Corea 5 MiG chinos- se afanaba en alertar el sólido sistema de rescate aéreo aliado. que operaba en el Canal de la Mancha. A primera ahora de aquel día, la 8ª Fuerza Aérea había bombardeado la fáabrica de aviones cerca de Leaulte, así que tosdo el material disponible había trabajado al máximo.

 

Tras repetir su llamada varias veces, Will Whisner obtuvo la conteatación e una voz femenina y suave, desde el otro lado de las aguas -ssupuso que sería algun miembre de las WREN.-, la cual le informó que una lacha torpedeera de la RAF, preparada para cumplir tareas de rescate, se pondría en camino inmediatamente, hacia el punto aproximado donde Preddy caería.

 

¡Suponiendo que Preddy lograra llegar al Canal¡

 

En el interior de la carlinga, la atmósfera se estaba aclarando, si bien el P-47 seguía incendiado. ¡El altimetro señalaba menos de 600 m.!

 

Preddy apretó aún más la palanca. Por encima de la proa deslizante y agitada del aparato, captó la imagen de un rayo de sol reflejado en el agua.

 

-¡Escuchad muchachos¡ -gritó-. Ya sé que créeis que estoy listo, pero voy a saalairme con la mía. Llevaré esta caanasta a beber, aunque me cueste la vida.

 

Se estremeció , comprendiedndo que, en efecto, podía motir.

 

Casi rozando la humeante popa de Freddy, Fred Yochim miró hacia delante con asombro, mientras el P-47 dejaba atrás el litoral rojizo y proyectaba su sombra a lo largo de la superficie del Canal. No había pensado que Preddy lo consiguiera. Pero un nuevo peligro empezaba a precuparle: Preddy podía hundirse facilmente, dentro de los 7.000 kgs. del Thunderbolt, a menos que consiguieseposarse con cierta suavidad en el agua y salir rápidamente de la cabina. Observó que el angulo de descenso del P-47 se hacía más agudo y comprendió que Preddy tocaría el agua en cualquier segundo.

 

 

 

 

(Debo dejarlo aquí. A ver como afronta la siempre peligrosa maniobar de amerizar en mar abierto.)

 

Saludos

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Buenasss

 

(Ya lo siento Rockofritz: puedo asegurar que no lo hice a propósito. Amigo Rayonant, rechazo por completo que sea una manía: se trata de algo aleatorio. ¿Queréis matarme de agotamiento haciendo que cada capítulo lo transcriba/traduzca en "una sola noche"? No puede ser, y además es imposible. No os acórdaís de las pelis de hace ya unos años en que venían por "jornadas" y se acababan con el consabido "Continuará". Yo era niño y sufría también de frustración. Tal vez me ha quedado algún complejo... Nunca la manía.

 

En fin, tendré que analizar con lupa para colocar los hemistiquios. O aprovechar los epílogos del final para insinuaros lo que ocurre de seguido. Acabaréis con la magia del suspense. Sós tremendos.

 

Además conocéis el final de la historia... Leamos, pues, el desarrollo final del capítulo que encima no es lo que se dice felíz.)

 

 

 

 

-Toma contcto suavemente, George -advirtió (Yochim). Calma...

 

-¡Si puedo¡ -replicó Preddy-. ¿Sabéis algo de posible ayuda? ¿Hay alguien en camino?

 

-Contamos con una lancha -terció Bil Whisner-. No la alcanzarás, pero ella te alclnzará a tí.

 

Le faltó muy poco para añadir: "Eso espero."

 

Preddy asintió. A pesar de su combate desesperado con el avión , para dominarlo, comenzaba a sentirse casi jubiloso. Continuaba sin gustarle la idea de verse abatido... de perder su aparato número 3, a cambio de los 3 de la Luftwaffe que había derribado, pero al menos sabía que se iba a cumplir lo que manisfestó a los otros pilotos que le acompañaban: sobreviviría.

 

Contempló la rielante imágen de su propio aeroplano sobre la superficie marina. El agua ascendía a su encuentro y aguardaba el impacto...

 

Fue como chocar contra una pared de ladrillo. El P-47 clavó un ala en el agua, hizo como si se fuera a mantener en el aire y luego se hundió en la blancuzca superficie con estrepitosa colisión. Preparado para el impacto, Preddy salió de la carlinga - rápido-, mientras el aeroplano empezaba a sumergirse. Desapareció casi intsatáneamente y el piloto se quedó solo en el agua, moviendo los brazos y las piernas desesperadamente, tragando bocanadas de salitroso océano y forcejeando para no seguir al aparato en su descenso al fondo.

 

Logró desembarazarse del paracaídas y mantenerse a flote... pero el mar, a su alrededor, parecía completamente desierto. Por encima, los P-47 pilotados por Yochim y Whisner daban la impresión de ser muy pequeños y estar muy lejos, aunque los dos compañeros de Predddy seguíaan dando vueltas en su torno, volando tan bajos como podían.

 

"Dijeron que había una lancha. ¿dónde está?, pensó Preddy

 

Notó como se filtraba el agua por su traje de vuelo, empapando la ropa y congelndo su cuerpo como si fuera hielo líquido. Empezaban a insensibilizçarsele las piernas y el abdomen, mientras el frífido invierno hacía perentoria una necesidad con su temperatura.

 

"Cuánto tiempo resiste un hombre antes de morir congelado?"

 

Intentó acordarse de lo que se dijo durante el briefing previo al vuelo, celebrada por la mañana en Halesworth. Se mencionó la temperatura del agua del Canal. ¿O no? Le resultó imposible recordarlo.

 

Los otros P-47 rugieron sobre su cabeza, ocultando momentáneamente el sol. Yochim y Whisner aletearon para demostrarle que aún no se habían ido... pero Preddy no se sintió reconfortado.

 

Pensó en la terrible mala suerte que le acosaba desde tanto tiempo antes, y se le ocurrió que el mal de ojo no estaba vencido, después de todo. ¿Y si la lancha no llegaba a tiempo? ¿y si la patrulla de rescate de la RAF no encontraba más que un cadáver hinchado, congelado, repugnante? ¿Y si...?

 

-¡Deja ya de obsesionarte con eso¡ -se ordenó en voz alta.

 

Entonces oyó el zumbido de un motor diesel sonando en la distancia.

 

Yochim y Whisner cuyas reservas de carburante se acercaban al mínimo, pero que no querían abandonar a su camarada, vieron la vedette de la RAF surcando el agua hacia Preddy. Menos de 10 minutos después de que el piloto hubiera llegado al mar, vieron su rígida figura izada a bordo de la embarcación. Luego observaron que se ponía en pié y agitaba el brazo en dirección a ellos. ¡Estaba a salvo¡

 

En la lancha, George Preddy pasó de la cubierta al interior para que examinasen los médicos. En el aire, los otros P-47 pusieron proa a casa y Yochim transmitió una observación final por VHF.

 

-Ese muchacho se va a resarcir cumplidamente del baño -dijo-. Estoy convencido.

 

Preddy confirmó tales palabras.

 

Al cabo de varias semanas, después de aquella zambullida a bordo de un Thunderbolt averiado por la Flak germana, George pasó a otra escuadrilla de cazas y empezó a pilotar el más nuevo y rápido P-51. El bruñido aparato de combate con motor Merlin parecía haber sido hecho para él. No tardó en vengarse de la Luftwaffe por toda la mala suerte que jalonó su carrera. Ráapidamente, se convirtió en un campéon del aire...

 

Ocho meses después, el comandante George E. Preddy escoltaba un grupo de bombarderos aliados en una de las operaciones más sangrientas de la guerra: el 6 de agosto de 1944; objetivo: Hamburgo. Pilotando un Mustang que llevaba pintado en la parte lateral del fuselaje el sobrenombre "Cripes A'Mighty", Preddy se lanzó por entre una masa de aeroplanos que subían, bajaban y giraban sobre Hamburgo, para atacar casi solo a la fuerzo principal de la defensa.

 

Taal vez pensaba de manera consciente en el día que cayó sobre el Canal con Yochim y Whisner a su cola. Quizás no. Pero en menos de 6 minutos dió buena cuenta de media docena de cazas alemanes. Fue el primer aviador que consiguió semejante proeza, merced a la cual obtuvo la DSO y el tributo personal del general Anderson, al tiempo que se convertía en héroe nacional.

