APA Octubre: Whale Operation

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Click…..Click…..Click….Click…. el sonido de las gotas contra el cristal de la perrera, incluyendo el fuerte viento impedían la relajación ni la conciliación del sueño a las tres de la mañana de ese fin de semana gris y desapacible, el temporal había caído sobre LELL con una fuerza inusitada y mientras que en la medianoche nadie se le iba a pasar por lo que estaba por llegar, yo me había ido a dormir después de una tarde de revisar papeles y cuentas.

 

La compañía había de la noche a la mañana resucitado, por azares del destino, un antiguo compañero piloto había salido de sopetón y estaba haciendo vuelos todos los fines de semana transportando carga entre las diferentes ferias europeas, en menos de un mes, la compañía había ganado cerca de un millón de euros, si se mantenía esta cantidad de ganancias, la compañía estaría salvada antes de navidades. Mi sufrido Dimitri actuaba ahora de copiloto de nuestro nuevo carguero del MD-11F, el susto de los primeros días se le había pasado y tenía mucha mejor cara, mientras, la cessna con Skorp a los mandos descendía por la costa africana haciendo pequeños encargos. Me preocupaba el estado de la Cessna Caravan C208 y de la Bellcraft B-58 Baron, paradas desde hace meses fuera de la perrera y en LEMH (Mahon), pagando esta última tasa tras tasa de aparcamiento y yo temblando para que no me apareciera ningún gorila trajeado en la puerta.

 

Mi aportación a la compañía desde el periplo africano había sido casi testimonial, se había hecho un vuelo de LFBA (Agen) hasta LELL (Sabadell) con una mísera carga de comida, y los envíos siguientes, aunque sustanciosos serían tediosos por la distancia y la lentitud del vetusto DC-3. A Victoria no le había hecho ninguna gracia y lo cogió sin darme cuenta del aparcamiento, desapareciendo sin saber dónde había ido mientras hacía unas compras en el Alcampo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me encuentro un folio escrito a mano de su puño y letra. “Si sigues así, te veo en la calle antes de llegar a fin de año, he decidido tomar cartas en el asunto, así que no me esperes. Mantenme caliente el café que volveré antes de la mañana. Y ya que te gusta tanto el tema militar, defiende el fuerte. Firmado Victoria”

 

Esta muchacha me tenía últimamente un poco “tenso”, digamos que al no tener un alojamiento permanente y gustarle la decoración de la perrera, se había mudado con sus petates a una de las habitaciones del módulo superior, pero claro, al no ser independiente, pues tenía que extremar las precauciones no fuese que me la encontrase de frente en una situación arto comprometida. Cuando la situación lo permita ampliaré a un segundo módulo o me busco un piso……

 