 

La hazaña convenció también a Preddy de que su batalla particular contra los caprichos del destino había concuido meses antes, en el momento en que posó su inutiulizado P-47 sobre las aguas del Canal de la Mancha.

 

Para diciembre de 1944, los registros oficiales le adjudicaban 25 derribaos en lucha aérea y el destrozo de 6,83 aparatos en tierra firme. El extraño decimal se debe a que compartió una de esas acciones con otro piloto. En aquellos días era el As nº º en la lista de todos los integrantes de la USAF.

 

Pero la mala suerte que había hecho de él el más infortunado de los héroes de guerra norteamericanos, se mantuvo hasta el fin. El día de Navidad dd 1944, después de un enconado combate sobre Bélgica en que abatió dos Me-109, Preddy lanzó su Mustang a una persecución salvaje, a escasa altura, tratando de alcanzar otro avión enemigo. Los servidores de las piezas antiaéreas americanas instaladas en tierra enviaron a las alturas ingentes cantidades de granadas, intentando derribar al fugitivo pioto de la Luftwaffe. En vez de dar al germano, alcanzaron a Preddy.

 

Mientras el avión enemigo escapaba al fuego de Preddy y de las baterías de tierra, el campeón americano cayó girando hacia el suelo, con su P-51 envuelto en llamas. George Preddy murió instantáneamente.

 

El hombre a quien el III Reich no pudo vencer había perdido, por último, su propia guerra particular contra la crueldad del destino...derribado por la metralla antiaérea de los de su mismo bando.

 

 

 

 

(Menos mal que todavía me quedaba una última remesa de fotos que conservaba en mi Archivo dedicadas a este As, sencillo y pundonoroso donde les haya. Mínimo homenaje a un piloto con una altisima proporción entre combates librados y victorias obtenidas. Muy similar a los logrados por Ases consagrados de la Luftwaffe.)

 

Saludos

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Pues si que tuvo un final de mala suerte, pero citas algo muy importante: el ser un as de ases no es sólo el número absoluto de derribos, sino ese ratio entre combates y derribos es lo que nos va a dar el verdadero genio del piloto.

Edited by Bear
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En modo alguno Jenisais, mi intención no era ofender, se que haces esto voluntariamente y que dedicas tú tiempo libre a ello y lo agradezco inmensamente, solamente pretendía ser un comentario para hacer notar que el suspenso nos mantiene atentos en todo momento a tus relatos; así que si te molestó pido disculpas.

 

Por cierto, muy mala suerte la de Preddy, si es que al final para ser grandes ases y pilotos no bastaba con la habilidad y la valentía, esa escurridiza dueña de la fortuna llamada suerte también era necesaria .

Edited by Rayonant
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Tranquilo Rayonat. Me atrevo a decir que nuestro querido Jenisais tiene un humor a toda prueba y que sus dichos son solo un rezongo (supongo que uds dicen igual) bonachón. Aunque imagino que si es que alguna vez lo hacemos enojar....pues ni el más crudo de los combates, con cuyos relatos nos deleita, tendrá parangón con su estallido de chispas y balas :butcher::icon_mrgreen: :icon_mrgreen: :icon_mrgreen:

 

Saludos a mis queridos amigos Jenisais, Rockofritz y al resto del E-69 :aplauso-6:

Edited by racoon
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Buenasss

 

(No tenía intención de entrar en el Foro hasta esta noche; pero visto el tinte que va tomando mi respuesta a Rockofritz, y sobre todo a mi amigo Rayonant, creo debo una explicación. Al monino de Rockofrtiz ya se la dí anoche con la última remesa de fotos del infortunado Preddy. A Rayonant, mi amigo, ni siquiera le admito las discuplas, porque no tiene nada de qué disculparse. Al revés. Puede ser que la palabra "manía" tenga otro matíz en colombiano, que én el castellano de aquí. Así que nada de nada, que diría el Camps (esto lo entenderán solo los españoles... :whistling:)

 

Es el siempre el sensato Racoon el que da en el clavo. Yo ya vengo con ironía de serie. Y en este Foro todo son satisfacciones. En el principio, principio, fué el clan de los chilenos el que me ayudó a "superar" las novatadas propinadas a un recién llegado como era yo, ignorante de los usos y costumbres del Foro.

 

Y a otra cosa, mariposa. Para evitar sinuosas reincidencias... me permito "adelantar" el tema de esta noche. Voy a dar solo unas piceladas: Piloto militar, en la SGM luchó con el USMC en PTO (3 victorias). Más tardé pilotó en Corea un Sabre.Después fue un famoso Astronauta, de la NASA Luego se dedicó a la política: incluso en 1984 fué candidato demócrata a la Presidencia de los EEUU. Hasta aquí puedo leer. Ya veis que no renuncio al suspense.

 

Hasta la noche

 

Saludos

 

Buenasss

 

Corrijo un lapsus maquinae. Donde dije "monino" de Rockofritz, quise decir "minino" de Rockofritz, el del A-47 de juguete ¿o no es de juguete?

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Buenasss

 

(Nadie lo ha adivinado. O sois pedazo timidos.

 

 

 

 

El día en que John Glenn estuvo a punto de morir sobre Corea, por Glenn Infield

 

Tres plateados reactores Sabre cabrillearon al recibir los rayos de sol, mientras avanzabana veloces ha cia "MiG Alley", 25.000 milla cuadradas de espacio aéreo, entre los ríos Yalú y Chongchon, la disputada tierra de ndie en la guerra aeronáutica de Corea. Ascendieron raudos, cruzando el río Han y adentrándose en territorio enemigo; y en cuestión de pocos minutos, tras despegar de su base K-13, en Suwon, los F-86 se encontraron a más de 12 kms. de altitud.

 

Cuando se aproximaba al Yalú, empezaron a formarse cúmulos y los 3 aeroplanos de sus alas casi se rozaban. Era un vuelo delicado y peligroso, a una altura en la que el impulso del motor apenas dominaba el peso y el arrastre del aparato, pero aquel día, 19 de julio de 1953, el trío de veteranos combatientes daba la sensación de entendérselas bien con lo que llevaban entre manos.

 

En el aeroplano director del 41 FIG volaba uan pailoto robusto salido de las filas de la Armada cuyo nombre sería famoso een todo el mundo 9 años después: el comandante John Glenn, Jr. A su ala en el avión nº 2 iba el teniente Jerald D. Parker, veterano de la Air Force. En la carlinga del 3º reactor se seentaba el teniente Henry Buttelmann, un aviador que había sido adolescente durante la SGM, mientras Glenn combatía a los japoneses, pero que entonces a los 24 años, era el más joven de los Ases que pilotaban reactores en la guerra de Corea.

 

En principio, uno un 4º Sabre, pilotado por el teniente John Boyd, pero surgieron dificultades en el depósito de combustible y se malogró la misión para él.

 

-Hay polvo en el camino que lleva a Antung. Ojo avizor -radió Glenn.

 

El comandante supuso que, sin duda, los MiG enemigo se apresurarían a despegar para entablar combate. Efectuó la comprobación de última hora en su carlinga. Dentro del liso fuselaje del avión a reacción había 100 mandos y palancas para accionar, 24 instrumentos a los que vigilar y una docena de indicadores y luces de aviso que no se podían perder de vista. Las manos de Glenn se movieron con precisión y rapidez hijas de la experiencia. Saataisfecho de ver que todo estaba en órden, ajustó su máscara de oxígeno en una posición más cómoda y oteó el cielo a su alrededor.

 

 

Aparecían ya estelas de humo sobre la zona de Antung, al ser proyectados los MiG-15 por la GCI hacia los Sabres. Tan interesado estaba Glenn en los aparatos de la base enemiga de Antung, que se sobresaltó al resonar bruscamante la voz de Buttleman en los auriculares.

 

-Aviones enemigos en el cuadro 1

 

El comandante se enderezó en el asiento y miró por encima de la cubierta inundada de sol hacia las colinas de Corea. No viço nada.

 

-No los localizo.

 

-¡Están en el tres...! ¡Ahora pasan al 4!

 

Luego como si se hubieran materializado por generación espontánea, el piloto USMC avistó a los MiG. Sin atreverse a papadear por miedo aa perderlos, Glenn avisó:

 

-Ya los tengo.

 

Despacio contó los puntitos negros. uno... dos... tres... ¡Dieciséis en total! '¡16 MiG -15 contra tres F-86! Si la desprporción le animó, el comandante, no dió señales de ello. Con la misma calma que 9 años después, le sirvió para enfrentarse con el desquiciamiento de la defensa protectora de calor de su nave espacial, según todas las indicaciones, poniendo en peligro de fracaso su entrada en la atmósfera, John Glenn articuló:

 

-Vayamos a por ellos.

 

Buttlemann, al no tener aparato a su ala puesto que Boyd se había retirado, inició el descenso en primer lugar sefuido de cerca por Glenn y Parker. El As de la aviación se lanzó en línea recta sobre la formación enemiga de MiGs, disparando contíneas andanadas. Al caabo de unos segundos, Glenn vió a uno de los MiG humeando, mientras el piloto salía del aparato, expulsado por el mecanismo de eyección. ¡Buttlemann había obtenido su sexta victoria!

 

 

 

 

(Me da miedo decir que debo dejarlo aquí...pues, dirán, que rompo el encanto del relato, pero tengo un sueño del cop... y se me confunden ya las líneas. Palabra.

 

Prometo seguir por la tarde.)

 

Saludos

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Buenasss

 

Quedó la cosa en el principio del enfrentamiento, libremente consentido, de John Glenn y su mini-patrulla con al menos dieciséis MiG recien despegados de sus bases en China, al otro lado del Yalú (para evitar ser bombardeados por los B-29 norteamericanos). A la acometividad del grupo de Glenn se une la fortuna: un derribo ya en la primera pasada. Leamos su actuación frente a esa desproporción numérica.)

 

 

 

 

Pero Glenn se encontraba ya en medio del grupo de MiGs y no disponía de tiempo para mirar a su compañeros. Divisó un aparato enemigo directamente delante de él y apretó; el disparador. De inmediato, el piloto rojo inició; un giro y luego descendió. Durante la infinita fracción de un segundo, el comandante titubeó, comprendiendo que las cosas se pondrían muy dificiles si se separaba de los otros dos Sabres; pero empujó bruscamente la palanca de mando hacia la derecha y emprendió la persecución del MiG.

 

La razón por la que se les había enviado a 12 kms. por encima del paisaje coreano consistía en entablar combate con los cazas enemigos y abatirlos. No le era posible desaprovechar una ocasión como esta.

 

Se zambulló en picado, a tumba abierta, en un rizo que le acercaba peligrosamente a la tierra. La palanca se enderezó en su mano cuando el MiG levantó su proa hacia el horizonte, con el americano a sus talones. La presión empujó a Glenn contra el asiento y todo se hizo borroso, grisáceo y cubierto de neblina. Aplicó los frenos aerodinámicos para que le ayudasen a estabilizar el aparato y sonrió al verse detrás del reactor enemigo, deslizándose sobre la región casi al nivel de las copas de los árboles.

 

La cruz de su punto de mira se enfocaba a saltos sobre el MiG, pero fue centrándose gradualmente en la popa del reactor y Glenn pulsó el gatillo. Vió el arco de las trazadoras surcando el aire, pero la mayor parte de los proyectiles quedaron cortos. Unos cuantos tocaron la cola del MiG , pero sin gran efectividad.Le resultaba dificil mantener el punto de mira sobre el otro aeroplano que maniobraba con violencia, pero cm. a cm. se las arregló para ir ganando tereno hasta centrarlo en la carlinga del adversario.

 

En el preciso instante en que iba a accionar de nuevo los disparadores, el astuto aviador rojo se desvió agudamente hia la derecha, ejecutando una peligrosa vuelta perpendicular. Cogido, por sorpresa, Glenn trató de seguirle. Una décima de segundo demasiado tarde. Dirigida la proa hacia las alturas, el MiG trazó dos círculos cerrados y antes de que el cmte. lograra pegar su Sabre al reactor ruso éste se había escapado.

 

Furioso consigo mismo, inspreccionó el cielo, buscando algún rastro de Parker y Buttlemann.

 

 

-Parker, aquí capitán azul. ¿Dónde estás, muchcacho? Yo...

 

Glenn no tuvo tiempo ni de acabar la frase. Una granada de 37 mm. se estrelló violentamente contra la cola del F-86, despidiendo al caza hacia la derecha. Un segundo después, el Sabre del cmte se vió sorprendido en medio de una serie de descargas de fuego cruzado, cuando el piloto del MiG, que, limpiamente había ejecutado un círculo, colocándose a popa de Glenn, hizo funcionar sus armas. Trozos del Sabre empezaron a surcar el aire en varias direcciones y el comandante notó que la palanca de mando se estremecía locamente bajo su mano.

 

Volvió la cabeza. El aviador rojo estaba directamente tras él, machacando el Sabre de una manera uniforme con la artillería del ala. Glenn se percató no contaba con ninguna posibilidad de escapar. Bajó la mano hasta la palanca de expulsión, al mismo tiempo que encendía la palanca del micrófono.

 

.Parker, Buttlemann, ¿me tienen a la vista?

 

No hubo repuesta.

 

-Hay un MiG a mi cola -prosiguió Glenn-. No puedo sacudírmelo de encima. Voy a saltar al este del Sinuiju.

 

Otro agujero irregular apareció en el fuselje del Sabre y los dedos de Glenn apretaron con más fuerza la palanca roja que, una vez activada, le expulsaría de la carlinga del sentenciado aparato de combate. No podía aguardar más. Si quería salir de alli con vida, no...

 

 

 

 

(Agradezco un providencial Punto y Aparte (Doble) para indicar que seguiremos esta noche. Esta vez con una mirada biográfica a su amplio curriculum. )

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Del archivo de jenisais, el famoso John Glenn :3613131ch71kt6:

 

 

North-American-F-86-Sabre John A. Glenn en aerodromo K-3 en Corea,

 

northamericanf86sabrejo.jpg

 

North-American-F-86-Sabre- Maj. John Glenn.-

 

northamericanf86sabrema.jpg

 

North-American F-86F Sabre en Corea.

 

northamericanf86fsabree.jpg

 

North-American-F-86A Sabre. Cabina.

 

northamericanf86asabrec.jpg

 

North-American-F-86A Sabre con todo su armamento desplegdo.

 

northamericanf86asabrec.jpg

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Buenasss

 

(Pero, Racoon ¿También tú? Si ya lo he indicado en el epílogo de hoy: "Tras el Punto y Aparte Doble, seguía en el texto una mirada biográfica a su amplio curriculum". ¡Qué culpa tengo yo de que el autor, Glenn Infield, no respete la unidad cronológica del relato¡ Y no es el primero que lo hace precisamente en este libro de "Pájaros de muerte". Debía ser moda en esta clase de textos a mediados de los años 60. Y yo, mero transcriptor en este caso, no puedo romper con la literalidad y órden de lo en él escrito.

 

Paciencia Racoon, que a mi también me gustaria transcribir fulgurantes combates con centenares de avions implicados... En fin, es lo que hay. Y nunca viene mal adquirir cultura aeronáutica . Sea)

 

 

 

 

Hoy en díamediados de los 60's. N. del T.), el nombre de John H Glenn, Jr, se ha hecho familiar en todo el planeta, debido a su vuelo orbital en el espacio a borodo de la capsula Friendship 7, realizado el 20 de febrero de 1962. Durante ese viaje de casi cinco horas , en el curso del cual dió 3 vueltas alrededor de la tierra, millones de personas escucharon sus mensajes, asombrándose ante su frialdad.

 

(...) John Glenn ha vivido a velocidad supersónica y con la omnipresente posibiidad de una muerte súbita, en tanto ha desarrollado un desprecio profesional hacia el peligro personal. Su existencia se basa en los hechos, calcula las posibilidades y, si vislumbra una posibildfad de ganar, se olvida de los frenos y continúa adelante, tanto si se trata del vuelo de prueba de un nuevo avión, de combatir en el Pacífico en la SGM, de recorrer la zona del río Yalú en busca de MiG's o de lanzarse en una cápsula espacial rumbo a lo desconocido.

 

Como piloto de pruebas y aviador de combate en la SGM y en Corea, Glenn reunió 5 Distinguished Flying Croses, y una Air Medal con 18 palmas. Se necesita poseer una habilidad consumada para obtener tales honores.