Eran las 0345L cuando de repente oigo aproximarse por encima del ruido de la lluvia el rugido de un turbojet, “lo que me faltaba, más ruido y menos sueño, algún piloto despistado haciendo visita turística por el Valles Occidental para alargar el tramo de viento en cola”, me arrope un poco mejor y espere a que los brazos de Perséfone me arropara…. Pero el rugido iba en aumento y se me paso que esto no era alguien haciendo viento en cola sino una emergencia en toda regla, me levante de la cama y me asome a la ventana para ver aparecer sobre la cabecera de la pista las luces de un reactor que literalmente “chocó” contra el asfalto en una toma pronunciada y freno despiadadamente mientras recorría toda su longitud, no pude reconocer su silueta porque las condiciones meteorológicas impedían cualquier identificación, perdiéndoseme de vista debido al mal tiempo. No le puse más asunto, seguro que el personal de AENA se ocuparía de esta situación. Me volví a la cama e intente seguir durmiendo, pero el sonido del reactor se comenzó a acercar más y más, cuando creí que se iba a plantar justo dentro de la perrera me volví a levantar para ver aparecer un A-3 Skywarrior justo en el Slot del aparcamiento enfrente de la puerta. De un mazazo se me quito el sueño, agarre los pantalones y algo de ropa de abrigo y empecé a darle vueltas a la cabeza buscando explicaciones. Descendí rápidamente al piso inferior pero antes de salir por la puerta me pare en seco, gire a la oficina y conecté la cafetera express cargada y lista para arrancar…….si, ya no era la pocilga ni el trastero que había sido antes, ahora la “disciplina” de Victoria había puesto las cosas en su sitio, incluso había escondido en mi habitación la despensa de las guarrerias y el mini bar, porque por poco estuvieron a punto acabar en el contenedor de la basura. Me abroche mi boomer, agarre un impermeable y el paraguas del armario de la entrada, el viento y la lluvia seguían pegando con fuerza, y yo, ni corto ni perezoso, corrí hasta el bombardero americano hasta pararme junto a tren proel, al lado de la escotilla de la tripulación que se acababa de abrir, las alas y la cola se estaban plegando como si fuese a ser descendido al hangar de un portaviones. “Me puedes explicar que significa…” un bulto cayó sobre mí, golpeándome en todo el pecho y haciéndome caer el paraguas, casi sin darme tiempo a reaccionar, solo con el tiempo justo para impedir que se me resbalase de las manos para ir al mojado pavimento, Era el petate de Victoria, aunque por un primer momento pensé otra cosa, otros tres cayeron a mis pies, estampándose con estrepito, haciéndome saltar hacia atrás un metro, eran tres grandes calzos para el tren de aterrizaje.

 

- “¿Pero qué pretendes, matarme del susto?

- “Cállate, después te lo explico y coge esto”, Victoria me alargó un tubo grande que no supe reconocer, después descendió por el acceso y sin mediar palabra me arranco el impermeable, poniéndoselo rápidamente y sacando de debajo de su mono de vuelo una bolsa con documentos. “Toma, ahora es tu turno” señalando a varios coches que se aproximaba rápidamente, sin más que hablar, cerro la escotilla de la tripulación y se dirigió a colocar los calzos.

 

Un Todo terreno de los mozos de escuadra y otro de Aena se pararon enfrente de la perrera y cinco personas bajaron rápidamente con cara de pocos amigos, por la actitud de los agentes, me veía en el cuartelillo pasando la noche, uno de los funcionarios se me acercó y con acento malhumorado me espetó “¿Me puede explicar que está pasando aquí?”, mi mente trabajó rápidamente y con calma dije “Si me acompañan a mi oficina, se lo explicare con gusto. Este tiempo no acompaña para hablar a la intemperie”. Un poco reluctante, el funcionario y los demás me acompañaron al interior. Victoria había puesto el tubo en el empenaje vertical del A-3 y entró a la oficina detrás de nosotros recogiendo mi maltrecho paraguas y una bolsa que identifiqué como la de un casco de vuelo.

 

En el interior todos pasamos a la oficina, en la que serví café para todos. Victoria me pidió la bolsa de los documentos y fue sacando uno a uno todo su contenido.

- “Sé que el procedimiento ha sido del todo inexacto y me he saltado unas cuantas regulaciones, pero el fin compensa con creces cualquier acción legal. Como pueden ver, esto es una autorización militar para transportar un bien de la marina de los estados unidos a este aeropuerto hasta que la venta de dicho aparato a esta compañía se haga en firme, mientras tanto, dicho aparato sigue siendo propiedad de los estados unidos y se le considera suelo americano hasta nueva orden. Aquí tienen todos los permisos legales de su ministerio y de la FAA para el translado”. Yo desde un rincón espere pacientemente mientras apuraba el café con leche que me había preparados, los agentes de la autoridad y el personal del aeropuerto examinaron detenidamente los documentos.

- “¿Cuándo llegaran los documentos finales?, aun así tenga en cuenta que esto acarreara una mulata a su compañía por saltarse la legislación aérea”, rápidamente al ver que Victoria iba a hablar di un paso al frente y expuse.