 

Aprendió a volar en un programa de la Navy para instrucción aérea de personal civil en Nueva Filadelfia (Ohio). En 1953 (con 22 años) pasó al US marine Corps, realizando 59 misiones de apoyo terrestre en las islas Marshall. Ya entonces demostró el valor y destreza que de tanta utilidad le iban a ser posteriormente, cuando se enfrentara a la muerte en el espacio.

 

El Tte. cnel. de la Navy John Mason, un piloto que voló a menudo con Glenn, dice: "John era capaz de deslizarse al costado de uno, inclinar un ala por debajo de la del que volase a su lado y dar unos golpecitos suaves en ella. Jamás ví un aviador tan seguro."

 

Glenn fue a Corea con el USMC y pilotó inicialmente los F9F Panther a reacción, en misiones de apoyo a las fuerzas terrestres. Después de acompañarle en varias operaciones, Ted Williams, llamado a filas como piloto marine, sacudió la cabeza y murmuró: "Ese chico está loco. No le tiene miedo a nada."

 

Williams y el Tte. cnel. Edward Lovette, otro aviador, llamaban a Glenn "el de la cola magnética", debido a la gran cantidad de veces que fue alcanzado; una vez regresando del Yalú, en su aparato se contaron 375 agujeros.

 

En 1953, Glenn tuvo ocasión de salir a cazar reactores MiG. Como piloto de la Marina enviado en régimen e intercambio a una unidad de la Fuerza Aérea, Glenn sed unió al 15 Wing FGI, en la base K-13, cerca de Suwon. Dede el punto de vista de sus capacidades personales, Glenn estaba preparado para pasar de los Panther a los F-86 Sabre del 51Wing: en los EEUU aprendió a pilotar aquellos revolucionarios nuevos cazas.

 

Fue buena cosa el que llegase preparado. Durante los meses del invierno de 1952-1953, los aviadores comunistas recibieron entrenamiento adicional y, para la primavera siguiente, se encontraban en su punto máximo de perfección y agresividad. Utilizando Corea como terreno de pruebas e instrucción para sus aviones de combate, los rojos desarrollaron nuevas tácticas y maniobras, que causaron enormes destrozos sobre Corea del Norte durante una temporada. Una de sus innovaciones consistía en la táctica de resistencia y "embotellamiento". En ese sistema de combate aéreo se vió atrapado Glenn sobre Corea aquel día de julio.

 

Después de estudiar durante meses el modo en que operaban las patrullas de aviones Sabre, las fuerzas del aire comunistas descubriern un defecto... o lo que suponían lo era. Los rojos decidieron que 20 minutos antes de que los F-8 6 tuvieran que retirarse del Yalú por haber gastado su combustible, procedía enviar varias alas de MiG a través del río y hacia Chongchon. Cuando el jefe de la patrulla norteamericana que rondase el Yalu pronunciara la palabra en clave "Bingo", indicando a todos los Sabres que emprendieran el regreso, otros grupos de Mig's despegarían inmediatamente de Antung y se encargarían de los yanquis en retirada. Así los pilotos estadounidenses escasos de carburante y municiones, se encontrarían entre los MiG's que les perseguían y los que les aguardaban en Chongchon. Muchos pilotos de Sabres sorprendidos en aquella maniobra de "tijera", jamás consiguieron cruzar el paralelo 38. ¡¡Glenn pasó por esa misma prueba!!

 

 

 

 

(Y es aquí donde el autor retoma su unidad cronológica y nos comienza a relatar lo que ocurrió, desde el principio, aquel citado 19 de julio de 1953 por encima de la Avenida de los Mig's (MiG Alley). Mañana lo leeremos en su totalidad.)

 

Saludos

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Buenasss

 

(Tal como anuncié, Glenn Infield, sin mucho alarde, por su cuenta hace como que comienza el relato. Y así lo debemos aceptar.)

 

 

 

 

El 19 de julio (de 1953) los 4 reactores se alinearon en la pista de Suwon, como tantas veces habían hecho ya. Glenn -con el nombre "The Mig-Mad Marine" en un costado de su aparato a reacción y erguido bajo los vívidos rayos solares- bajó la vista hacia la alquitranada faja de despegue y esperó la señal de la torre. Casi veía las oleadas de calor crujiendo en el aire, creando a su paso la ilusión de una piscina de agua clara.

 

-Jefe Azul, tiene vía libre.

 

Glenn aceleró hasta que el F-86 empezó a vibrar... entonces soltó los frenos. Mientras la cola cobrababa vida, el caza dió un salto hacia delante, con tanta brusquedad que el piloto se vió lanzado hacia el respaldo del asiento y su casco de plástico se le inclinó sobre la frente. Su mano ligera pero firme, agarraba la palanca, al tiempo que el extremo de la pista se aproximaba veloz. Luego, despegó el aparato de tierra y empezó a ascender.

 

Por detrás, saliendo de sus puestos, los otros 3 aparatos se prepararon.

 

Por debajo de su avión, Glenn vió las pequeñas casas de barro, los niños mirando con ojos como platos... todo deslizándose. Hizo una verificación de la carlinga, asegurándose que estaba a suficiente altitud, y trazó una curva a la derecha para dejar que los otros aparatos se colocaran en posición.

 

Una vez Parker hubo ocupado su lugar, el ala de Glenn, y Buttelmann y el teniente John Boyd se colocaron cerca, apuntó la proa de su Sabre hacia el Norte. Estaban a 320 kms. del "MiG Alley", 20 minutos a 960 Kms/h, y Glenn no perdió tiempo.

 

Los cuatro aeroplanos ascendieron y ascendieron, hasta que a sus ocupantes se les hicieron dificil distinguir los objetos que había en tierra. Cuando llegaron al nivel adecuado, Boyd informó que algo fallaba en su aparato.

 

-Los depósitos de las alas no sueltan carburante, Jefe Azul

 

Glenn sabía que sin el combustible de los depósitos laterales, el teniente no podría llegar al "MiG Alley", entablar combate y regresar a la base.

 

-Pruebe otra vez -transmitió-. Si esos depósitos no alimentan el motor, vuelva a casa.

 

Unos cuantos minutos después, Boyd volvió a emitir en un tono cargado de disgusto y decepción:

 

-No funcionan, Jefe Azul. Tendré que renunciar. Buena suerte.

 

El regreso de Boyd dejó a Buttelman sin compañero.

 

-Elevémonos más, teniente -radió Glenn.

 

Con Buttlemann a un ala, y Parker a la otra, el trío rugió camino de Corea del Norte... En 15 minutos se presentaron en el Yalú, desde donde pudieron ver más de 150 kms. de territorio de Manchuria. Glenn distinguió con claridad los MiG's que despegaron de Antung y atravesaron el río hacia ellos. Una tenue sonrisa revoloteó sobre sus labios mientras advertía:

 

-Prepren los tanques y pónganse a tono. Parece que hoy tienen ganas de pelea

 

Y cinco minutos y medio después se encontraba metido en una caída vertical sobre las colinas de Corea, con su F-86 rasgado por las armas de un MiG y los dedos oprimiendo fuertemente la palanca de expulsión de su asiento.

 

-Voy a saltar al este del Sinuiju...

 

Parker habáía vista al comandante "marine" lanzarse en zambullida vertical detrás del MiG-15. Como pareja de Glenn, cuya protección se le había asignado, Parker bajo también la proa de su aparato hacia abajo. Sin embargo, la confusión que se produjo inmediatamente hizo que el teniente perdiera de vista a los tros dos y ganase altitud con su F-86, sabiendo que verse sorprendido a escasa altura equivale a hacer oposiciones al regreso a los EEUU en un ataud. Se había elevado a 11.500 m., cuando oyó la llamada de Glenn.

 

-Parker, Buttelamnn, ¿me tienen a la vista?

 

Mientras Parker escudriñaba el cielo, buscando algún rastro del avión de "marine", sus auriculares volvieron a chasquear.

 

-Hay un MiG en mi cola. No puedo sacudírmelo de encima. Voy a saltar al este del Sinuiju...

 

El teniente siguió sin poder localizar a Glenn. El cielo era una barahunda de giratorios MiG y Sabres, con las estelas de todos ellos entrelazándose en el aire hasta formar una neblina que hacía borrosas las formas de los cazas. Frenéticamente, Parker revisó la zona, clavando la mirada en cada uno de los aparatos que subían y bajaban. Por último, a su izquierda, muy abajo, distinguió un MiG pegado a la cola de un Sabre, arrancando a éste trozos de su cuerpo metálico con los estallidos de su artillería.

 

-Jefe Azul, aguante firme. Ya voy.

 

Parker empujó la palanca de mando hacia adelante con tanta fiereza, que el cinturón de seguridad le propinó una sacudida mientras el F-86 emprendía el descenso. Frente a él, la aguja de los Mach se acercó a la cifa "1" con sorprendente rapidez. Pero aún sin la ayuda del instrumento Parker su hubiera dado cuenta de que su velocidad era casi la del sonido, juzgando por las fuerzas aterradoras que trataban de destrozarle. Pero siguió adelante, sabiendo que el "marine" necesitaba ayuda... enseguida.

 

Suavizó la caída a los 3.000 m. , aproximándose al confiado MiG. El piloto rojo que solo tenía ojos para el aparato de Glenn, estaba tan obsesionado con la idea de borrar del cielo al "marine" que Parker apretó dos veces los disparadores antes de que el comunistase percatase siquiera de lo que se le avecinaba. Y, para entonces, ya era demasiado tarde. Antes de que el enemigo tuviese tiempo de apartar su avión del punto de mira de Parker, el MiG empezó a desintegrarse. Varios trozos pasaron por los costados del F-86. Tratando desesperadamente de escapar, el piloto rojoin intentó un giro violento, pero calculó mal la maniobra., Su MiG, seriamente tocado, comenzó a girar sobre sí mismo, cayendo en picado.

 

-Un MiG al saco -manifestó Glenn con calma-. Aunque le faltó muy poco para que hubiese sido un Sabre. Gracias, Parker.

 

-De nada -repuso el teniente. Luego, cuando el aparato de Glenn se alejó de él, inciando el ascenso para altitud. Parker notó que su reactor fallaba. El motor empezó a estremecerse, sacudiendo a Parker en la carlinga-. Algún fragmento de ese MiG ha debido introducirse bajo la capota del motor -murmuró, mientras se esforzaba en dominar los mandos.

 

Despacio, inexorablemente, la aguja que señalaba la velocidad del aire fue descendiendo... De los 960 kms/h pasó a los 800...Y siguió bajando: 600, 500, 400... trescientos... El teniente soltó un gruñido.

 

-A esta velocidad -murmuró-, cualquier caza ligero comunista puede abatirme con una ametralladora estropeada. No podía albergar la esperanza de mantenerse al nivel del Sabre de Glenn y, conocedor de la ley tácita que prohibe sacrificar hombres y aviones en esfuerzos vanos para salvar un aparato averiado, Parker se resignó y se dispuso a combatir solo para escapar de aquel trance,

 

 

 

 

(Unificado ya el criterio temporal, sigue habiendo gran inquietud en el trío norteamericano.)

 

Saludos

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Buenasss

 

(Dejamos al wingman de Glenn, Tte. Parker teniendo dificultades en pleno Mig Alley. Hoy diríamos, en "Territorio Comanche". Tal y como explicamos, la nueva técnica norcoreana era esperar a que los Sabres americanos gastaran su combustible en los alrededores del río Yalú, y cuando regresaran a casa, esperarles a medio camino (siempre en territorio norcoreano) para acosarles y obligarles a gastar el resto de keroseno y municiones allí. Siempre con resultado incierto.

 

Parker, desamparado y con el Allison con problemas era presa fácil. Lo último que leímos es que Parker "se resignó y se dispuso a combatir solo para escapar de aquel trance". Veremos.)

 

 

 

 

Puso (Parker) la parte gruesa de la saeta de la brújula hacia el sur y, volando apenas con la mínima rapidez para mantenerse en el aire, dirigió el estremecido F-86 rumbo a casa, comperendiendo que sus posibilidades de alcanazar la base K-13 (Suwon) disminuían a toda prisa.

 

Al oeste de Anju, le sobresaltó la voz que resonó en sus auriculares:

 

-Hombre, me parece que hoy no va a batir ninguna marca de velocidad. ¿Dificultades?

 

Parker movió la cabeza hacia la derecha del techo de la carlinga, viendo al piloto de "The Mig-Mad Marine" acercándose velozmente. ¡John Glenn había regresado para comprobar qué le ocurría a su pareja¡

 

-Creo que algunos trozos de ese MiG se colaron bajo la capota del motor -explicó Parker al comandante-. Este rapaz reacciona como un potro salvaje.

 

-Ya lo veo -repuso Glenn-. Siga con él. Cubriré su vuelo.

 

Parker titubeó antes de transmitir:

 

-Los MiG pueden estar esperándonos en el Chongchon, comandante. Vale más que vuelva a casa enseguida, ahora que aún está a tiempo.

 

Glenn se echó a reir.

 

-¿Desde cuándo un "marine" deja en apuros a un camarada de la Air Force? Me explusarían del Cuerpo. Voy a quedarme.

 

El teniente suspiró aliviado.

 

-Me alegra que me acompañe.

 

Recurriendo a toda la habilidad aprendida durante sus años de aviador en la Fuerza Aérea, Parker condujo el averidado F-86 hacia el sur. Glenn, mientras tanto, voló a su alrededor, dibujando círculos protectores. Ambos mantenían los ojos buien abiertos, aguardando el inevitable choque con los MiG. El "marine" consultó el indicador de carburante, estremeciéndose. Si emprendía en aquel mismo instante el regreso a Suwon, llegaría sin inconveniente alguno, pero si se quedaba con Parker... La mirada de Glenn se dirigió hacia el Paralelo 38 y la seguridad, volviéndose luego hacia el teniente y su deteriorado aeroplano. Se reafirmó en su decisión.

 

-Aguante, Parker. Llegaremos a casa, aunque tengamos que aletear con los brazos para mantenernos en el aire.

 

La primera caravana de aviones enemigos pareció surgir del sol, cayendo sobre ellos en ángulo de 45º, cuando Glenn y Parker se encontraban todavía ligeramente al norte del Chongchon. Durante unos segundos, el comandante trató de decidir si habían llegado por detrás o si les estuvieron aguardando; pero al ver los 6 MiG's que cargaban contra ellos, comprendió que el detalle carecía de importancia. Fuera cual fuese su procedencia, la cuestión estribaba en que cada uno de aquellos aparatos enmigos tenía un arma de 37 mm, y dos de 23, con 18 bocas que pronto enfocarían a los dos Sabres.

 

-Desvíese a la derecha, Parker -gritó Glenn-. Seis Mig se nos echan encima desde las doce.

 

El teniente envío agudamente su caza en la dirección indicada, pero a su reducida velocidad, la maniobra resultó harto lenta. Sin embargo, los pilotos rojos esperaban una brusca elevación y, confusos, pasaron de largo a toda velocidad, dejando atrás el reactor de Parker.

 

Una vez observó Glenn que su compañero quedaba fuera de la línea de tiro enemiga, se atrajo un MiG a su retaguardia, manteniéndole lo bastante distanciado como para que no le alcanzasen sus armas, aunque dejándole creer que tenía atrapado al The Mi-Mad Marine. Alejándose a toda velocidad del averiado avión de Parker, en un esfuerzo para apartar de allí a los MiG, Glenn empujó inesperadamente la palanca de control hacia la derecha y puso el F-86 en giro casi vertical. Los Mig mantuvieron el acoso.

 

La violenta maniobra hizo que la aguja Mach descendiera casi a cero, pero Glenn no efectuó movimiento alguno para contrarrestarlo, frenando la velocidad. Poco a poco, uno de los MiG se le fue acercando y su piloto forcejeó para colocar al Sabre centrado en su punto de mira. El comandante continuó ofreciendole el señuelo de su aparato, dándose perfecta cuenta que si retrasaba una décima de segundo o cometía un leve error, los US Marines tendrían un aviaor menos antes del crepúsculo.

 

Como un hombre que aguanta el tipo en medio de la línea férrea, desafiando a una locomotora que se le aproxima a todo vapor, decidida a arrollarle, Glen permitió que el del MiG se pusiera a distancia efectiva... Y entonces, en el instante crítico, volvió las tornas. Con un giro de su muñeca sobre los mandos , el F-86 se colocó boca abajo y ejecutó una curva tensa sobre la izquierda. Los mandos hidráulicos respondieron magnificamente y el MiG, incapaz de revolverse con idéntica rapidez, pasó lateralmente, chirriando como si resbalase sobre hielo. De inmediato el piloto enemigo metió gas, precisamente en el momentos en que Glenn aplicaba los frenos hidráulicos.