- “Si hay alguna multa, yo como presidente de la compañía me hare cargo de todo, en el momento en que se me sea suministrada toda la documentación se la hare llegar personalmente, ¿están conformes?, además, no quiero entretenerlos más, con este tiempo tendrán cosas más importantes que estar a la intemperie”

Con gesto agradecido, el funcionario expuso “Si, no veo ningún asunto más que nos retenga, si nos puede hacer unas copias, daremos el asunto por zanjado”.

- “Sin problemas, se los hago en un momento, mientras sírvanse otra taza de café”, recogí la documentación y después de suministrarle un portafolios con toda la documentación les acompañe hasta la puerta, donde los acompañe a sus vehículos despidiéndome de ellos. A mi vuelta me fije en el descolorido distintivo del escuadrón del aparato VQ-1, lo apunte mentalmente.

 

Al volver a entrar Victoria estaba un poco seria, yo aproveche la oportunidad.

- “Victoria, tu actitud de hoy no corresponde con el compañerismo que debería haber dentro de la compañía, aunque yo no haya sido militar, esto no significa que puedas tomar unilateralmente decisiones sin consultarme, sé que soy el presidente, pero eso no significa que no sea un compañero que se preocupa por lo demás, y ahora, ¿me puedes dar una razón de porque has hecho esto sin consultarme siguiera?”, note un gesto extraño en ella, apretaba la mandíbula como si ya se lo esperase.

- “A ver Ángel, me frustré al ver que no hacías lo que se debía hacer, que mantenías una compañía aguantándose con cinta adhesiva mientras luchabas con un cascaron contra corriente con la esperanza de que tu fortaleza o ilusión dieran frutos, pero fuera es un mundo de lobos en que las compañías se despedazan unas a otras, ¿Cuánto ibas a aguantar con estos medios? ¿Un año, dos?, llegaría el momento de o bien avanzases o hundirte, por eso actué como actué”.

- “Soy demasiado bueno” pensé, acercándome a ella, le dije “Vale, tú tienes razón, y tienes más experiencia que yo, pero al igual que puedes tener buenas ideas, la confianza debe ser mutua, y yo confió en ti, ¿tu confías en mí?”, inexplicablemente, fui y le agarre la mano y le mire a los ojos. No se si fue porque me puse en guardia por un posible tortazo o si mi vista me engaño ante lo que sentí un pequeño escalofrió en el cuerpo de mi piloto, pero note que una bruma se disipaba en su semblante y su ojos me dieron una aprobación. Ella soltó mi mano y dándome un beso en la mejilla me dijo, “Si, confió en ti, y gracias por el café”. Salió del despacho y subió al piso superior, yo recogí los papeles y demás documentación, la guarde en la caja fuerte y apague la cafetera y las luces. Eran las cuatro y media de la mañana y mañana era domingo, aunque fuera descanso, ese pequeñín que estaba aparcado fuera podría ser la mar de interesante de volar, seguro que más de una anécdota tendría a sus espaldas y más de una escribiríamos nosotros.

 

Por la mañana temprano, me levanté sin hacer ruido y saque una foto a la "Ballena", así lo llamaban las tripulaciones en los portaaviones americanos. Revise su interior, aun cuando todo el equipo electrónico había sido desmontado, me di cuenta que la cabina y el compartimento inferior podrían ser fácilmente acondicionados para llevar dos pasajeros en la cabina y cuatro más en la cubierta inferior. En la bodega de bombas podía ser equipada con un contenedor de casi 5000kg de carga. Esto nos daba un buen aparato de carga y transporte. Dos puntos fuertes en las alas, entre los motores y el fuselaje permitían llevar dos contenedores de equipajes o carga de 1000kg cada uno. Volví tranquilamente a la oficina después de cerca de una hora de revisión, al entrar encontré un olor a café recién hecho, subí a la cocina, me encontré a Victoria en delantal, haciendo el desayuno americano de unos huevos revueltos con beicon. Al verme aparecer, me dijo con una sonrisa, "Siéntate a comer, hoy tenemos faena y tienes que estar con fuerzas", yo no le puse ningún pero al asunto y desayunamos charlando alegremente. Otro día en la perrera