 

El F-86 se comportó como si hubiera chocado con una pared de ladrillos, al cumplir los frenos laterales su tarea y reducir la velocidad del caza. El piloto del MiG no pudo reaccionar a tiempo aate la sorprendente maniobra de Glenn, y pasó de largo junto al Sabre.

 

Tan pronto como la cola del reactor de fabricación rusa centelleó por encima de su carlinga, el comadante quitó frenos, aceleró al máximo y lanzó el F-86 sobre la cola del MiG. Mediante una suave presión sobre los disparadores, sus armas se pusieron a martillear el aparato enemigo, que se retorció y giró, intentando huir. Alguno de los proyectiles del "marine" debio alcanazar la turbina del MiG y el avión comenzó a estremecerse, la cubierta de la carlinga se levantó y el piloto salió lanzado al espacio súbitamente. Sin dirección, el aeroplano dió una voltereta en el aire y emprendió la definitiva carrera perpendicular, hacia la tierra. Un momento después, en la ladera de un monte de Corea se elevó una columna de humo, señalando el fin del aparato.

 

-¡Parker, ¿dónde está?

 

-A su izquierda. Magnífico tiroteo.

 

Glennn alargó el cuello e inspeccionó el cielo, buscando los Mig restantes, pero todos se habían ido. Se habían hartado de The Mig-Mad Marine. Llevó el comandante su aparato hacia el ala derecha de Parker, acercándose todo lo que le fue posible ver la enguantada mano del teniente, alzándose en breve y gracioso saludo.

 

-¿Cómo van las cosas?

 

-No demasiado bien, comandante. ¿Qué me dice de Vd.?

 

-Tirando.

 

Había algo que helaba la sangre en las venas de Glenn cada vez que pensaba en ello, pero lo guardo par sí. ¡Se encontraba sin municiones¡

 

Toda una ironía. El aeroplano de Parker, que apenas podía mantenerse en el aire, rebosaba proyectiles; pero The Mig-Mad Marine, del que ambos dependían para sobrevivir, llevaba las tolvas vacías. Sin embargo, Glenn no dijo nada a Paker sobre su falta de municiones. El teniente ya tenía bastantes quebraderos de cabeza.

 

-Será mejeor que vuelva a Suwon enseguida -radió Parker-. Elévese hasta conseguir una buena altitud como para planear hasta la base, por si acaso se queda sin combustible. Creo que ahora estoy en condiciones de llegar a casa solito.

 

-¡Al otro lado del Chongchon¡

 

Glenn sabía que los norcoreanos tendrian preparada una buena recepción, con numerosos Mig esperándoles en el río. Parker jamás lograría atraver solo aquella barrera. No obstante, sin municiones, ¿qué podía hacer por el teniente?

 

-Me quedo. Vea si le es posible ascender un poco, de forma que pueda bajar planeando hasta la base, si es que no hay otro remedio.

 

-De acuerdo. Lo intentaré -repuso Parker.

 

 

 

 

(Y ahí dejamos a los dos Sabres lisiados, llegando a la cama de los Mig. Les haría falta un montón de suerte, y de sangre fría para sortear ese filtro que habían tejido los "rojos, como llaman en el relato a los pilotos norcoreanos, que en realidad eran en su mayoría chinos, eso sí adiestrados y en muchos casos acompañados de pilotos netamente rusos.)

 

Saludos

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Por aqui andamos haciendo acopio de pipas y cervezas para disfrutar de la lectura y a la vez intentando controlar el ritmo cardíaco. Creo que si me da un infarto, voy a tener que echar un poco las culpas a nuestro amigo Jenisais y a su hábito de dejarnos los relatos en suspense... :icon_mrgreen:

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Y él insistiendo en que no lo hace a posta... ¡Seguro que no! :icon_mrgreen:

 

Por aqui andamos haciendo acopio de pipas y cervezas para disfrutar de la lectura y a la vez intentando controlar el ritmo cardíaco. Creo que si me da un infarto, voy a tener que echar un poco las culpas a nuestro amigo Jenisais y a su hábito de dejarnos los relatos en suspense... :icon_mrgreen:

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Buenasss

 

(Bear, Dardo y Jorgeid: Esto ya se llama "Conspiración o Confabulación vs. Jenisais". Me las tengo que arreglar para que cada jornada sea aproximadamente de la misma extensión. Según vosotros 3 (y añado al Rockofritz y su minino armado) tendría que empezar y acabar un capº en cada sesión. ¿O no? Menos mal que tengo la aprobación de la inmensa mayoría silenciosa; si no, me lo tendría que hacer mirar. ¡Qué será de mí si me da por emprender con un nuevo libro... A las tinieblas exteriores...

 

Seamos positivos; y leamos cómo queda esta parejita de despistados en plena MiG Alley. Ganas si les tenían los "rojos". A ver. Les dejamos intentándolo por separado.)

 

 

 

 

Se separaron y Glenn voló en círculo detrás de Parker, mientras el deteriorado Sabre de ése empezaba a remontarse despacio. Había vuelto a alcanazar los 10.000 m, cuando un diluvio de trazadoras cayó sobre ambos reactores desde la derecha. La mirada del comandante se proyectó en la dirección de donde procedían los disparos, divisando un grupo de doce MiG's que les atacaban desplegados en línea, con sus armas parpadeando como espejuelos en miniatura.

 

-Láncese hacia el Han -advirtió Glenn a Parker-. Vaya hacia el río.

 

Sin un segundo de vacilación, el intrépido "marine" desvió su caza hacia la derecha y puso el F-86 de cara a los cazas norcoreanos arrojados sobre él, en una maniobra temeraria. Pulsó esperanzadamente los gatillos, pero las armas calibre 50 permanecieron mudas. Sin embargo, el comandante siguió volando al encuentro de la muralla de fuego levantada por los cazas enemigos. A una velocidad conjunta de casi 2000 kms/h, atravesó la formación roja y levantó la proa para ganar altitud.

 

-No puedo derribaros -murmuró-, pero sí puedo poneros la carne de gallina.

 

Lo hizo. Su F-86 era más manejable y el "marine" combatiendo solo, tenía más libertad de movimientos que la formación de doce aeroplanos. Sacando el máximo partido a dichas circunstancias, Glenn no tardó en tener a los MiG's persiguiéndose los unos a los otros a velocidades supersónicas, creyendo todos que se encontraban a la cola del americano.

 

Entrando y saliendo de la formación enemiga, con la aguja de Mach llegando a 1, el "marine" diseminó todos los MiG's por el el cielo con sus ataques suicidas. No obstante, sabía que los rojos no iban a abandonar hasta haberle derribado. Solo era cuestión de tiempo, al final le atraparían gracias a su abrumadora superioridad numérica y todo habría concluido.

 

Elevándose una vez más por encima de los MiG's, ejecutó un rizo y se arrojó contra el grupo, con su centelleante reactor dando la impresión de ser un meteoro del espacio. Sonrió al ver como los pilotos comunistas se apartaban a su paso, tratando de salvar el pellejo.

 

Cuando nivelaba su caza, suspendiendo la tonante zambullida, se preparó para hacer frente al contrataque, pero las esperadas trazadoras no llegaron a su aeroplano.

 

Escudriñando el cielo, se quedó sorprendido al ver que los aparatos adversarios se dirigían hacia el norte, soltando negras humaredas por los tubos de escape de sus colas.

 

-Que me...

 

De pronto, comprendió el motivo. A lo lejos, por la izquierda divisó una escuadrilla de Sabres avanzando con rumbo sur. Glenn ignoraba si habían visto o no a los MiG's atacantes; pero los pilotos rojos sí que les localizaron a ellos, emprendiendo la retirada a su base mientras estaban a tiempo de hacerlo.

 

El reactor de Parker no era más que un puntito casi perdido en la distancia, hacia el sur, cuando el comandante enfiló la proa una vez más en dirección a Suwon. El altímetro señalaba 7.500 m. Comprobó rápidamente la reserva de combustible: 135 l. Le iba a andar muy justo, suponiendo que lo consiguiese. Aún le quedaba una buena tirada. Todo sería cues´tión de la direccion de los vientos, de su destreza de navegante y de una barbaridad de suerte. Ya no cabía el error, bajo ningún pretexto.

 

-La aguja llega a cero -radió Parker-. Empiezo a descender..

 

-Estoy con Vd., teniente -Glenn guardó silencio durante un momento, tratando de decidir si sería mejor llegarse a las aguas del mar Amarillo, proyectarse fuera del aparato y confiar en que le recogiese alguna patrulla del SAR, o continuar hasta la base, con la pespectiva de un aterrizaje planeando. Por último, preguntó-: ¿Tiene Vd suficiente altitud para cruzar el río?

 

-Eso creo. Puede que me rocíe un poco la cara, pero merece la pena intentarlo.

 

¡Rumbo a la K-13, pues¡ Era la última decisión. A partir de entonces, no se le presentaría la oportunidad de cambiar de planes.

 

Se deslizaron hacia el sur, perdiendo altura poco a poco, como el altímetro indicaba mecánicamente, informándoles de las probabilidades que se ponían en contra suya, acumulándose. 6500, 6000, 5750, 5500...

 

-Láncese en paracaídas si comnprende que no puede llegar al campo, Parker. No se estrelle.

 

-Llegaré.

 

Cuando descendieron del nivel de los 5000 m. el aire se tornó más fuerte y tuvieron que planear de forma más acentuada, en evitación de verse atascados. La velocidad del aire constituía un factor importante en extremo y Glenn lo observó atentamente. Unos cuantos nudos demasiado altos o demasiado bajos representaríasn vaiosos kms. Incluso a la distancia de una manzana de casas, podían significar la diferencia entre la vida y la muerte.

 

-¡Aerodromo a la vista¡ -radió Parker excitadamente, y por primera vez desde el Yalú, su voz sonó esperanzada.

 

Glenn comprobo su altitud. 3000 m. Debajo de él, las cenagosas aguas del río Han rutilaron al quedar atrás y las colinas que lo bordeaban parecieron alargar sus picos para agarrar al descendente Sabre. Accionó el timón y se colocó inmediatamente detrás de Parker, para aproximarse a la pista... y entonces se dió cuenta de que estaba demasiado cerca del otro aparato.

 

-Adelante, teniente,. Trazaré un círculo y le seguiré.

 

-No tiene suficiente altitud, comandante. Yo...

 

-Deje de discutir y descienda... rápido.

 

El comandante ejecutó un giro hacia la izquierda, elevándose, y cuando lo terminó el aparato de Parker estaba ya en la pista. Las cosas sucedían velozmente, casi precipitadamente.

 

-Bajo derecho, K-13. Despejen la pista -radió Glenn.

 

Pudo ver delante de él como el equipo de tierra se apresuraba, tratando de quitar del medio el semiinutilizado avión de Parker, a fin de dejar sitio para "The Mig-Mad Marine". Observó también, las ambulancias y los vehículos anti-incendios, estacionados al borde de la pista, mientras descendía sobre el campo.

 

Durante un momento aterrador llegó a pensar que se quedaba corto, que había calculado mal. Mediante un delicado ajuste en los mandos, echó la palanca hacia atrás unos cm., vió levantarse un pelo la proa del F-86 y notó tambiénn el aumento de pesadez de los mandos, cuando el caza pasaba por encima de un cobertizo, rozando su tejado cubierto con ramas. Glenn accióno la palanca otra vez al amenazar el aeroplano escapárse de su dominio. El Sabre permaneció suspendido, interrumpiendo su marcha hacia otro cobertizo, lo que hubiera significado un desastre, y volando con suficiente rapidez como para llegar al extremo de la pista.

 

Por último, el aeroplano se inclinó suavemente, aún volando, tocó el piso de la pista y permaneció en él. El comandante se relajó un poco al sentir la solidez del terreno firme. Cuando el avión se detuvo, levantó ligeramente el techo de la cabina y dejó que un soplo de aire fresco le azotara el rostro... ¡Resultaba estupendo volver a estar en casa¡

 

Buttlemann (que se había separado de sus compañeros, regresando a la base, en la que estaba ya), Parker y Glenn se enfrentaron aquel día de julio con 34 aviones enemigos, derribando tres de ellos. Cada miembro del trío de pilotos estadounidenses recibió la "Distinguished Flying Cross".

 

 

 

 

(Y hasta aquí el apasionante capítulo dedicado a John H. Glenn Jr. Después fué piloto de pruebas, pionero astroanuta de la NASA, y más tarde senador de los EEUU por el partido demócrata. Hoy es el día en que a sus noventa años sigue recibiendo homenajes por todo el mundo en su honor. )

 

Saludos

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Glenn, John Con uniforme de Coronel piloto del USMC

 

glennjohnconuniformedec.jpg

 

Glenn, John H Todos los artefactos voladores que voló

 

 

glennjohnhtodoslosartef.gif

 

Missing in the MiG Alley.

 

missinginthemigalley.jpg

 

Glenn, John H. Su imágen más conocida febrero 1962.

 

glennjohnhsuimgenmscono.jpg

 

Glenn, John H Return to Space, agosto 1998 4º x la izdª. El español Pedro Duque, 1º x la izdª. Shuttle 619.

 

glennjohnhreturntospace.jpg

 

Glenn, John H. Su imágen actual.

 

glennjohnhsuimgenactual.jpg

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¡Por supuesto que es una conspiración! :lol: :lol: :lol: :lol:

Para que nos sigas deleitando con tus relatos, compañero.

 

Además, yo como soy algo antiguo, las diferencias con la gente con la que me siento a gusto las dirimo lo caballero. A duelo.

(de cervezas, risas y demás, eh?) ;)

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Buenasss

 

(Tras agradecer, de nuevo, a Rockofritz la subida de mi último lote de fotos de John Glenn, la emprendemos con otro As (todos son norteamericanos, ya lo advertí al principio del libro)

 

Por lo visto hasta ahora todos han sido muy famosos, en sentido ascendente y creciente: Y este no va a ser menos, al revés. Tenemos la suerte de que también vive. Y así ha podido ser también homenajeado por todo el mundo. Marcó toda una época de la aviación. Con él se abrió el más prometedor panorama a la Navegación Aérea, incluso Espacial. Prometiendo cosas que pareciendo inalcanzables, pronto se hicieron realidad. Nos referimos a Charles E. Yeager. El primer hombre que traspasó la barrera del sonido volando en palier.

 

Lo logró el 14 de octubre de 1947 sobre Muroc, Edwards AB volando el Bell X-1. Como todos los aviadores de pruebas, y por ende todos los futuros astronáutas todos debían de ser excelsos aviadores y en concrereo muy completos aviadores de caza. La vida de Yeager inspiró al famoso autor Tom Wolfe, que escribió un magnífico libro que ganó el Pulitzer, siendo conocido universalmente. The Right Stuff, que describe con brilantez el largo camino que estos hombres llevaron hasta poder embarcarse rumbo a las estrellas. Hollywood no dejó de aprovechar el tirón del libro y rodó poco después el consabido film que con el mismo título logró varios Oscar. Aquí la película fue titulada "Elegidos para la gloria", que seguro hemos visto con emoción todos los Forero/lectores. La obra literaria pasó algo más desapercibida. Yo tengo quizá la primera versión en castellano titulada: "Lo que hay que tener", título un tanto equívoco. Aunque sé de siguiente ediciones que traían ya como subtítulo "Elegidos para la gloria".

 

Por obvios problemas de espacio no enumeraré todos los hechos de la larga vida de Charle Yeager. Solo escribiré lo ocurrido con su presencia en España en este pasado més de octubre. El catalán pueblo de Sort homenajeó a Chuck Yeager. He aquí por qué.

 

El P-51 en que Yeager realizaba una mision sobre Burdeos en marzo de 1944, fué derribado por un Fw-190. Saltó levemente herido por una esquirla en un dedo. Recogido por la Resistencia francesa de inmediato, lograron esquivar a sus perseguidores alemanes. Como diez días más tarde los resistentes lograron acercarle a la frortera española, donde escapando de nuevo a sus perseguidores alemanes logró pasar a España atravesando los Pirineos.

 

Lo cuenta Josep Calvet historiador de las rutas de escape Francia/España. Yeager fue detenido por la Guardia Civil española en las inmediaciones de Bossost, interrogado en Viella y conducido posteriormente a Sort donde incluso se le permitió hospedarse en el hotel Pessets. Reclamado pronto por el Cónsul norteamericano en España pudo regresa a Inglaterra vía Gibraltar; donde pudo continuar su carrera de cazador en el mismo 357 FG, 363 FS. donde llegó a alcanazar la cifra de 12,5 victorias incluída la de un Me-262.

 

Prosiguió en la USAF: tras su éxito mundial de1947, superando la barrera del sonido, en 1966 voló en Viet Nam y Camboya. Yeager estuvo en Morón de la Frontera AB y se dice que fue el instructor del entonces Príncipe de España D. Juan Carlos. Para celebrar el 50º Aniversario de su histórico vuelo de octubre de 1947, volvió a batir el Mach 1 esta vez a bodo de un F-15, siendo su último servicio de vuelo oficial en la UASF. En 2005 le fué otorgada la 2ª estrella de General.

 

Hecho este parco recorrido por su vida aeronáutica, volvamos al capítulo a él dedicado. Como en anteriores relatos, su autor, Van Hetherly, juega con la cronología. Primero nos sumerge en la aventura de traspasar la barrera del sonido, y en medio de ella, nos transporta a sus tiempos de piloto de caza en la SGM. Pero lo hace de forma tan inteligente y aparentemente sencilla que casi ni nos daremos cuenta.

 

 

 

 

El Rayo del Espacio, por Van Hetherly

 

La carretera que conducía a Edwards AB distante de Muroc poco más d 60 kms. avanzaba por la yerma extensión del desierto de Mojave. Se alargaba de manera uniforme sobre las antiguas rodadas de incontables caravanas de carromatos de colonos que se jugaron la vida contra aquella desolación. Charles Yeager también competiría allí con la muerte, diferenciándose de los viejos pioneros en la circustancia de que desarrollaría su combate a miles de metros, por encima de la depresión abrasada por el sol del Rogers Dry Lake.

 

Mientras Chuck rodaba a toda velocidad por la autopista, iba pensando en la tarea que tendría que realizar aquella jornada, 14 de octubre de 1947: introducirse en la carlinga de un cohete volador, el Bell X-1, y llevar a cabo lo que ningún hombre había hecho hasta entonces. Aque día iba a intentar conseguir que la nave aéra experimental cruzase la barrera del sonido, iba a volar con mayor rapidez que las ondas sonoras.

 

Acaso viviera para contarlo. Si lo lograba, su nombre se inscribiría en la historia junto a los de otros grandes exploradores de lo desconocido. Su hazaña abriría la puerta, por fin, a los viajes espaciales dirigidos. Si, por el contrario fracasaba...

 

Pero Yeager había aprendido a expulsar de su mente las ideas negativas y en el conjunto de su sistema emotivo no tenía cabida la posibilidad de fracaso. No había temor alguno en su ánimo cuando entraba en la base. Sí una saludable aprensión, seguramente, engendrada por un conocimiento exhaustivo de lo que podía ocurrir en las alturas, entre los terribles bandazos físicos provocados por el Mach 1.

 

Yeager abrió su taquilla, se quitó la ropa de calle y se puso un ajstado traje de cuero. "Debo de ser tonto, pensó. Goodlin no haría esto por 10.000$ y yo lo voy a intaentar por 511,50 al mes (sueldo de un capitán de la USAF estacionado en el país).

 

Echó una triste mirada a la frase escrita sobre la pared del vestuario: No te tomes la vida demasiado en serio... De todas formas , vas a morirte". Charles Goodlin "el mañoso", un piloto de pruebas civil, valiente pero no temerario, había arriesgado temerariamente su vida asaltando la barrera del sonido en el X-1. Llevó la aeronave hsta Mach 0,8 -una proeza que entrañaba bastante peligro- luego rechazó, según se rumoreaba, una oferta privada de 150.000 $ para continuar hasta el fin de la prueba. Los ensayos en el tunel de aire y los datos proporcionados por vuelos anteriores habían sido excesivamente desalentadores.

 

Eran muchos los que dudaban que el Bell X-1 o cualquier otro ingenio volador pudiese penetrar en la misteriosa y demoledora banda de turbulencia a la velocidad del sonido, saliendo de ella entero. Yeager recordó fugazmente el comentario que formuló respecto a aquel vuelo:

 

-Volveré -dijo en tono algo impertinente-, bien de una pieza o en pequeños trozos.

 

Se calzó las botas aislantes, cogió el casco, los guantes calentados electrónicamente y el paracaídas, saliendo de nuevo a la clara atmósfera matinal. El bulto del paracaídas rebotó contra sus piernas; resultaba tranquilizador, incluso aunque sabía que las probabilidades de utilizarlo, de salir de la minúscula carlinga del X-1, eran muy escasas. Había llegado temprano. Permaneció por allí, observando los trabajos de la brigada de tierra, mientras preparaban en X-1 para él.

 

Un ruidoso tractor amarillo había ya arrastrado el aparato de alas rígidas, cortas y rechonchas fuera del cobertizo, trasladándole a un foso proco profundo. Condujeron cuidadosamente un B-50, poniéndole encima del pozo, soltaron unos cables, los engancharon a la pequeña aeronave y elevaron ésta, afirmádola solidamente a la parte inferior del bombardero, con solo la cubierta de la cabina dentro del depósito de bombas del B-50. Se aseguraron los cables, se llenaron los taques de combustible y luego, con estudiada indiferencia, la tripulación del bombardero dispuso el aeroplano para el vuelo.

 

Yeager saludó agitando la mano al piloto, el comandante Robert L. Cárdenas, y después subió envaradamente al gran bombardero que fue remolcado hasta la pista, con los motores rugiendo. Avanzó, despacio al principio, para aumentar luego la velocidad, hasta que despegó del suelo y se encontró surcando el aire.

 

El Dr. John Paul Stapp, famoso por sus arriesgados experimentos con cohetes en Esdwards, iba también a bordo del B-50, en calidad de jefe sanitario de vuelo. Mientras el bombardero ascendía trazando espirales, ganando altura trabajosamente, Stapp, grave y circunspecto, ajustó el brillante casco dorado de Yeager, los guantes y el paracaídas, inspeccioando el resto del equipo, del que podía depender la vida del piloto de pruebas.

 

Luego, a los 2.100 m. llegó la señal de Cárdenas. Yeager respondió. Su peso, al cargarse en la escalera retractil, hizo que esta descendiera, saliendo del abrigo del depósito de bombas del B-50 y quedado junto al fuselaje del X-1, donde Yeager recibió el impacto del viento. Se agarró con fuerza a la escala. De haberse soltado, nada hubiera interrumpido su caída, salvo la tierra, que estaba 2000 m abajo.

 

Cautelosamente, Yeager introdujo un brazo y una pierna en la carlinga, trasladando su peso de la escala y metiendo todo su cuerpo entre la apretada maraña de esferas, palancas e indicadores que circundaban su asiento. La transferencia fue completa y bajó la cubierta de la cabina del X-1, despacio desde las interioridades del bombardero. Yeager, la cogió, encajándola, luego dedicó stoda su atención al sistema de oxígeno de la nave cohete. Respiró profundamente, sintiéndose incómodo en el minúsculo asiento. Esperó.

 

Esperó durante largos minutos, notando un frío en la espina dorsal que no era causado por el miedo. Yeager apoyaba la espalda en un depósito de oxígeno líquido. La temperatura interna del mismo: 157º bajo cero. Aisló su traje de vuelo y una oleada de calor cruzó su organismo. Revisó aquel mando de instrumentos una y otra vez, mientras aguardaba y reflexionaba.

 

Pensó en lo desconocido, en lo que había más allá de la barrera sónica y en lo que podía suceder allí. El aeroplano quizá no respondiese a los mandos y se desplomara en la atmósfera frígida y carente de aire de las alturas. Acaso dejara de ser un precioso instrumento de vuelo, convirtiéndose en una peligrosa masa de metal, torpe y desprovista de súbito de su maravillosa animación mecánica. O quizá se incendiara.

 

 

 

 

(No hay suspense... aún. Todavía queda tiempo, hasta para renunciar incluso. Pero Yeager nunca lo haría. No había llegado hasta aquí para ofrecer una defección. Seguiría adelante.

 

Las fotos que acabo de enviar a Rockofritz son de mi Archivo y siguen fielmente el texto arriba ofrecido.)

 

Saludos

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